La Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA), por sus siglas en inglés), declaró el 8 de junio pasado, que se daban todas las condiciones para que se presente uno de los fenómenos meteorológicos con mayor repercusión y efectos globales: El Niño Global.
Por otra parte, los habitantes de la costa del Pacífico enfrentan los embates de El Niño Costero, que se siente con particular intensidad en Perú y Ecuador. En 2017, El Niño Costero dejó más de un centenar de muertos en Perú, y al norte del país, una serie de daños, cuyas obras de reparación aún se encuentran pendientes de ejecutar.
Según el Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), la entidad oficial encargada de darle seguimiento en Perú, declaró la alerta por El Niño Costero. El organismo prevé lluvias de intensidad moderada a fuerte en la zona septentrional del país para el verano del 2024.
El gobierno peruano ha anunciado que destinará 1.446 millones de soles (397.5 millones de dólares) para actividades preventivas como limpieza y descolmatación de ríos y quebradas, ante la posibilidad de lluvias torrenciales e inundaciones.
Si bien es cierto que se ha aprendido y se muestra un avance en cuanto a la prevención de este tipo de riesgos y a nivel del mercado de seguros existe por parte de las compañías aseguradoras, la predisposición de reconocer y pagar siniestros ocasionados por este fenómeno, sin duda, este año 2023 no será la excepción, esperando que tanto el ajuste, como la liquidación sea más rápida que en años anteriores. Lo que todavía no se logra superar es que este fenómeno devela una falta de cultura de seguros en el Perú, que tiene como consecuencia una baja penetración en relación con algunos países vecinos de la región, lo que determina un limitado nivel de cobertura de las pérdidas que pueden ser ocasionadas por un evento catastrófico.
En conclusión, es primordial seguir trabajando en la promoción de una cultura de seguros, para alcanzar un mejor posicionamiento en el Perú, con el objetivo de que esta industria pueda cubrir una mayor cantidad de pérdidas ocasionadas por eventos catastróficos, y al mismo tiempo lograr la recuperación en la economía del país.