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- El cambio comienza desde los hábitos del individuo
- Imprescindible, ampliar el acceso a los servicios de Salud
- No debería morir ni una sola mujer por cáncer de cuello de la matriz
- Entrevista con Paulino Decanini, VP Ejecutivo de SISNova
Por: César Rojas
crojas@elasegurador.com.mx
El panorama de la Salud en México enfrenta importantes retos. Más de 70 por ciento de la población presenta un estado de obesidad; más de 11 millones padecen diabetes, y se reportan casi 200 mil casos nuevos de cáncer al año, especialmente de próstata, cuello de matriz, mama, colon y pulmón.
“En estos cinco tipos de cáncer tenemos la manera de diagnosticar en etapa temprana, insitu, intracelular o intramolecular, y aun así continúa muriendo mucha gente. Lo que debemos entender es que en este país la responsabilidad de mantener la salud no sólo es del Gobierno, sino de todos”, afirmó Paulino Decanini, director general de SISNova, en entrevista para Revista Mexicana de Seguros y Fianzas.
El tema es, afirma, muy complejo, y en él inciden todas las facetas de la comunidad o población. “Ha sido un tema mal abordado, y no hemos sido capaces de resolver como país el tema del acceso a los servicios de salud adecuados, tanto en lo público como en lo privado. La salud y los servicios médicos de calidad siguen siendo un privilegio de unos cuantos”.
No se trata de profundizar sobre quién es el responsable de que tengamos los indicadores más bajos de salud entre todos los países de la OCDE o de que muchos países latinoamericanos tengan mejores números que México. Lo que ahora urge es comprender que en el tema de salud se requiere una reconfiguración de todos los jugadores y fórmulas nuevas.
“Necesitamos pensar diferente respecto a cómo comenzar a corregir temas como el acceso a la salud y ver el problema desde distintos puntos de vista. Por ejemplo, a nivel individual, las personas deben transformar sus hábitos y la manera en que viven, y el negocio de aquellos que estamos en este sector es el del cambio de comportamiento”.
Hablamos de una cifra oficial de alrededor de 11 millones de personas que padecen diabetes mellitus en México, pero se trata sólo de los diagnosticados, por lo que esta cifra podría ser mayor. Tanto este padecimiento como la hipertensión, trastornos del metabolismo o el colesterol alto conllevan un gasto importante en salud, y todos son consecuencia de cierto estilo de vida. “Como individuos debemos entender que nuestros hábitos aumentan las posibilidades de padecer estas enfermedades, y en nosotros está la posibilidad de cambiar los indicadores”.
Uno de los principales problemas de salud pública es el cáncer y respecto a los cinco tipos más importantes, que representan 80 por ciento de los casos en México, tenemos la posibilidad de detección a nivel molecular con un simple examen de sangre o mediante procedimientos sencillos, como el papanicolau. Si se descubre en etapa temprana, las posibilidades de curarse son cercanas a 100 por ciento.
“En México no debería morir ninguna mujer por cáncer de cuello de matriz, y ésta es una de las dos causas de muerte por cáncer más frecuentes en México. Con la mamografía podemos hacer un diagnóstico con alto grado de certeza en etapas tempranas, lo que significa que esa mujer estará viva 20 años después del diagnóstico, y en muchos casos sin requerir quimioterapia o algún tipo de terapia adyuvante”.
Sin embargo, muchos casos se diagnostican en etapa tardía, lo que representa un costo económico mayor y menores probabilidades de supervivencia. El problema se agrava entre los estratos económicos más bajos, en los que aumentan las posibilidades de morir por una enfermedad prevenible.
“Cuando hablamos de las causas de muerte en México, podemos ver que desde la hepatitis hasta el VIH son evitables o prevenibles, y es muy lamentable que en este país muera gente que pudo haberse salvado de haber contado con un acceso más fácil a la salud”, deplora Decanini.
A pesar de toda la infraestructura en el sistema de Salud, alrededor del 50 por ciento del gasto en esta materia sigue saliendo del bolsillo de las personas, lo que afecta directamente a la economía familiar, su desarrollo y potencialización. Decanini afirma que desde el punto de vista individual podemos contribuir de manera importante.
“En la familia se genera mucho la cultura del sedentarismo, la dieta inadecuada, la falta de ejercicio y esto conlleva otros problemas. Por ejemplo, un paciente con diabetes que se cuida, controla y monitorea constantemente no representará un problema; pero lo común es que esto no sea así y termine significando una complicación económica”.
