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La transformación de la educación en México y la transferencia de riesgos

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Aspro GAMA

La educación es un derecho básico de todos, que proporciona las habilidades y conocimientos necesarios para impulsar el desarrollo como adultos y, además, ofrece herramientas para conocer y ejercer otros derechos en la sociedad.

Sin embargo, en México, más de 4 millones de niños, niñas y adolescentes no asisten a la escuela, mientras que 600 mil más están en riesgo de dejarla por diversos factores, como la falta de recursos y la violencia. Además, las y los niños que sí van a la escuela tienen un aprovechamiento bajo de los contenidos impartidos en la educación básica obligatoria.

En la actualidad, hay mecanismos de apoyo para lograr hacer conciencia a los padres, acerca de la importancia de la educación a nivel universitario de nuestros jóvenes. Parte de esa información puede ser recibida a través de un agente de seguros, figura que, mediante su asesoría, orienta a la sociedad sobre cómo planificar el futuro y así estar preparados para lo que venga más adelante. 

Se dice que, en unos años, la educación en México se verá saturada en las escuelas públicas, por lo tanto, habrá menos oportunidades para cientos de jóvenes que no tienen recursos para continuar sus estudios de manera privada.

En cambio, si se cuenta con un ahorro -como un seguro educativo- la persona podrá adquirir una educación de mejor calidad, ya que ese ahorro podrá permitir cumplir los sueños de los niños del futuro a nivel superior, reduciendo así la carga económica, concentrándose sólo en los estudios, sin preocuparse por cómo van a pagarlos.

Otro dato interesante es que el nivel de mayor deserción de todo el Sistema Educativo Nacional (SEN) se encuentra en la educación media superior. En México, tenemos un estancamiento en el aumento de la cobertura en este nivel, en los últimos 20 años, porque el incremento en este lapso fue de sólo 5 por ciento, mientras que en Chile es del 20 por ciento. Y si esta misma cifra se compara con el promedio de los países miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), México se encuentra rezagado, toda vez que en el mismo periodo aumentó la cobertura en 15 por ciento en los países de esta organización.

Otro reto que se enfrenta es el de la equidad en el acceso. Este nivel educativo, lejos de ser un mecanismo de oportunidades, puede ser un factor que aumente la brecha de desigualdad social: quienes debían tener acceso prioritario no pueden ingresar porque en el sector de menores ingresos en México -el 10 por ciento más pobre de la población- sólo el 13.5 por ciento de los jóvenes en edad de cursar el bachillerato tiene posibilidad de inscribirse, en tanto, para el 10 por ciento más rico la tasa de cobertura es de casi 100 por ciento.

La OCDE sostiene que los niveles requeridos para el gasto en educación, según los estándares internacionales, debe destinarse al menos 8 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero en los últimos cinco años México ha invertido en el rubro apenas el equivalente a 4 por ciento de este indicador (Cabildo, 2011). La OCDE ha señalado que el gasto público en educación en gran parte se destina a pagar salarios de los maestros.

En primaria, sólo 2.3 por ciento del gasto se destina a inversión de capital, siendo el promedio de la OCDE de 8.9 por ciento. En secundaria es de 2.7 por ciento, la media de la OCDE es 7.8 por ciento, mientras que en el nivel universitario alcanza 4.5 por ciento, comparado con 9.5 por ciento en la mayoría de los países miembros de la organización, lo que revela un estrecho margen de gasto para hacer mejoras en la infraestructura escolar.

La importancia de la educación se tradujo en un gasto educativo creciente durante los últimos 20 años. En 1990 este gasto representó 4.1 puntos porcentuales del PIB, mientras que en 2010 esta cifra se elevó a 6.7 por ciento. Así, entre 1995 y 2004 el gasto en educación se incrementó en 47 por ciento en términos reales. México es uno de los países de la OCDE que destina mayor proporción de su gasto programable en educación, 23 por ciento.

No obstante, el gasto absoluto muestra una situación distinta. En 2006 México gastó 1,650 dólares por alumno en primaria, y en secundaria 1,500 dólares. Esto contrasta con el gasto que países de la OCDE realizan en promedio en estos niveles: 5,450 dólares y 6,600 dólares, respectivamente. En educación media, México gastó 2,800 dólares por alumno y en educación superior 5,800 dólares, en comparación con 7,582 dólares y 11,200 dólares que se invierten en promedio en los países de la OCDE.

Para evitar estar dentro de estas cifras es importante contratar un plan estudiantil para nuestros futuros profesionistas. La educación es fundamental para el desarrollo de tus hijos, por ello queremos que les brindes el mejor regalo para la vida de una forma sencilla y accesible.

Una buena educación, sin duda alguna, es la mejor herencia que los padres le pueden dar a sus hijos, y qué mejor que sea una de calidad, no puedes escatimar en ello, pues una buena preparación académica abre las puertas del éxito, hay situaciones que no se pueden tener bajo control como las enfermedades o la pérdida de empleo;en una situación desafortunada tienes que garantizar la estabilidad educativa de tus hijos.

La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres, la responsabilidad de educar a los hijos comienza desde una temprana edad, inculcando en ellos hábitos y actitudes de valor. Nosotros como padres somos maestros ideales, simplemente porque los niños tienden a vernos como sus primeros modelos a seguir, influyendo significativamente en su aprendizaje y desarrollo.

La mayoría de los niños tienen dos importantes cualidades para el aprendizaje: la curiosidad y el cuestionamiento. Ellos hacen preguntas constantemente acerca de lo que les rodea, así que ésta es una buena oportunidad para enseñarles el valor del dinero a través del ahorro.

La educación es el mejor regalo que los padres pueden darles a los hijos y no es nada fácil, implica trabajo, dedicación, etcétera, pero al igual que cualquier otro trabajo que requiera esfuerzo, también trae recompensas, abre oportunidades y trae beneficios en la vida personal y profesional.

Todo lo anterior se traduce en un llamado a considerar tener una planeación de ahorro eficiente como herramienta de inversión, que genere ganancias y no intereses, que no descapitalice el hogar y brinde mejores oportunidades al futuro de los hijos.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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