En México, sólo 40 por ciento de los montos estipulados en los contratos emitidos por la Administración Pública están respaldados por fianzas, instrumento que da nombre a su propio sector y que representa seis puntos del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con cifras de Afianzadora Sofimex. De ampliar su cuota de mercado en los contratos de adquisición, arrendamiento o servicios pagados con recursos de los contribuyentes, esta industria podría incrementar la certeza jurídica de la infraestructura nacional.
Con esta premisa, Mario Carrillo López, director corporativo de Afianzadora Sofimex, inició la explicación de los dos caminos que, a su juicio, pueden llevar a una ampliación del mercado afianzador en nuestro país. Para el especialista en materia de garantías, la primera vía consiste en aumentar el porcentaje de los montos que se garantizan en la contratación pública.
“Actualmente, la fianza de Anticipo cubre entre 25 y 30 por ciento del monto de un contrato administrativo; mientras que la de Cumplimiento ronda el 10 por ciento; en tanto que la fianza de Vicios Ocultos o Buena Calidad tiene un porcentaje menor pero variable”, detalló el experto en materia de garantías.
Carrillo López dijo que sería recomendable aumentar los porcentajes mencionados por medio de la asignación de mayor responsabilidad a las 18 instituciones afianzadoras que actualmente operan en el país, procedimiento que otros países han realizado. De hecho, agregó el entrevistado, en Estados Unidos este tipo de garantías ya cubren el ciento por ciento de los montos acordados en cada convenio legal entre el aparato burocrático y la institución o empresa fiada.
“Que los montos de los contratos tengan una mayor protección es una oportunidad que tiene un sólido respaldo gracias a las reservas y garantías de recuperación, entre otros elementos que conforman la industria en México”, afirmó el entrevistado.
El segundo camino para el crecimiento del mercado afianzador nacional consiste en incursionar en algunos nichos que, en opinión de Carrillo López, se han aprovechado poco en el ámbito sectorial: “La fianza de Fidelidad, por ejemplo, cuyo uso ha disminuido con el tiempo, es uno de los ramos que tienen potencial”.
Carrillo López también expresó que no es recomendable pensar en un crecimiento de fianzas sin un cuidadoso estudio de los riesgos, pues un fenómeno aparentemente positivo podría resultar contraproducente.
“Se cobran primas muy pequeñas en comparación con la responsabilidad que se asume; y, si no se cuenta con una estructura adecuada de garantías y llega a fallar algo, podríamos indigestarnos al querer un poco más del pastel de este mercado”, reflexiona el funcionario de Afianzadora Sofimex.
El entrevistado afirmó que la figura legal de la fianza suma ya 128 años en México, periodo en que ha tenido altibajos pero en el que se ha impuesto una ágil adaptación a los diferentes enfoques de trabajo que llegan con los cambios de la Administración Federal.
“Si bien en este sexenio se apostó por proyectos emblemáticos, como el Tren Maya o el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, considero que hace falta también impulsar más proyectos de inversión pública con la iniciativa privada para fomentar el crecimiento y el desarrollo”, concluyó Carrillo López.