Para que un paciente con diabetes desarrolle síndrome de pie diabético tienen que pasar por lo menos siete años en total descuido; para que pierda la visión son 10, y para que la función renal desaparezca es necesario que transcurran entre 12 y 14 años. Para que se presenten estas condiciones se conjuntan, entre otros, una falta de acceso a los servicios médicos y la negligencia del paciente.
“Esta falta de cuidado del paciente deriva en complicaciones para la familia, pues ésta comúnmente pierde a dos miembros productivos: el enfermo y el que tiene que cuidarlo. En general, la dinámica y la economía familiar se afectan severamente”.
Más allá de lo económico, el costo personal y familiar es muy alto. “Alrededor de 80 por ciento de los trasplantes de riñón que se requieren en México es secundario a un problema de nefropatía diabética, y en tres de cada cuatro trasplantes de riñón que se hacen en México el donador es un miembro de la familia. El paciente que lo dona está relacionado genéticamente; entonces tiene carga positiva para diabetes, y podría desarrollar el síndrome en el camino, aunque solo con uno de sus riñones”.
De acuerdo con lo dicho por Decanini, el Sistema Nacional de Salud tiene instituciones muy respetables, pero éstas no han sido capaces de evolucionar al tema preventivo a la velocidad que se requiere, pues su diseño y organización están orientadas para ser correctivas y resolutivas. Y, por otra parte, el sector Salud en su componente privado está fragmentado, ya que la cadena de atención (médicos-hospitales-farmacias-laboratorios-aseguradoras-intermediarios-terceros pagadores) no se encuentra alineada al mejor interés del paciente..
“Por ejemplo, no hay un expediente clínico electrónico que esté al servicio del paciente y sus proveedores de servicio. Con esto podríamos hacer y mejorar muchas cosas. Ahorita tenemos la enorme ventaja de la tecnología, los teléfonos inteligentes y una serie de soluciones que antes eran impensables en el sector Salud. Considero que tenemos que encontrar una fórmula y una estrategia diferente de hacer para permitir el acceso y que toda la cadena de atención debe trabajar diferente”.
Por la parte privada, la atención médica se ha centrado prácticamente en el tema de medicina de seguros a través de las aseguradoras, que, aunque son muy buenas, no van a modificar las tendencias en indicadores de salud, puesto que el gasto médico mayor es un producto financiero diseñado para que la familia no sufra un quebranto patrimonial por un problema de salud de uno de sus miembros.
“Pero en ningún aspecto de su concepción encuentras temas relacionados con medicina preventiva, diagnósticos tempranos, tratamientos oportunos, y todo ocurre una vez que el paciente llega al hospital. Básicamente, la cobertura empieza a funcionar una vez que rebasa el coaseguro y el deducible.
“El seguro constituye una muy buena herramienta para la familia, pero su razón de ser es proteger el patrimonio de sus miembros, no el cuidar su salud”. Además, los productos tradicionales son muy costosos y no están al alcance de la mayor parte de los mexicanos. Si se revisa la estadística estado por estado, encontramos que solo Nuevo León y Estado de México (incluyendo Ciudad de México), rebasan el 10, 24 y 18 por ciento respectivamente; del resto, 11 entidades menos de 3 por ciento y 10 entre entre 3 y 5 por ciento.
“Revisar esta situación de Salud y ver los números debe invitarnos a la disrupción, puesto que desde la esfera individual, familiar y gubernamental se puede contribuir a que los indicadores mejoren y el gasto sea mejor utilizado. Si consideras la infraestructura que tenemos como país en el Sector Salud te das cuenta de que aproximadamente tres de cada cuatro hospitales son privados. Pero, si ese indicador lo llevas a camas, la cifra se invierte: tres de cada cuatro camas se ubican en hospitales del sector público. Tenemos que ser muy cuidadosos y responsables con ese análisis, porque el sector privado todavía no tiene la infraestructura ni la capacidad para captar ni cubrir la necesidad de atención en el país. Entonces, hay una enorme oportunidad en México para poder desarrollarla”.
El número de camas por cada mil habitantes en los países de la OCDE en promedio es 3.2, mientras que en México estamos en 1.6. El promedio de enfermeras se ubica en 9.1 por cada 1,000 habitantes, y aquí son 2.6.
Desde 1943 -año en el que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se funda- hasta la actualidad la esperanza de vida del mexicano se ha incrementado 30 años; se han erradicado enfermedades; se tienen los principales programas de trasplante de riñón en Latinoamérica.
