Bienvenidos al segundo trimestre de este 2024, y ya, en plena efervescencia electoral, soportando las fatídicas campañas de la que será una de las elecciones más grandes en la historia de México.
Justo hace unos días que observaba la transmisión del debate presidencial a través de la televisión, reflexionaba con respecto al poco profesionalismo que muestran nuestros políticos, sobre todo, los que pretenden acceder a un cargo de elección popular en el proceso que tendrá verificativo el 2 de junio próximo, y la manera en que han manejado sus campañas, sin ideas, sin propuestas viables, y como siempre, solamente haciendo promesas de campaña, algunas de las cuales, carecen de viabilidad para su consecución.
Es por eso, mis estimados amigos, que el día de hoy los invito a que Charlemos Seguros, con respecto a las similitudes y diferencias que hay entre los profesionales y los profesionistas, que alejados de la política, existen en México, y específicamente, en nuestro mercado asegurador.
Para comenzar, hay que reconocer que ha existido un notable esfuerzo de profesionalización en el sector, con entidades capacitadoras como el IMESFAC, y evaluadoras, como el Centro de Evaluación de Intermediarios, lo que ha incrementado el nivel de preparación de los asesores de seguros, con respecto a lo que existía; por ejemplo, hace casi tres décadas, cuando yo comenzaba mi andar por este fascinante mundo asegurador.
No obstante, la intermediación de seguros aún no es considerada como una profesión por la autoridad educativa del país, ya que la cédula que se otorga para reconocer la preparación académica de los agentes, no es equivalente a la cédula profesional que otorgan las instituciones educativas, y a pesar de que han existido esfuerzos loables por establecer la intermediación de seguros como una licenciatura, los proyectos no han terminado de fructificar, y a la fecha, se han quedado en esfuerzos y buenas intenciones.
Aun así, ya hay instituciones educativas privadas, que tienen posgrados en temas aseguradores y, a pesar de que muchos de nuestros técnicos son actuarios o licenciados en matemáticas aplicadas, aún no tenemos un plan de estudios que, en su nombre, lleve los seguros.
Incluso, teniendo la cédula de agente de seguros, no se puede acreditar una profesión en México, a pesar de ser cada vez mayor el nivel educativo de los nuevos agentes egresados de las diferentes aseguradoras y que muchos licenciados que recién salen de la universidad, han optado por esta noble tarea, la cual es considerada, además, como uno de los trabajos mejor pagados en el país.
Por todo lo expuesto, hay que reconocer a aquellos agentes de seguros que buscan colocar el producto más conveniente para sus clientes, y no necesariamente los que a ellos conviene más colocar, y eso es muy loable, porque, aunque existen excepciones (como en todas las actividades profesionales), se demuestra plenamente su profesionalismo.
Queda con esto demostrado que, como reza una máxima en el sector, los agentes profesionales no necesariamente son profesionistas (aunque cada vez crece más el número de los que sí lo son), y desafortunadamente algunos profesionistas, en este y otros mercados, no son precisamente los mejores profesionales.
Para ser profesionista, basta con completar un programa de estudios de licenciatura, en una institución educativa avalada por la autoridad, y acreditar un examen que otorga un título y una cédula profesional (que es precisamente el documento que nos permite firmar como licenciados, doctores, maestros, etcétera), pero, para ser un verdadero profesional, se requiere disciplina, constancia, actitud de servicio, capacidad de aprender y enseñar a otros lo aprendido y, en el caso de los promotores, además de lo anterior, una gran capacidad de liderar equipos, en muchos casos, muy diversos.
Los invito, entonces, a continuar elevando el nivel de preparación en el sector asegurador, para ofrecer un servicio de mayor calidad para los asegurados, ya sea como directivos o como funcionarios de compañías aseguradoras o como intermediarios de seguros de excelencia, que como mencioné, se ha convertido en un trabajo apetecible para los jóvenes, y no tan jóvenes, que egresan de las universidades.
Aprovecho estas últimas líneas para felicitar a César Rojas, director general de esta casa editorial, quien el 10 de abril celebró su cumpleaños.
Asimismo, les mando a todos ustedes un abrazo muy fuerte, deseando que tengan un estupendo inicio de trimestre, y nos leemos en mayo, para que Charlemos Seguros acerca de los temas que son de interés en nuestra querida industria aseguradora.