Para hablar sobre OKR, hay que empezar por el final:
“Los OKR nos han permitido crecer 10 veces. Nos han ayudado a que la loca misión de organizar la información del mundo quizá sea alcanzable. Nos han mantenido a mí y al resto de la compañía en el camino correcto cuando más importaba”. Lo dijo Larry Page, CEO de Alphabet y cofundador de Google.
¿Qué son los OKR y cómo pueden llegar a ser un mecanismo que nos permite crecer como organizaciones hasta 10 veces? Veámoslo. OKR es un marco de trabajo y de pensamiento crítico y disciplina continua que busca asegurar que los colaboradores concentren sus esfuerzos en una meta clara. El objetivo es hacer aportaciones medibles para lograrla. Desde mi punto de vista, es un mecanismo de gestión excelente que se basa en objetivos.
Los OKR son la evolución de lo que Peter F. Drucker llamó MOB’S (Management by Objectives).
Para lograr su cometido, este método combina dos piezas valiosas:
- La capacidad de establecer objetivos claros e inspiradores.
- La posibilidad de asociar a los objetivos indicadores precisos y cuantitativos que permitan medir si hemos llegado a la meta o debemos hacer ajustes.
El nombre OKR proviene de la conjunción de las primeras letras de Objectives, objetivos, y Key Results, resultados clave. Estos dos elementos forman parte de la poderosa fórmula para mantener a la organización inspirada y concentrada en un fin común. Cada elemento tiene propiedades importantes que deberán observarse para poder aplicarlas.
Los objetivos son la punta de lanza para que toda organización carbure de manera engranada y orquestada. Se trata, en suma, de la brújula que guiará a la meta deseada. Sin importar si se trata de un objetivo o de muchos, éstos deberán cumplir con las siguientes características:
- Significativos. El objetivo deberá ser importante y trascendente para la compañía. En definitiva, debe aportar de manera contundente al cumplimiento de la visión y misión de la empresa.
- Concretos. El objetivo tiene que ser preciso. Se debe evitar a toda costa cantinflear, de manera que se trace una meta clara en la mente de todos los colaboradores y que sea compartida de forma integral y colectiva.
- Orientados a la acción. El objetivo obligatoriamente deberá transmitir la importancia de poner manos a la obra cuanto antes.
- Inspiracionales. El objetivo debe perfilarse como un motor de cambio, de modo que catapulte a la organización a otro nivel. Trabajar en una meta en común tiene que ser motivo de orgullo para los equipos de trabajo.
Los resultados clave permitirán medir si la meta ha sido cumplida. Además, nos ayudarán a evaluar si vamos por buen camino o si debemos cambiar de estrategia para cumplir el objetivo. Asociar de uno a tres OKR por cada objetivo es una práctica adecuada para mantener a los equipos con buena retroalimentación de su avance. Dada su naturaleza cuantitativa, debemos entender que, si no se tiene un número, no existirá un KR.
Los KR deberán cumplir con las siguientes características:
- Específico. El KR deberá eliminar por completo la ambigüedad sobre si el objetivo ha sido logrado o no. Nadie quiere correr indefinidamente una carrera de 10 kilómetros.
- Limitado en el tiempo. El KR deberá establecer una fecha fin de cumplimiento; los tiempos límite son el cronómetro, ya que éste mantendrá a los equipos de trabajo enfocados, briosos y con ese hermoso sentimiento de combinar la urgencia con la diversión.
- Enérgico pero realista. Si el objetivo no causa nerviosismo, adrenalina y no aviva el fuego interior, deberá replantearse.
- Medible y verificable. Deberá ser cuantificable. No podrá estar a juicio de nadie. Es obligatorio colocar números para establecer el KR.
¿Busca la productividad en su área o en su organización? Le doy dos noticias. Ambas son buenas. La primera buena noticia es que, según la obra titulada Measure What Matters (Medir lo que importa), de John Derr, en 90 por ciento de los experimentos que se han hecho en el orbe sobre productividad la clave para conseguir el éxito en las organizaciones radica en trabajar con metas bien definidas y desafiantes.
La segunda buena noticia es que, para reforzar la productividad en su organización, usted no requiere grandes inversiones de tiempo o dinero; por lo tanto, la consecución de tal objetivo depende de una variable: cambiar o mejorar la manera en que planteamos y trabajamos el cumplimiento de objetivos.
Estimado lector, ¿está listo para crecer 10 veces más de lo planeado? Si la respuesta es afirmativa, la ruta es sencilla: cambie la manera de gestionar sus objetivos.
David Rojas Arroyo es consultor empresarial