En estas fechas en que conmemoramos a nuestros muertos y los celebramos colocando altares con los objetos que especialmente les gustaban, es inevitable tener en la mente y en el corazón de cada uno de nosotros una reflexión importante: “¿Cuándo será el día que mi fotografía también esté presente en ese altar?”.
Una de las preocupaciones más comunes que se tiene en esta sociedad es conseguir el equilibrio suficiente para tener calidad de vida, pero creo que nunca meditamos sobre qué significa tener calidad de muerte.
El miedo a la muerte es uno de los miedos más comunes y naturales que existen en el ser humano. La impotencia de no saber cómo y cuándo llegará, invade de angustia y cuestionamientos varios. Sin embargo, a mi modo de ver, el verdadero miedo radica más bien en no haber vivido una vida plena. Nietzche lo expresa como “morir en el momento justo”; aquel instante en el que ya no se tiene más que ofrecer a la vida, ni la vida a nosotros.
En pocas palabras, llegar a una fecha en la que ya no puedan existir arrepentimientos. ¿Difícil? Sí, es probable, pero no imposible, y por esta razón quiero citar un libro llamado “Los cinco mandamientos para tener una vida plena”, escrito por la enfermera australiana Bronnie Ware, quien decidió dedicarse a acompañar a enfermos terminales en los últimos momentos de su vida a través de cuidados paliativos. Como producto de las conversaciones que entabló con ellos, decidió sintetizar cuáles eran los principales lamentos que mostraban los pacientes, y los resumió en lo siguiente:
1. Llevar la vida acorde a las miradas de los otros
Aquí, nos invita a pensar si nuestras vidas han sido llevadas con base en nuestros propios anhelos o si hemos realizado cosas (o dejado de hacerlas) por “el qué dirán”. Por ejemplo, estudiar una carrera porque era la tradición de la familia, mantenerse en un matrimonio fallido porque los demás opinaban que era lo correcto y debido.
Siendo que la mayor libertad que puede existir es ser uno mismo.
2. No expresar sentimientos
Quedarse callado ante expresiones importantes de amor, insatisfacción o de perdón. ¿Por qué tendremos tanto miedo a ser abiertos y sinceros? La vida es muy corta como para limitarnos por el temor. Tenemos que aprender a expresarnos, porque ahí radicará el verdadero crecimiento.
3. Pasar demasiado tiempo trabajando
Nadie en su lecho de muerte mostró aflicción por no haber pasado más tiempo en la oficina. Un hombre le expresaba a Bronnie: “No te preocupes tanto por el dinero, en realidad lo tenemos tan a nuestro alcance como el aire que respiramos. No perdamos el tiempo preocupándonos por si tendremos suficiente aire”.
4. Alejarse de los amigos
“La verdadera soledad es un anhelo de gozar la compañía de alguien que te comprenda realmente”, afirmaba un paciente. ¿Qué tan rodeado te sientes hoy de amigos y de personas que verdaderamente son una gran compañía? ¿Cómo estás nutriendo esas amistades?
5. No ser realmente feliz
Bronnie Ware resume este punto como estar tranquilo de “ser simplemente una buena persona”. El actor Matthew Perry, quien murió hace pocos días, compartía en una entrevista: “Yo sólo quiero ser recordado como un buen tipo y que ayudó a diferentes personas”.
Pienso que “ser buena persona” (que puede caer en frases trilladas), implicaría sólo contestarnos “¿cómo haces sentir a las personas que están a tu alrededor?, ¿los haces sentir amados, reconocidos, respetados? O por el contrario, ¿juzgados?, ¿minimizados?, ¿humillados? No es difícil hallar la respuesta. Sólo requiere un acto honesto de voltearse a ver a uno mismo.
Si tu vida hoy tuviera que terminar, ¿cómo responderías a esas preguntas? Valorar la experiencia de Bronnie nos coloca en la mesa de la vida preguntas importantes por revisar, para que en el momento en el que la muerte nos venga a buscar, nos encuentre estando realmente vivos.