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5 principios de vida japoneses para el éxito personal y empresarial. Parte 4. MOTTAINAI

cmejia@vunacoaching.com
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IKAI empresarial
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Claudia Mejía

cmejia@vunacoaching.com

¡MOTTAINAI!

La primera vez que leí el término, me imaginé a un grupo de samuráis bravos y guerreros listos para la ofensiva. Me parecía cual grito de guerra, o como en los scouts, la voz de patrulla que motiva, incentiva y prepara para la acción.

Sin embargo, MOTTAINAI no tiene que ver con la motivación ni mucho menos la guerra, sino que tiene un significado mucho más ambientalista, que al profundizar en esta forma de ver los recursos no pude evitar llevarlo a la práctica profesional, pues tan aplicable es a la ecología como a la vida empresarial.

Empecemos por explicar qué significa MOTTAINAI, que no tiene un significado literal como hemos visto con otros términos como IKIGAI o KAIZEN. Mottainai hace referencia más bien a un estado de lamento o decepción ante el desperdicio; es decir, en la cultura japonesa, tiene un alto valor cada recurso con el que se cuenta, por lo que crear algún tipo de desperdicio es causa de pesar, y es mal visto. Por lo que se procura minimizarlo.

Comúnmente, ahora se asocia a procesos de reciclaje y reducción de residuos, generalmente de alimentos y materiales o de objetos de uso común, con el fin de darle una nueva vida o rehúso y aprovecharlo al máximo, creando así una cultura de “mínimo desperdicio”. No es por nada que Japón es conocido como uno de los países más limpios en el mundo, filosofía que aplican desde muy pequeños.

Ahora bien, ¿cómo una filosofía de cero residuos puede ayudarnos a mejorar nuestro éxito personal y profesional?

Muy sencillo, tomando conciencia de todo recurso con el que contamos y cómo, muy propio de nuestra cultura occidental, aplicamos todo lo contrario a la filosofía mottainai. Me explico.

Como cultura hemos caído en el hábito de un consumismo rápido y fugaz, en el que compro hoy, desecho mañana y vuelvo a comprar. Aunado a un síndrome de acumulación tal, en el cual, si nos damos cuenta, ya todo hogar tiene un cuarto denominado “el tilichero”, sí, ese lugar lleno de cosas que no sabemos si sirven, o que pensamos que algún día podrían servir, pero que ni usamos ni desechamos.

Ahora bien, ¿y en nuestra vida profesional? ¿Cuántos recursos hemos acumulado? ¿cuántos recursos tenemos que o no usamos a su máximo potencial, o simplemente dejamos sin uso hasta que pierden su funcionalidad?

Creo que, para comenzar a implementar este principio, el primer paso deberá ser tomar conciencia de los recursos con los que contamos, los más importantes los he clasificado como:

  • Monetarios
  • Físicos
  • Materiales
  • Mentales
  • Y de Tiempo.

Partiendo de esta clasificación, entonces podemos pasar a la siguiente pregunta: ¿cómo estoy usando ese recurso? ¿estoy sacando su máximo uso? Hacer esta reflexión puede llevarnos a muchas sorpresas, desde el momento de una compra, ¿con ella estoy sacándole provecho a mi dinero? Hasta de nuestro tiempo ¿la actividad que hago está aprovechando al máximo mi recurso tiempo? O nuestros pensamientos ¿este pensamiento me optimiza o me genera desperdicio?

Una vez que tomemos conciencia, entonces podemos pasar a la tercera pregunta, ¿esta decisión va a generar o está generando algún tipo de desperdicio? Si la respuesta es que sí, entonces recordamos lo aprendido en el KAIZEN: es momento de desechar o reubicar.

Es importante recalcar que MOTTAINAI no tiene la finalidad de vivir en constante estrés frente al desperdicio, pero sí en constante conciencia sobre el uso que le doy a los recursos que hoy tengo.

Si aprendemos a llevar MOTTAINANI en nuestra vida profesional, pronto veremos espacios más funcionales, procesos más óptimos, días más productivos.

Así que, cuando te sorprendas, en un momento en el que creas que puedes estar cayendo en la generación de desperdicio, di para tus adentros, como esos samuráis de mi imaginación: ¡MOTTAINAI! Es decir, ¡No voy a desperdiciar este recurso! No solo aprovecharás mejor cada uno, sino que te llevara a un estado del que hablare en mi siguiente y última entrega de estos cinco principios: ICHIGO ICHIE.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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