La industria manufacturera en México emplea a millones de trabajadores y representa alrededor del 18 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, de acuerdo con Statista. En Nuevo León, representa cerca del 25 por ciento de la economía local y se espera que, con el creciente fenómeno del nearshoring, la inversión extranjera impulse el desarrollo de empresas que provean de materia prima y servicios a la zona, lo que podría implicar nuevos riesgos en las cadenas de producción.
“Nuevo León tiene una de las economías más importantes de México. Los siniestros relacionados con la responsabilidad de producto son solo uno de los múltiples riesgos a los que se enfrentan los fabricantes y comerciantes; de ahí la relevancia de que la cultura del seguro empresarial crezca, en especial entre las micro, pequeñas y medianas empresas de esta y otras zonas del país”, comentó Alicia Cortés, directora de Sucursales de Zurich México.
En este sentido, Zurich México destaca que, cuando se manufactura y comercializa un producto, existen situaciones que podrían derivar en daños al usuario y consecuencias que van desde acciones legales de responsabilidad civil (RC), hasta crisis reputacionales o pérdidas económicas. Por ello, al tener un negocio es importante establecer estrategias efectivas de gestión de riesgos para reducir reclamaciones a través de un Programa de Prevención de Responsabilidad Civil.
Aunque el enfoque puede variar según el tipo de producto y las necesidades específicas del negocio, Zurich México comparte algunos elementos que hay que tomar en cuenta al diseñar e implementar este tipo de programas:
1. Desarrollo de productos. Muchos litigios de responsabilidad se relacionan con el diseño, como el uso de materiales inadecuados, la falta de investigación o el incumplimiento de normas y códigos. Para lograr productos seguros se debe hacer todo lo posible para eliminar riesgos durante esta fase, mediante estudios de fiabilidad, pruebas, auditorías, etcétera.
2. Advertencias e instrucciones. Las advertencias ayudan a evitar el uso inseguro de un producto, mientras que las instrucciones proporcionan capacitación para su uso adecuado y seguro. Deben ser legibles, efectivas, consistentes con los estándares y prácticas de la industria.
3. Control de calidad. Si bien el grado de formalidad y sofisticación de un programa efectivo de control de calidad dependerá de los peligros y la complejidad del producto, contar con uno es un requisito para cualquier empresa que quiera garantizar una fabricación acorde con las especificaciones de diseño, desde la elección de materias primas hasta el producto terminado.
4. Asesoría legal. Ya sea una asesoría interna o externa, el área legal desempeña un papel clave al ayudar en asuntos específicos como la revisión de instrucciones de usuario, materiales publicitarios, políticas de retención de documentos, interpretación de leyes y regulaciones aplicables a cierto producto, así como asistencia en la defensa de reclamos por responsabilidad.
5. Sistematización de documentos. La documentación efectiva es útil para demostrar, en caso de siniestro, el extremo cuidado que la empresa toma para diseñar, fabricar y vender productos seguros. Un sistema de control documental debe basarse en la política empresarial, el análisis de gestión, los requisitos reglamentarios para la trazabilidad y el asesoramiento legal adecuado.
6. Gestión postventa del producto. También es importante monitorear la experiencia del usuario posterior a una venta y estar atentos a comentarios, noticias, informes de servicio, entre otros, con el fin no solo de mejorar en cada fase de la producción, sino detectar peligros nuevos asociados a los productos e informar sobre riesgos potenciales que pudieran ocasionar daños.