Las crisis no borran tendencias preexistentes, sino que influyen en nuevas trayectorias, y las transformaciones culturales y sociales ayudan a las marcas a reinventarse para el nuevo futuro. Además, hay que tener en cuenta que en cinco años, el gran poder adquisitivo estará en manos de la Generación Z”, señaló Felipe Mendes, director general de GfK para América Latina.
Este es uno de los hallazgos del estudio GfK Consumer Life, que analiza lo que se puede esperar de este público en los próximos años, teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido en los últimos meses,
Mendes señala que los últimos años han acentuado el valor de las tendencias y que la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de una sólida base de conocimientos sobre el consumidor, una especie de “luz guía” para adaptarse a tiempos impredecibles. Además, la mayoría de ellos se dejan llevar por la esperanza de un mañana mejor. El optimismo está dando paso a una actitud más cautelosa sobre el futuro.
En este contexto, el reporte señala tres grandes tendencias que deben tenerse en cuenta en la toma de decisiones de las marcas:
- Seguridad. A la cabeza de las tendencias mundiales desde antes de 2020, la seguridad es algo que los consumidores buscan no sólo en relación con su salud y bienestar, sino también en relación con las amenazas virtuales y físicas.
- Conciencia ecológica. Recién llegada a la segunda posición de las tendencias de comportamiento de los consumidores, la conciencia ecológica está ligada cada vez más a la percepción de que los cambios climáticos que se están produciendo son muy graves. Así lo cree un 71 por ciento de la población mundial.
- Consumo consciente. Tras la pandemia, los consumidores se volvieron más exigentes en la búsqueda de productos y servicios de alta calidad acordes con sus necesidades.
Estas tendencias van de la mano de los cambios en los valores de la sociedad y también repercuten directamente en la forma de consumir. Las marcas que están conectadas con su público saben que comprender los valores que destacan a cada generación puede ayudar a definir las innovaciones, los mensajes e incluso la cartera de productos y servicios.
“Desde 2014, el principal valor que los latinoamericanos honran es la honestidad. Esto ya dice mucho sobre la visión que el consumidor tendrá de una marca y de un producto o servicio. Si no hay transparencia en esta relación, hay grandes posibilidades de ruptura de imagen, generando pérdidas significativas para las empresas”, concluye Mendes.