El IMSS es el principal proveedor y formador de recursos humanos para la salud, lo cual es muy complejo y costoso. “Así que no podemos satanizarlo; necesitamos ayudarlo. Hay que entender que en esa época se desarrolla, se crea y se establece la fórmula tripartita, en virtud de la cual el Gobierno, el empleador y el trabajador cooperan a su cuota del seguro social, y en ese entonces se diseñó una cuota o fórmula para la epidemiología de la época, básicamente por problemas de maternidad e infecto-contagiosos, diarreas y neumonías”.
En los años setentas y ochentas viene el boom de la medicina moderna, con temas como resonancia, trasplantes, corazón abierto, prótesis, quimioterapia, radioterapia, ultrasonidos…, y se dieron grandes avances. El problema es que ahorita recalcular la fórmula tripartita para cubrir las necesidades de atención médica, con una expectativa de vida mayor y con lo costoso que se ha vuelto el tema de la atención médica, probablemente sería inviable: muchas empresas en México no podrían pagar ese ajuste y ni ese recálculo, ni se podría reformular la cuota del seguro social.
“Se dice que en México hay una cobertura universal y que 97 por ciento de la población tiene acceso a la salud. Si este acceso lo definimos exclusivamente como el simple hecho de formar parte de un listado de derechohabientes del IMSS o de un listado de afiliados al Seguro Popular, pues sí. Pero, si lo definimos como consulta puntual y medicamentos, servicio brindado, pues, entonces ese 97 por ciento ya no es real. Necesitamos empezar a cambiar el discurso y definir una nomenclatura de análisis estadístico para saber, entonces sí, exactamente dónde estamos parados y cómo ir tomando las decisiones en ese sentido para corregir pieza por pieza o nivel por nivel.
“No pretendamos que exista una solución mágica que permita resolver todos los problemas de forma sencilla; tenemos que caminar por una senda que es compleja y que constituye un desafío importante para todos los jóvenes de la industria; pero necesitamos tomarla y hay que empezar a recorrer ese camino; si no, nos va a ganar, como nos ha estado ganando durante los últimos 25 años.
“Hemos visto mucho publicado en la prensa, con muchas cosas que se podrían mejorar. Ha habido abusos, desvíos, ineficiencias, y esto a todos niveles. Entonces necesitamos replantear la fórmula con la que estamos trabajando; no enfocarnos en satanizar a nadie, sino trabajar para alinear a todos los jugadores y permitir que entren más. Ojalá puedan participar más inversionistas de otros sectores que puedan traernos estándares de eficiencia en cuanto a operación para romper ciertos atavismos que tenemos con los que se encuentra uno en la industria de la salud y de seguros, y así podamos dar un poquito el brinco en la penetración de seguros de Gastos Médicos Mayores entre la población”.
Los empresarios y directivos de empresas también juegan un papel importante, pues, según la experiencia de Decanini, cuando se toma una empresa con personal sin problemas importantes de salud y se implementan iniciativas para que tales parámetros se mantengan ahí a través de medicina preventiva, se logra disminuir el ausentismo, la rotación y las incapacidades, que de lo contrario se convierten finalmente en baja productividad, algo que ya es demostrable y contribuye también a mejorar los índices de la población en general.
“Un estado ideal de las cosas en 10 años sería que todos los participantes en el sector, desde el individuo, sepamos lo que cuesta la atención médica si descuidamos nuestro estado de salud. Eso va a permitir encontrar eficiencias en cuanto a los costos para beneficio de las familias mexicanas, porque ahorita todo es reactivo, todo es bajo situación de crisis en atención médica en muchas familias, lo cual es forzosamente más caro”.
Lo anterior implica replantear el mejor esquema y reconocer de forma objetiva y madura que, desde el individuo, todos tenemos que empezar a transformar la salud en México. No podemos dejárselo nada más al Gobierno, ni al IMSS, ni al Seguro Popular. Todos debemos invertir en la salud de México, para beneficio de todos.
“En SISNova -viendo que hay mucha gente en México que no nada más padece, sino también sufre su enfermedad por no contar con un respaldo financiero y económico-, nuestra intención es ser un factor importante para transformar el rostro de la salud en México a través de los indicadores que hemos comentado. Queremos brindar acceso inmediato a la gente a servicios médicos que permitan establecer ajustes tempranos. Creemos que eso permitirá mayor visibilidad para encontrar el equilibrio entre la necesidad de atención y la capacidad económica, para de esa manera liberar recursos en beneficio de los programas y de los mismos asegurados”.