En el proceso del recuento de los daños ocasionados por el huracán OTIS, los asegurados de los inmuebles afectados se han enfrentado a dos problemas que ralentizan, reducen el monto o dejan sin efecto la reparación del siniestro, en primer lugar por la enorme discrepancia que hay en los criterios de análisis de cada caso por parte de los ajustadores, y, en segundo, más grave, porque la póliza de daños carece de la cobertura por fenómenos hidrometeorológicos, lo cual acota significativamente o anula el importe de las pérdidas indemnizables.Lo anterior forma parte del panorama que se está viviendo en la reconstrucción del puerto de Acapulco y que fue compartido en conferencia de prensa por Gerardo de la Garza Ramírez, presidente nacional de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas, A.C. (Amasfac), en la que señaló que este tipo de situaciones deja a la luz deficiencias en la “comunicación”, lo que se traduce en incomprensión de lo que en su momento el asegurado estaba contratando, poniendo en evidencia su falta de conciencia al decidir no contratar fenómenos hidrometeorológicos, presumiendo que esto nunca les iba a pasar. El presidente nacional de la Amasfac subrayó que los inmuebles que han tenido la cobertura hidrometeorológica referida y cuyo ajuste ha dependido de un solo ajustador (que normalmente eso ocurre en el sector hotelero e industrial) las indemnizaciones han fluido adecuadamente e incluso ya hay una cadena hotelera que tiene previsto estar nuevamente en operación en un periodo no mayor a seis meses.De la Garza hizo énfasis en que la industria del seguro está diseñada para tener financieramente planeados los costos de los siniestros que puedan ocurrir; que el sector está hecho para eso y a lo largo de las décadas le ha hecho frente a catástrofes naturales, de gran devastación; sin embargo, advirtió, por el bajo volumen de aseguramiento que hay en este país, aunado a las decisiones que el asegurado toma respecto de en qué, hasta dónde y por cuánto asegura su patrimonio, se marca la diferencia entre reconstruir rápido, parcialmente o perderlo todo.Un ejemplo del desconocimiento respecto de lo que marca la póliza en el caso de OTIS, es que todos los contratos de seguros estipulan que como dueño de un activo asegurado tienes que hacer todo lo que te toque y destinar recursos para evitar el mayor daño del bien asegurado.En ese sentido, dijo Gerardo de la Garza Ramírez, si la Marina está obligando a los afectados a sacar los restos del agua, hay que hacerlo, porque es la autoridad; de tal suerte que la recomendación que hacemos como agentes a los afectados es apegarse a lo que dice el contrato de seguro y rescatar los navíos hundidos lo más pronto posible.En lo que corresponde a edificios, hoteles, restaurantes, casas habitación, etcétera,el dirigente explicó que los hoteles han enfrentado menos contratiempos que otros inmuebles, como los condominios o casas habitación en los que, en muchos de los casos, la cláusula de riesgos hidrometeorológicos no estaba contratada y, por consiguiente, el monto económico que recibirán de la aseguradora será mucho menor de lo que esperaban.El representante de la Amasfac explicó que en una póliza empresarial que califica para todo tipo de giros y edificios, la cobertura básica se llama “incendio/todo riesgo”; la cobertura adicional es “terremoto/erupción volcánica”, y, una tercera, que hay la facultad o no de contratarla, que es la de “fenómenos hidrometeorológicos”. Las dos últimas son opcionales.Es algo similar a lo que ocurre en Autos con cobertura básica, amplia o sólo Responsabilidad Civil: cada segmento incluye o excluye algo, y, en el caso de los daños de Acapulco, hay pólizas en las que claramente viene excluida esta cobertura.De la Garza subrayó que es obligación del contratante leer si tiene o no la cobertura y refirió que el asegurado debe comprender que en todos los seguros de los diferentes ramos no se está traspasando el riesgo al 100 por ciento a la aseguradora, sino compartiéndolo con deducibles y coaseguros.Desde 2004, dijo el agente, la compartición de la pérdida el sector la puso mucho más segmentada, de acuerdo con el riesgo que se corre. Esto es, no es lo mismo vivir en el centro del país, que sobre la costa, y esto lo acaba de dejar clarísimo la catástrofe provocada por el huracán OTIS. De ahí que cada deducible y coaseguro aumenta o disminuye, dependiendo de la zona geográfica y ubicación de cada inmueble, explicó..Los propietarios de un inmueble deben tener conciencia de que están compartiendo con una aseguradora las pérdidas y que, al estar expuesto ese bien a riesgos altos y catastróficos, los coaseguros se incrementan de manera importante, lo que significa que el asegurado no va a recuperar al 100 por ciento su pérdida sino que asumirá parte de ella con su aseguradora, ya que, puntualizó, mientras más exposición al riesgo, mayor porcentaje de coaseguro.Otro punto importante que se debe entender alrededor de la tragedia de Guerrero es el concepto denominado concurrencia. Por ejemplo, cuando hay un condominio de 40 departamentos, más el seguro del condominio, y hay 10 aseguradoras involucradas en la pérdida, con la intervención de cinco o más ajustadores diferentes, con criterios distintos respecto a la apreciación del daño y de la reparación o reconstrucción, el proceso se complica.Nuestra recomendación que como agentes podemos hacer al respecto es que los condóminos nombren a un representante que tenga la encomienda de poner de acuerdo a todos los ajustadores involucrados en el edificio, para tratar de homologar de la mejor manera el criterio de apreciación del daño y así agilizar las indemnizaciones. Destacó De la Garza Ramírez que poner de acuerdo a todos es el obstáculo mayor que se observa para agilizar el proceso de ajuste.Finalmente, De la Garza Ramírez invitó a los asegurados afectados por el huracán OTIS a apoyarse con su agente de seguros para discutir con el ajustador aquellos criterios que permitan darle una mayor celeridad y justicia a su reclamación.