Este tipo de instrumentos son un traje a la medida, por ello cuando una empresa contrata una póliza de seguro de Crédito, la aseguradora tiene que conocer algunos detalles de su próximo asegurado.
Un seguro de Crédito es una herramienta poco conocida y aunque, por momentos puede ser compleja la contratación, en realidad antes y durante la vigencia se tiene la asesoría o guía de la aseguradora.
Desde el inicio se teje una relación de confianza y comunicación, por lo que el futuro asegurado tiene que contestar un cuestionario en el que indique cuáles son las condiciones con que realiza las ventas a crédito y en torno a su portafolio de clientes.
Basados en los datos anteriores, la aseguradora evaluará una muestra de clientes para que el asegurado corrobore que las garantías ofrecidas corresponden a sus necesidades, este proceso es gratuito y no conlleva algún compromiso para el cliente.
Con base en las respuestas del cuestionario y el análisis de clientes, la aseguradora presenta una oferta con detalles de la prima y las condiciones contractuales con que se atenderá al asegurado de acuerdo con sus necesidades.
La propuesta con las condiciones contractuales que la aseguradora presenta al cliente incluye los plazos del crédito máximo de las ventas, tiempo para declarar el siniestro, porcentaje de cobertura, eventuales franquicias, las condiciones especiales con que se atenderán las necesidades del asegurado, entre otros puntos.
La prima que la aseguradora le presenta al cliente se expresa como porcentaje de las ventas estimadas durante la vigencia de la póliza.
Considerando que las ventas aseguradas pueden diferir de la expectativa prevista por el asegurado en la contratación de la póliza se determina una prima mínima normalmente al 80 por ciento de la venta estimada.
Por eso se habla de que cada póliza de seguro de Crédito es un traje a la medida, porque cada oferta es diferente y se adapta a las necesidades de cada cliente. Una vez que el cliente acepta la propuesta, la prima la pagará el asegurado en parcialidades, que generalmente son cuatro.
Una vez firmada la póliza
Al concretarse la firma del seguro, la aseguradora realiza el estudio de todos los clientes del asegurado y define un límite de crédito que es el monto máximo que acepta cubrir para cada cliente.
En cualquier momento, en que esté vigente la póliza, el asegurado puede incluir o retirar cuantos clientes desee, mientras que, la aseguradora va a monitorear la cartera de clientes y ajustará el límite de crédito en caso de que se deteriore la capacidad de pago de un cliente.
Durante la vigencia de la póliza debe haber comunicación constante entre ambas partes, por ejemplo, el cliente debe notificar las ventas realizadas, para que la aseguradora calcule la prima anual final.
Debe solicitar los límites de crédito de sus nuevos clientes o adecuar los pedidos de garantías de sus clientes existentes si las estimaciones de venta cambiaron.
Es muy importante que el asegurado informe de los retrasos de pago en que incurra un cliente, para que la aseguradora se encargue de todas las gestiones de cobranza.
En caso de que haya un siniestro, el asegurado deberá de completar el expediente, con las justificaciones de su crédito, con lo cual podrá recibir la indemnización en el plazo contractual previsto.
La aseguradora estará a disposición del cliente en cada momento que se le requiera, ya sea para explicar las decisiones de crédito, analizar nuevos clientes, guiarlo en cada paso o cualquier otra duda.
Una vez que se ha realizado la inducción del manejo del seguro de Crédito, éste se convierte en la herramienta de gestión perfecta para apoyar al departamento de crédito y cobranza, monitoreando la cartera de clientes existentes, realizando la administración y gestión de cobranza.
Es también un apoyo muy eficiente para el departamento comercial para que desarrolle ventas seguras. Gracias a los beneficios de un seguro los asegurados suelen mantener las pólizas por muchos años.