El huracán Otis y los terremotos de 1985 y 2017 son recordatorios constantes de la vulnerabilidad de México ante los desastres naturales y la importancia de desarrollar estrategias de aseguramiento más robustas. Por tal motivo, cerrar la brecha de seguros en el país es una prioridad no solo para proteger los bienes y activos, sino también para asegurar el bienestar de la población ante futuros eventos extremos.
Esta es una de las conclusiones de una mesa redonda donde se analizaron los crecientes riesgos en México frente a eventos climáticos extremos y su impacto económico, organizada por Swiss Re.
Otro de los puntos relevantes fue en lo fundamental que es para nuestro país adoptar medidas para reducir la brecha de seguros, fomentando la adopción de coberturas en áreas vulnerables y mejorando la concientización sobre la importancia de los seguros. Solo así se podrá proteger adecuadamente a la población y la economía frente a un futuro lleno de incertidumbres climáticas y desastres naturales.
José Manuel Athie, Head Property Treaty Underwriting Latin America de Swiss Re, destacó que en México, la brecha de protección ha sido particularmente alta, promediando un 75 por ciento en la última década. Este problema es aún más crítico cuando se consideran los riesgos secundarios, como inundaciones, tormentas convectivas e incendios forestales, que representan una proporción creciente de las pérdidas anuales. Las bajas tasas de aseguramiento, combinadas con un aumento en la exposición a estos fenómenos, agravan la vulnerabilidad del país ante desastres.
Por su parte, Francisco Díaz, Head Reinsurance Mexico & Central America de Swiss Re, explicó que en el caso de los terremotos, los riesgos en México no provienen necesariamente de un aumento en la actividad sísmica, sino de la expansión de desarrollos inmobiliarios en zonas de alto riesgo. Esta situación incrementa las posibilidades de pérdidas económicas significativas, no tanto por la magnitud del evento sísmico, sino por la localización de los bienes expuestos.