Search
Close this search box.

De cisnes, elefantes y rinocerontes

acontrerasberumen@hotmail.com
Los números cuentan
Picture of Por: Antonio Contreras

Por: Antonio Contreras

acontrerasberumen@hotmail.com

Nassim Nicholas Taleb, un estadístico y ensayista estadounidense de origen libanés, publicó en 2007 un libro, “Cisne negro”, en el que plantea las características de un evento atípico, al encontrarse fuera del ámbito de las expectativas regulares; no hay nada en el pasado que indique su posibilidad. En segundo lugar, produce un gran impacto, y en tercer lugar, a pesar de esta rareza, nos inventamos explicaciones post factuales de su presencia, por lo que acabamos considerando que se trata de un evento explicable y predecible.

Un “cisne negro” fue, por ejemplo, la combinación del terremoto de 9 grados en la escala de Richter, ocurrido en Japón en 2011, el maremoto con olas de hasta cuarenta metros y de remate el desastre de la planta nuclear de Fukushima. Ese evento, con sus tres manifestaciones, era imposible de predecir.

Ya entrados en gastos con las analogías, aparece el “elefante negro”, por aquello del elefante en el cuarto del que nadie habla, definido como una situación visible para todos, de la que nadie quiere hacerse cargo, aun cuando se sabe que tendrá consecuencias devastadoras a futuro. Desde la carretera Lázaro Cárdenas a Morelia se alcanza a ver el lago de Pátzcuaro, en un nivel bajo sin precedente. Ahí está, sus consecuencias son desastrosas para la región, pero continuamos esperando que la Subsecretaría de Huracanes y su programa 2023 resuelvan el asunto.

El calentamiento global es un elefante negro, pero las naciones desarrolladas del mundo, forzadas a reconocerlo, lo hacen por partes: Estados Unidos habla de la trompa, Europa de las patas y China de la cola, nerviosos por tener que sacar la cartera para enfrentar la crisis climática que hace imperativo el enfoque del mundo a establecer un objetivo de contención del fenómeno, para evitar el incremento de la temperatura pronosticado para 2030.

Si contemplas a un rinoceronte desde el vehículo de un safari africano, lo verás de lejos y, cuando se dirija al galope hacia el jeep, te darás cuenta de que representa una amenaza muy grave. Si no haces caso, es muy probable que la carga de este irritable paquidermo destroce el vehículo y su enorme cuerno te hiera gravemente. Fuiste imprudente, las señales de aviso y peligro estaban ahí, pero no hiciste caso. Ejemplos de “rinocerontes grises” son la caída de la URSS, imposible no haber visto venir a ese rinoceronte con gorro de oso; las consecuencias derivadas del terremoto de 1985 en México, De la Madrid sonreía nervioso sin saber qué lo había golpeado; la burbuja inmobiliaria de 2008 o la sustitución de los periódicos diarios por otros medios de comunicación, quién se acuerda del “Excélsior” de papel, auténtica reliquia de viejito de kiosko en el parque del pueblo. No todo está perdido, con algo hay que envolver los aguacates para que maduren.

El mismo Nassim Nicholas Taleb y muchos otros, niegan que la pandemia que dio inicio en China en 2019 sea un “cisne negro”. Según declaró a una televisora Taleb, “era claramente un ‘cisne blanco: Lo avisamos e insistimos en la necesidad de matarlo cuando aún estaba en el huevo´, Había muchas indicaciones de que llegaría, de que podría ser catastrófica, y no hicimos caso”.

Las aseguradoras debieron distinguir la polvareda del “rinoceronte gris” y tomar las medidas necesarias para disminuir su impacto. Estaban trepadas en la escalera de a mí no me va a pasar; el año pasado nos fue muy bien y de repente las dejaron colgadas de la brocha del optimismo, por lo menos pinten algo cuando desciendan en caída libre.

Otro “rinoceronte gris”, ahí está, es grande y viene encarrerado, es la consecuencia evidente del brutal encarecimiento de la tarifa de gastos médicos mayores: antiselección, con los enfermos y los aún sanos pero con su particular “rinoceronte gris” de exceso de peso, falta de ejercicio, estrés y altos niveles de colesterol y triglicéridos aproximándose, se aferrarán a su póliza. ¿Qué harán los sanos?, ¿aquellas personas con hábitos que les permiten un pronóstico favorable? Buscar alternativas y dejar a las aseguradoras, ocasionando la disminución de las primas, a pesar de los aumentos anuales de la tarifa, con porcentajes muy superiores a la inflación. No les cuento de la siniestralidad creciente a pesar de los aumentos de tarifa, me pagan más, pero quienes no me abandonan esperan cobrar al diez por uno. Ese sí que es un rinoceronte enfurecido.

El terremoto con epicentro en las costas de Guerrero va a llegar, no sabemos cuándo y nuestra preparación está limitada a transferir el riesgo a los reaseguradores. ¿Será suficiente? Eso en lo que respecta a la población asegurada, pues si hablamos de la mayoría encomendada a los buenos oficios de la Virgen de Guadalupe, su situación pende de un hilo delgado, carpe diem, hoy no ha pasado nada vamos a comprar los trajes de baño que ya viene el verano peligroso.

Otro rinoceronte está en el seguro de Autos. Las tendencias lo señalan. El número de autos iniciará su declive en algunos años, no tanto por el combustible, sustituido el fósil por energías limpias, como por la actitud de las nuevas generaciones, quienes prefieren la bicicleta, el transporte público y otras opciones para trasladarse. Además, el número de viajes ya está a la baja, situación propiciada por el home office, opción que llegó para quedarse. Existen alternativas de seguro automotriz por consumo, como Atlas por kilómetro, para pagar únicamente por el trayecto recorrido. Las primas del ramo tienden a disminuir.

El mayor “rinoceronte gris” para el sector asegurador es, sin duda, la aparición de otras opciones para transferir riesgos, soportadas por las nuevas tecnologías y la disponibilidad de mayor información. La solidaridad de la mutualidad continuará como principio básico, pero la manera de constituirla y su operación pueden muy bien buscar caminos alternativos, lejos del margen exagerado y la actitud de las aseguradoras de todos en la misma canasta, la comida de sopa, arroz y frijoles es lo nuestro, no entiendo su petición de un menú diferente y más barato, pasen por favor a su mesa de siempre que ahorita les sirvo.

¿Cómo prepararse para enfrentar a estos “rinocerontes grises”?

La respuesta está en otro animal: l “elefante negro” de la resistencia de la gestión empresarial a dejar la comodidad del “business as usual” o dicho de otra manera, si así hemos obtenido utilidades en el pasado, ¿para qué cambiar? Si esta evidente situación de pasividad frente a los enormes retos representados por los “rinocerontes grises” no se modifica y las aseguradoras continúan sin hablar del elefante en el cuarto, será demasiado tarde cuando el paquidermo, cualquiera de los dos, atropelle a los confiados aseguradores.

¿Será posible dejar la zona de confort, hablar de elefantes, de rinocerontes y hasta de cisnes? El fabricante de carretas de caballos, pensaba la gente, tiene que trasladarse, somos la mejor opción y tenemos negocio para rato. Así les fue.

El correo electrónico de Antonio Contreras es acontrerasberumen@hotmail.com

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

Califica este artículo

Calificación promedio 0 / 5. Totales 0

Se él primero en calificar este artículo