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El amor de mi día

Espejito, espejito
Picture of Por: Mariana Hernández Navarro

Por: Mariana Hernández Navarro

Sísifo es una de las figuras más representativas de la mitología griega. Fue considerado uno de los hombres más astutos de Corinto, pero su inteligencia lo llevó a tomar decisiones erróneas y, en consecuencia, fue sometido a una dura condena en el inframundo por burlar la Muerte y hacer enojar a los dioses.

El castigo de Sísifo consistía en subir una enorme roca a una alta cima; pero, cuando estaba cerca de alcanzarla, el peñasco volvía a caerse y debía subirlo de nuevo sin descanso.

Este mito sigue presente en nuestros días. Es la metáfora perfecta del esfuerzo inútil e ininterrumpido del hombre.

Reflexionando sobre esta narración, preguntaría: ¿cuántas veces te has sentido como Sísifo? Subiendo una enorme roca, atrapado en una rutina absurda, sin sentido alguno. Actualmente, en las organizaciones, por ejemplo, hablan sobre el Síndrome de Burn Out, que significa sentirse quemado, abrumado, rebasado por las tareas; pero más recientemente se ha descubierto el término “Boreout”, que implica, en vez de sentir sobrecarga de trabajo, percibir tedio, aburrimiento y falta de interés en las actividades del día con día. Un agente me confesó un día: “Me gusta mucho mi trabajo, pero últimamente para mí es como ir cuesta arriba; me siento aburrido y no me gusta pensar que así será todos los días. A veces hasta me cuestiono: ¿De esto se trata la vida?”.

Justamente dicen que el infierno por eso es tan temido: no tanto por los castigos que se describen, sino por la promesa de eternidad. Esto es “para siempre”. La condena perpetua, la terrible infinitud provoca escalofríos y pavor.

Hoy las cifras sobre depresión y ansiedad son alarmantes, y es que se conjugan dos factores importantes: estar bajo un adoctrinamiento continuo (a veces hasta imperativo) de ser felices; y la falta generalizada de sentido. Hoy se buscan más sensaciones que propósitos y razones para existir. Encontramos frases típicas como: “Nacimos para ser felices, sólo quiero sentirme feliz, sentir placer”.       

Como todo, existen días, o incluso momentos que nos alientan o aquellos que cuestan más trabajo; pero dibujar un sentido o intención por día otorga una meta por cumplir y, al lograrla, coadyuva a nuestra autovaloración y satisfacción personal.

Marco Aurelio afirmaba: “A veces, se tiene dificultad para levantarse por las mañanas, pero que las cobijas no limiten a hacer las tareas dignas del hombre”. Los animales tienen una tarea que cumplir por día, así como los seres humanos; la exhortación es a encontrar la simplicidad de hacer lo que toca.

Bill Belichick, entrenador de los Patriotas de Nueva Inglaterra, motiva a su equipo con un simple lema: “Do your job”. Con eso tenemos. No es necesario más… Saber qué nos toca hacer y, por supuesto, hacerlo.

Tener un objetivo en mente no garantiza el cumplimiento; pero no tenerlo garantiza la insatisfacción, el sentimiento más temido: la insignificancia; sentir que no se es útil en la vida.

El hombre está configurado para estructurar metas y enfocarse a conseguirlas. La búsqueda de un “amor” por día es lo que puede darle sentido a la existencia de cada persona.En El mito de Sísifo, de Albert Camus, el autor afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante: cuando ha terminado de empujar el peñasco y aún no tiene que comenzar de nuevo. En ese punto, Camus sentía que Sísifo, a pesar de ser ciego, sabía que las vistas del paisaje estaban ahí y debía haberlo encontrado edificante: “Uno debe imaginar sonriente a Sísifo”, concluye.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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