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Seguros ambientales, obligatorios desde julio de 2018, pero falta establecer y aplicar sanciones para impulsarlos

El Asegurador

La Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, publicada en 2013, modificó su marco legal, de tal manera que desde julio de 2018  la nueva normativa establece obligaciones, entre ellas la contratación del seguro Ambiental, para aquellas personas o empresas que realicen actividades específicas relacionadas con el uso y explotación de hidrocarburos. Esta ley fincará responsabilidades e impondrá multas a  quien ocasione algún daño al medio ambiente, ya sea por accidente, negligencia o error humano.

En entrevista con este medio, Jorge Alberto Jockens Islas, director comercial de TBS  Intermediario de Reaseguro, señaló lo anterior y agregó que con el paso de los años la conciencia social a nivel mundial se ha decantado por   el establecimiento de acciones orientadas a frenar el deterioro climático. Estas acciones tienen que ver simplemente con el compromiso de mantener un medio ambiente más favorable y propicio para la vida humana.

De esta manera,  agregó Jockens Islas, con tales adiciones a la norma avanzamos como país al contar ahora con una legislación que hará  efectivas las sanciones en la materia. Debemos ser conscientes de que los daños al medio ambiente pueden ser tan perniciosos  como provocarle la muerte a otro ser humano, con el agravamiento de que dicho perjuicio se extiende a toda una colectividad, no solamente a  una persona, y afecta de manera irremediable al ecosistema.

Aunque las valoraciones de los tabuladores para las penas todavía se están calibrando (porque las modificaciones a la normatividad son muy recientes), evidentemente la buena noticia para los asegurados es que en México hay seguros que protegen contra los daños al medio ambiente. Estas medidas de protección, que se inscriben dentro de una tendencia mundial de agudizada conciencia ecológica,   deben ser atendidas, y las coberturas deberán ofrecer la protección correcta al precio correcto y con la transferencia del riesgo que se requiere, precisó el entrevistado.

Desafortunadamente, para la mayoría de las personas escapan  los daños al medio ambiente que pueden llegar a ocasionar por su actividad productiva. Tampoco conceden mucha importancia al  problema económico que ineludiblemente derivará de ello, el cual puede alcanzar proporciones inimaginables. Es alentador que México avance cada vez   más en la cultura de cuidado del entorno. Una muestra de ello es la nueva Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, un código que incluye mecanismos de protección  como los seguros ambientales y que endurece las sanciones económicas para todo aquel que atente contra el entorno ecológico.

 Jockens Islas indicó que la afectación  tanto económica como medioambiental derivada de un accidente o de la negligencia  puede ser tan grave como eliminar una especie. Quien comete este tipo de faltas afronta el grave problema de resarcir lo devastado o restablecer   las condiciones de vida que antes imperaban, ya sea en el mismo lugar o en otro aledaño que ofrezca condiciones similares.

Y Jockens Islas ofreció un ejemplo concreto para dilucidar esto:  si el daño es ocasionado, digamos por caso, a un sembradío de maíz, en una primera instancia el valor de la cosecha puede ser indemnizable para el afectado; pero, si la tierra quedó estéril  porque cambió el PH o porque las condiciones físicas del terreno ahora impiden la continuidad de actividades agrícolas, entonces el causante del daño afronta un problema aún mayor, y tendrá  que buscar una parcela que le ayude a este campesino a restituir su modo de vida.

Además, en la nueva ley,   los legisladores han concluido (un poco presionados por la reforma energética)  que en el sector de los hidrocarburos hay riesgos perfectamente susceptibles de tener sanciones más severas, por lo que emiten recomendaciones para que esta actividad industrial tenga  sus propios seguros, con límites exigibles que obliguen a atender con seriedad los riesgos de la extracción y manejo de petróleo y gas frente al delicado equilibrio ambiental.

“Un ejemplo del alcance que puede llegar a tener un desastre  de esta naturaleza lo podemos encontrar en Brasil, donde analizamos un caso de  derrame de hidrocarburos que afectó a casi 1000 kilómetros de ríos. Como consecuencia de ello, el gobierno condenó a la empresa al pago de  6 000 millones de dólares, pero gran parte del daño fue irreversible. Con esto quiero decir que, evidentemente, podemos crear seguros para tratar de cubrir ciertas cosas, pero al mismo tiempo debemos ser muy conscientes de que puede ser tan grave la afectación que ni con seguros   alcance para reparar el daño causado”, concluyó Jockens Islas.

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