La telemedicina, impulsada por avances tecnológicos, ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, transformando la prestación de servicios de salud. Estas innovaciones han tenido efectos positivos en la atención médica al mejorar la accesibilidad, eficiencia y calidad de los servicios.
Así lo revela un estudio estadístico dirigido por la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), basado en una encuesta a más de 2,000 médicos de 18 especialidades en instituciones públicas y privadas en todo el país, registró notables avances, así como áreas de oportunidad, en el uso de la telemedicina y herramientas como tecnologías digitales, aplicaciones y dispositivos electrónicos para la atención de los pacientes.
Según los resultados, 45 por ciento de los médicos dijo dar consultas virtuales; la psiquiatría es la especialidad que está en primer lugar con 94 por ciento. Asimismo, el porcentaje de médicos que utiliza la teleconsulta es mayor en el sector privado o con práctica mixta (47 por ciento), mientras que entre los profesionales que trabajan exclusivamente en el sector público solamente 19 por ciento recurre a esta modalidad remota.
“La telemedicina ha sufrido una transformación drástica, hoy en día incluso se utilizan herramientas
como la inteligencia artificial para evaluar a los pacientes. También se han ido incorporando a estas
plataformas tecnológica algunos otros aspectos, como la parte de wellness, salud emocional,
mindfulness, incluso la financiera y en algunos casos también a través de la telemedicina, las personas
pueden tener acceso a especialistas muy puntuales que por ejemplo no se encuentren en el país, para
tratar padecimientos muy específicos”, mencionó Annel Lozano, subdirector de estrategia de salud en
Lockton México.
Las consultas médicas a través de videoconferencias y plataformas de telesalud permiten a los pacientes acceder a la atención médica desde la comodidad de sus hogares u oficinas. Esto no solo mejora la accesibilidad, especialmente en áreas remotas, sino que también reduce la barrera de entrada para quienes enfrentan limitaciones de movilidad.
Asimismo, la integración de dispositivos wearables y tecnología de monitoreo remoto permite a los pacientes y médicos hacer un seguimiento continuo de datos de salud como la presión arterial, niveles de glucosa y actividad física. Esto facilita la gestión de enfermedades crónicas y la detección temprana de posibles problemas de salud.