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A cada capillita le llega su fiestecita

Charlemos seguros

El asegurador

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad?

La respuesta es ésta simplemente:

porque  aún no hemos aprendido a usarla con tino.

Albert Einstein (1879-1955), científico  alemán nacionalizado estadounidense

Según un estudio de los científicos Frey y Osbourne, citados en el libro ¡Sálvese quien pueda!: el futuro del trabajo en la era de la automatización,  de Andrés Oppenheimer (que  ampliamente recomiendo), serán  miles los puestos de trabajo que se perderán  en los próximos 25 años en virtud de que los robots, los autos que se conducen solos, los drones y otros elementos que automatizan actividades  harán la gracia de sustituir a los humanos.

El debate aun  en el mismo libro es intenso entre opiniones tecnooptimistas y tecnopesimistas,  ya que hay quien afirma que en el año 2045 una superinteligencia comenzará a “dudar” de la eficiencia de los seres humanos; y, por otro lado, se opina que sería un gran logro para la humanidad que los elementos como democratización y desmonetización de muchos productos y servicios, aunados al avance tecnológico, pudieran lograr que literalmente la gente NO TRABAJE, pero que esto NO disminuya su nivel de vida, sino que, al democratizarse muchos temas, la gente pudiera dedicarse al ocio tal   como lo entendían en tiempos de los griegos.

Pues entre los aspectos más interesantes de la publicación mencionada  está el que hace referencia directa a la actividad de venta de seguros como una de las que tienen más altas posibilidades de extinguirse en el corto plazo.

Desafiante,  no cabe duda; y, como   dice el título de esta colaboración, a cada cual le llegará su oportunidad de evolucionar.

SE PERDERÁ 47 POR CIENTO  DE LOS EMPLEOS EN 20 AÑOS

Así de simple:  al introducir los datos en el algoritmo creado por los científicos, se deja ver que pronto la mitad de los empleos que actualmente conocemos desaparecerán, pero surgirán otros curiosamente enfocados a aspectos más emocionales y que, si bien ahora parecerían absurdos,   como conversador profesional, acompañante de ancianos, cuidador de robots y otros igual de sorprendentes, no suenan tan mal si pensamos que hace unos 50 años nuestros abuelos hubieran dudado de que alguien se dedicara a pasear perros o a ser entrenador personal o coach de vida.

Dice una cita del libro que en el futuro,  en las fábricas por ejemplo, solo se contratará a un hombre y a un perro:  el hombre para dar de comer al perro, y el perro para que el hombre no toque las máquinas.

Actividades amenazadas tal   como las conocemos ahora serán  también médicos, profesores, contadores y abogados, entre otros, en virtud de que las computadoras pueden manejar un número  infinito de datos, comparativas, tablas, diagnósticos, decisiones y miles de cosas más que ni siquiera imaginamos. Se dice también en esta lectura que el papel de los médicos en un futuro cercano será el de tomar la mano del  paciente y consolarlo mientras un robot muestra en una pantalla o dice con su propia voz el diagnóstico del paciente.

LOS VENDEDORES DE SEGUROS, CON  99 POR CIENTO DE PROBABILIDAD DE DESAPARECER

Así como lo leen. El  autor menciona que, luego del análisis del algoritmo, los vendedores de seguros que se enfocan en la comparativa de precios, coberturas y coberturas de riesgos corren el mayor riesgo de desaparecer, ya que las computadoras y robots tienen la capacidad infinita de almacenar  los datos de tarifas, paquetes, comparativas y muchas cosas más de literalmente todas las empresas del mundo que puedan ser contratadas, así como   información de todas las condiciones generales, coberturas y adicionales que, mezclada  con datos de psicología conductual recopilada por el internet de las cosas, producirá los argumentos, los momentos y los productos que el cliente necesite en el momento en  que lo requiera.

Como   he afirmado ya muchas veces, el agente que solo base su oferta de trabajo en los elementos antes mencionados será  fácilmente sustituido. No obstante, cuando se habla en el mismo volumen sobre los nuevos trabajos, curiosamente se  habla de la necesidad de crear asesores de ventas.

¡NO SOY UN ROBOT!

Así he titulado   la conferencia que para este cierre de año e inicios del siguiente  estoy ofreciendo a diferentes públicos y que pretende hacer un análisis de lo recopilado en la mencionada literatura y otras fuentes y en  las investigaciones en la red; pero sobre todo basado en la propia experiencia de observar a quienes difícilmente podrían ser sustituidos por máquinas.

Entre los atributos de estos agentes asesores está la capacidad de construir relaciones con clientes  (relaciones que van mucho más allá del precio y condiciones), su capacidad de transmitir confianza y, sobre todo, de diferenciar sus servicios de lo que es la mera compra de un producto de seguros.

En el momento en que escribo estas líneas, además es curioso  vivir la experiencia de un canal que antes (y actualmente) ha sido criticado por vender sin asesoría al cliente y que hoy se está “poniendo las pilas”:    la bancaseguros, y esto es así porque al verse fortalecidos por las ventas ciertamente sin asesoría y por precio están ahora invirtiendo en que sus puntos de venta personalizada sean capacitados en asesoría, seguimiento y venta con base en necesidades de los clientes, dejando atrás la venta cruzada o atada y empujándose a una nueva realidad en la que incluso ellos (y son  conscientes) pueden ser sustituidos por robots.

No cabe duda:  a cada capillita  le llega su fiestecita.

P.D.: Al  momento de escribir esta columna, el gigante Amazon  ha entrado oficialmente en el mundo de la venta de seguros.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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