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Este yogui y gurú hinduista se refiere desde luego al cumplimiento del orden, los buenos modales, la educación, la puntualidad y no al concepto de “formalidad” al que yo hago referencia en esta colaboración…o quizá sí.

Querido lector, lo podrás juzgar por ti mismo.

Una pregunta recurrente en México es la siguiente: ¿Cuál es la causa que explique el por qué los niveles de aseguramiento no alcanzan lo deseable?

Es una realidad que no logramos las tasas de penetración de otros países, algunos de los cuales son más pequeños o aparentemente sus economías no tan maduras como la nuestra. En comparaciones que se presumen justas con naciones económicamente equivalentes a la República Mexicana la penetración del Seguro en la sociedad resulta muy baja.

Personalmente a lo largo de las tres décadas que acumulo militando en esta hermosa industria aseguradora he escuchado cualquier cantidad de hipótesis. La etapa donde trabajé en una de las multinacionales más grandes del mundo, con presencia en más de 40 países, me dio la oportunidad de conocer muchas teorías. A la Casa Matriz le parecía inverosímil lo que observaba, comparando con el resto de sus oficinas y territorios.

Algunas de ellas a mí juicio me parece descabelladas o forzadas, por decir lo menos. Hace poco escuché una que indica que “el número de Agentes per capita” es muy bajo. Yo personalmente creo en las fuerzas invisibles del mercado  y veo con escepticismo que un aumento artificial en la oferta incremente la demada. Creo que en México existen los agentes que demanda el mercado, ni más ni menos.

No obstante lo anterior y en gran parte en razón de las numerosas coherencias que escucho con motivo del próximo cambio de partido en el gobierno pienso que la más plausible de las explicaciones puede ser la que cito en esta columna: La informalidad.

A nivel descriptivo; el nivel de informalidad es ciertamente muy elevado. La cantidad de “changarros” y sidebussiness de amigos, conocidos e incluso familiares en nuestra sociedad es notablemente alta. Sin ningún fundamento o métrica puedo decir que al menos en mi experiencia personal no sólo creo que ha crecido, sino que observo que varias de las personas más prosperas que conozco –quitando de la lista a mis amigos Agentes de Seguros- es gente que opera en la informalidad.

Empíricamente esto sería una señal, dudosa pero contundente, de que la Informalidad es inversamente proporcional a la penetración de Seguro.

Tratemos de ser más científicos.

A nivel causal; cómo afecta la Informalidad a los Seguros?. Hago algunas reflexiones por Ramo, sólo para ejemplificar. No pretendo ser exhaustivo.

En Daños y Autos:

Posiblemente no compro y solicito comprobantes. No puedo deducir gastos y costos si no pago impuestos, al menos no los correctos. En los mercados negros o secundarios puedo adquirir bienes e incluso servicios a precios preferentes, siempre que no requiera una contabilidad pulcra. Tampoco puedo evaluar, documentar y por lo tanto asegurar pérdida de ganancias. No llevo una contabilidad real. No puedo demostrarlo.

Si sufro un siniestro de los riesgos cuya cobertura se otorga en buena fé y sólo me exige comprobar cuando hay siniestro…cómo lo haré si no cuento con documentación. Esa llamada “letra chiquita” en realidad bien puede ser “grande”; simplemente no puedo acreditar lo perdido.

Cuando hay litigios, por ejemplo en Responsabilidad Civil, no se puede otorgar una compensación justa si no compruebo el impacto en mi economía y eso ocurre igual si no la puedo cuantificar para un tercero.

Y por último…la Informalidad crea una distorsión natural de los precios. En una cadena donde nadie paga impuestos, como por ejemplo ocurre con las refacciones, mano de obra y reparaciones existe una percepción de “costo inflado” cuando un proveedor opera en la formalidad e incluye tanto los impuestos como la carga social y/o seguridad social para los empleados, situación que sólo se materializa para la Informalidad ante una eventualidad que probablemente sea lapidaria, irremediable, cuando ya la contratación de un Seguro es inviable.

En Gastos Médicos:

Si son individuales existe una percepción, quizá fundamentada, de que los gastos y erogaciones son mucho mayores en el esquema formal que con el médico de confianza, que no brinda recibo o comprobante alguno. Cuando ese médico no tiene el talento la formación o el alcance para un proceso grave, es demasiado tarde. Evitar el dispendio pudo haberme llevado a la bancarrota o a la pérdida permanente de la salud.

Si es un seguro de grupo el problema retorna al campo de los aspectos fiscales. Si para hacer deducible el seguro debe ser una prestación generalizada en la empresa y tengo una mezcla de trabajadores formales e informales estaré impedido para hacer la contratación o me veré enfrentado a una inequidad inaceptable al interior de la organización.

En Vida:

En sumas relativamente pequeñas no debería existir una limitante, pero para poductos más complejos o sumas más relevantes será complicado demostrar ingresos y por lo tanto la necesidad y justificación de la suma asegurada o los ingresos a proteger o incluso la fuente de los mismos para la normatividad de prevención de lavado de dinero y terrorismo resulte imposible.

Y por último voy a explorar una hipótesis aún más audaz.

Si no hay contabilidad ni impuestos, realmente sabré lo que gano? Conoceré el patrimonio que requiero proteger, sea personal, familiar o empresarial?

Todo esto parece afectar mi propia conciencia de los riesgos a los que estoy expuesto y la falta de formalidad estaría afectando a la imagen de una aseguradora que busca pretextos para no pagar cuando en realidad se enfrenta a la imposibilidad de tener elementos indisputables para determinar valores y pérdidas.

Por momentos pareciera que como asegurados estamos pensando como lo expresa la hermosa frase a continuación y como aseguradores estaremos de acuerdo que una compañía aseguradora no puede ni debe ser tan romántica para determinar valores y sumas aseguradas:

“Puede una gota de lodo caer sobre un diamante, pero su valor no se perderá ni un instante”

Rubén Dario

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