El concepto de riesgo es como un cerdito encebado, que aún perseguido por todos los asistentes a la fiesta, es difícil de capturar.Para atrapar al cerdito encebado, nos conviene invocar a Jack el Destripador e irnos por partes.Un riesgo posee varias características:Debe ser incierto. Si sabemos que algo va a ocurrir deja de ser un riesgo. Hay excepciones, por supuesto. Todos vamos a morir y por eso debemos vivir cada día como si fuera el último, carpe diem y todo lo demás que se les ocurra para entender la presencia de la muerte como guardián de la vida.La incertidumbre se traslada al momento en que el evento ocurrirá,y de repente ya tenemos seguro de vida. Evidentemente, el señor de setenta años, con sobrepeso convirtiéndose en obesidad, diabetes, alta presión en su trabajo y un carácter de “las compro todas y díganme que no”, enfrenta una probabilidad más alta de morir en el 2024, que el joven de treinta que hace ejercicio, duerme ocho horas diarias, trabaja con disciplina y programación para evitar el estrés y tiene una actitud tolerante pero relajada ante los eventos de la vida. ¿Habrá de esos? Pues alguno debe de andar por ahí; tal vez un poco aburrido, pero sano, sano.Un riesgo debe referirse a un evento fortuito, es decir, ajeno a la voluntad del hombre. – Qué pena lo del incendio de su fábrica de ropa, señor Guindi. – Cállate, compadre, que es hasta el próximo lunes–.El evento que dé lugar a una reclamación debe ser posible.En una célebre caricatura de los años setenta, el Pato Lucas aparece como un agente de seguros que intenta vender una póliza de accidentes personales a Porky, con el argumento de que la mayor parte de los percances ocurren en casa.La póliza, con suma asegurada de un millón de dólares, pagará si al asegurado le queda un ojo morado después de que una estampida de elefantes salvajes entre a la sala de su casa, un 4 de julio de cualquier año, entre las 3:57 p. m. y 4:00 p. m., durante una granizada.El cerdito se niega a comprar la póliza porque considera que ese evento es imposible, pero después de varios accidentes sufridos y provocados por Lucas, cuando hace que Porky prenda el horno con fuga de gas, caiga por las escaleras, se precipite por un hoyo en el piso serruchado o utilice un cartucho de dinamita a modo de vela, cuando la luz es cortada a propósito, el tartamudo cerdito finalmente decide que sí ocurren accidentes en la casa y compra la póliza.Obvio decir que el evento ocurre, en un final hilarante.Un riesgo asegurable se deriva de una actividad lícita. Si un narcotraficante teme por su vida, tres de cuatro lo hacen y el restante está loco, no habrá aseguradora que le emita una póliza. Esto dicho en teoría, porque algunas han caído con el viejo cuento del honesto comerciante. Los embarques de cocaína provenientes de Colombia o el almacén ubicado en la zona caliente del estado de Guerrero, no son asegurables.Finalmente, el riesgo debe ser concreto, o dicho de otra manera, el perjuicio potencial debe ser susceptible de ser medido en términos monetarios. La pérdida del deseo de vivir por parte de un existencialista no es un riesgo asegurable.Existen riesgos asegurables que no son asegurados por las compañías. Su número va en aumento.Muchas propiedades en California, expuestas a los incendios de maleza y otra vegetación en temporada de estiaje, ya no encuentran quién les venda una póliza. Simplemente, las aseguradoras se niegan a admitir la transferencia del riesgo.La población de Florida creció al doble de la tasa de crecimiento de Estados Unidos y ahora, una póliza de casa puede costar 6,000 dólares al año, casi tanto como una de Gastos Médicos para un adulto mayor en México. Así, el precio del seguro para una vivienda se convierte en un factor a considerar cuando de seleccionar un lugar para vivir se trata. En el mismo caso se encuentra Quintana Roo, con un aumento de población del 40 por ciento en el período 2010-2020. Los Números Cuentan que muchas personas se mueven a esas zonas, por las oportunidades de trabajo que encuentran. La distorsión en los precios de la cobertura de huracán, contribuyeron a esta situación, considerando que las tarifas no reflejaban el costo que dicha cobertura debería haber tenido. “Nunca hubo grandes pérdidas en la zona de la península de Yucatán en el siglo XX, hasta la ocurrencia del huracán Gilberto en 1988” podrá decir algún asegurador con buena memoria. Y tendrá razón, había huracanes, pero no había hoteles.En el período 1955-1989, el valor de los bienes inmuebles japoneses se había multiplicado por 75. Los Números Cuentan que dicho monto llegó a representar el 20 por ciento de la riqueza mundial. Fue imposible para el sector asegurador mundial ofrecer capacidad suficiente para la cobertura de terremotos en el caso de los cúmulos de Tokio.En México, además de la restringida y cara cobertura de huracán para la península de Yucatán y en menor medida para otras zonas costeras del país, existen otros casos de riesgos que las aseguradoras no aceptan, aunque sean asegurables.En los años noventa, las aseguradoras mexicanas, reunidas en los comités de AMIS (Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros), consideraron la opción de dejar de asegurar embarques en tránsito por el territorio mexicano, sobre todo, de llantas, aparatos electrónicos, ropa, zapatos deportivos y otras mercancías que caían en manos de bandas bien organizadas, un día sí y otro también. La sangre no llegó al río, pero las tasas aumentaron desproporcionadamente y el deducible alcanzó el 30 por ciento del valor del embarque.Otro caso, son los autos con más de veinte años de antigüedad. – Disculpe, señor agente, usted ha asegurado mi Volkswagen Golf modelo 2003 desde que lo compré y hoy me dice que no lo puedo asegurar. Sólo tiene 80,000 kilómetros originales y todos sus servicios son de agencia. – Lo siento, Rolando, si quiere le consigo cobertura de daños a terceros, pero robo y daños materiales ya no– .Las personas que súbitamente buscan contratar un seguro de gastos médicos después de los sesenta años, topan con pared. No obstante, sus 75 kilos de peso en 1.82 de estatura, sus análisis impecables y sus hábitos sanos, la puerta está cerrada. Y aquellos que adquirieron una póliza antes de esa edad, enfrentan incrementos de precio muy superiores a la inflación. No te digo que no te aseguro, pero te invito a buscarle por otro lado.Un yate o velero con más de veinte años de antigüedad tampoco puede ser asegurado. La política lo impide, insiste el agente. – Pero si es de fibra de vidrio, no tiene motor y los herrajes son nuevos. – Lo siento, insiste el agente, la política no me lo permite. Excepto la embarcación de madera de algún magnate, dueño de un grupo empresarial importante. Ésa sí, y no le mencionen al distinguido cliente la excepción. Para qué. Podría molestarse.Sin duda, el seguro es un indicador fiel de diversas situaciones: crecimiento poblacional, calentamiento global, distribución de los cúmulos y enfoque de negocio concentrado en la utilidad a corto plazo, sin enfoque de responsabilidad social.Como entrenador de un equipo de fútbol en México: “O ganas el domingo o te vas”.El correo electrónico de Antonio Contreras es acontrerasberumen@hotmail.com