De los muchos personajes históricos, ¿hay alguno que admires y te gustaría seguir su ejemplo? ¿A quién escogerías y por qué? ¿Cuál crees que haya sido su secreto? ¿Podrías ser como él? Tal vez piensas que tendrías que haber nacido con sus talentos, y que, al tenerlos, habrías conseguido lo que esa persona logró. Pensamos que la genialidad radica en el talento, y que éste es sinónimo de logros, que está implícito.Nietzsche afirmaba: “Nuestra vanidad, nuestro amor propio, fomenta el culto a la genialidad. Porque cuando vemos la genialidad como algo mágico, no estamos obligados a compararnos con los demás y a descubrir nuestras propias carencias”. En pocas palabras, calificar algo como divino, casi etéreo, nos daría un falso respiro de creer que “aquí no es necesario competir porque son dones especiales que sólo esa persona tiene”. Nietzsche nos pidió con viveza que nos consideráramos obras en proceso de creación y, sobre todo, artesanos de nuestras propias vidas.No es el logro en sí lo que distingue a los genios, sino la tenacidad para el cumplimiento de las tareas intermedias, repetitivas y a veces hasta tediosas.Diferentes psicólogos llevan mucho tiempo analizando teorías sobre el logro, preguntándose por qué algunas personas triunfan en la vida y otras no. Uno de los primeros en hacerlo fue el primo de Charles Darwin, Francis Galton, un niño prodigio que a sus escasos cuatro años ya era capaz de leer y escribir, a los seis sabía latín y podía memorizar con facilidad pasajes de Shakespeare.De acuerdo con sus estudios, lo importante no era la inteligencia racional, sino el enfoque y la tenacidad para conseguir lo planteado. Afirmaba que una de las características para la obtención de resultados, radica en saber trabajar con tesón y constancia.Una de las razones por las que a veces desistimos de las tareas es porque creemos que no tienen sentido. Nos podemos preguntar: “¿Para qué hago lo que hago?” Pensemos que, en todos los seres humanos, existe una especie de Estrella de Belén, un valor supremo que guía nuestro andar y que nos mantiene realmente enfocados. ¿Cuál es para ti esa estrella? Otra forma de preguntarlo es ¿cuál es tu filosofía de vida? ¿Qué gobierna tu andar por la vida? ¿A qué le das valor? Piensa en tus metas, ¿tienen un propósito en común? ¿Cuál es?El ser humano posee muchos recursos, pero pocos trabajan para desarrollarlos, no es lo dado, sino lo trabajado.Un escritor amigo mío me confiaba: “¿Piensas que diario me siento motivado para escribir? No, no es así. Más bien, sólo me prometo a mí mismo escribir cinco cuartillas cada día, y entonces, la motivación aparece. Y esto refuerza mi determinación personal”. No se necesita estar motivado para trabajar, se necesita estar ordenado para que la motivación aparezca.Y probablemente, las personas a su alrededor pensarían “es un escritor nato”. Pero no, la responsabilidad personal radica en fortalecer aquello que sí pudo haber sido concedido a través de la lotería genética, pero después de recibirlo, el compromiso que sigue es desarrollarlo.Probablemente pensaste que mi pregunta radica en la fidelidad de pareja, y en realidad es una pregunta dirigida hacia el amor, pero hacia el interés por lo que haces y por mantenerte en lo que haces. ¿Quieres ser exitoso? Depende del talento sí, pero tiene más peso la tenacidad y el enfoque.Woody Allen afirmaba: “El 80 por ciento del éxito, consiste en estar simplemente ahí”.