De un tiempo a esta parte, luego de haber vivido en el mercado de seguros peruano, alza en los precios de manera consecutiva, incentivadas principalmente por riesgos de índole mundial como fueron la pandemia, los desastres naturales y los conflictos internacionales, a nivel interno, la inestabilidad política y social dieron pie a un incremento en la siniestralidad y, por ende, un incremento en el precio y deducibles de las coberturas referidas a conflictos sociales, justificado desde la óptica de las compañías de seguros locales por el elevado costo del reaseguro y por las condiciones más restrictivas a nivel mundial.
Este 2024 se presenta como un año de primas bajas, debido a una siniestralidad estable, sin grandes siniestros, lo cual ya se viene registrando desde el año pasado y presentando como consecuencia natural la desaceleración en el costo del reaseguro.
Si bien es cierto que existe todavía un riesgo de la naturaleza latente y que merece un seguimiento exhaustivo por parte de las entidades del estado responsables, el fenómeno de El Niño obliga a que las empresas contraten sus seguros en el último momento, encontrándose con un mercado de seguros local, de primas y deducibles más altos por las posibles coberturas que podrían verse afectadas por dicho fenómeno. Otras empresas que tomaron sus precauciones contrataron sus seguros con tiempo, cumpliendo con todas las exigencias en cuanto a las garantías que imponían las compañías de seguros frente a un posible escenario de lluvias intensas y deslizamientos de tierra.
Ya sea de una u otra manera, ante un posible panorama de un fenómeno de El Niño no tan agresivo, el mercado de seguros local deberá recompensar a dichas empresas en sus próximas renovaciones, hasta los próximos cinco o 10 años, donde se dará una situación parecida, salvo que en el ínterin se presente un riesgo inesperado que nadie había contemplado.