En el tema que da título a nuestra columna de esta quincena, los invito a que Charlemos Seguros nuevamente respecto al tema del retiro, que es de máxima importancia y que ya habíamos abordado cuando hablamos de las afores pero que retoma importancia debido al incremento que se está dando (y que se acelerará en pocos años) de las personas en edad de retiro y a las secuelas que deja en el mercado laboral la pandemia de covid que estamos viviendo y que al parecer está llegando por fin a su término.
Para platicar del tema, me puse en contacto con Juan Manuel Uribe Reynoso con quien tengo amistad desde hace más de 20 años. Él amablemente me compartió sus puntos de vista respecto a este importante tema como invitado a mi videocolumna de mayo, ya que desde hace varios años se ha especializado en temas de retiro como director general adjunto de Global Risks Solutions, firma que fundó junto con su esposa hace algún tiempo.
Comenzamos charlando acerca de los retiros que, derivados de la situación de desempleo, han realizado muchos de los aportantes al Instituto Mexicano del Seguro Social y que, aunque alivian la necesidad momentánea de liquidez mientras no se cuenta con una fuente de ingresos, a la larga perjudican al trabajador, ya que se disminuye de manera importante el número de semanas cotizadas ante el instituto, lo que reduce también la posibilidad de jubilación en la edad planeada y obliga al cotizante a trabajar un número mayor de años con el fin de recuperar lo perdido.
Por otro lado, comentamos que, aunque muchos de los que comenzamos a cotizar desde antes de 1997 tenemos la opción de aportar de manera voluntaria, aún sin estar generando ingresos registrados ante el instituto, en la denominada Modalidad 40, necesitaríamos también contar con un fondo importante para poder sufragar el gasto de dicha aportación, desde que se deja de cotizar y hasta la edad de retiro, lo cual implica un descontrol importante en la economía familiar durante los años previos al retiro, es decir, el periodo laboral final de cualquier empleado.
La conclusión a la que llegamos es que, ya seas un joven recién incorporado a la vida laboral o un chavorruco (como le gusta referirse a mi buen amigo a los integrantes de nuestra generación), el ahorro voluntario para complementar nuestra pensión es algo que resulta fundamental; en el primer caso, al ya no existir el esquema de jubilación del que ahora solamente gozan los que comenzaron a cotizar antes de 1997, es conveniente empezar el ahorro voluntario desde el mismo momento en que se inicia la generación de ingresos, ya que, cuanto más joven se comienza a hacer esto, menos será el porcentaje del ingreso que se deba destinar a ello. Y, en el caso de los “jóvenes experimentados” (como un buen amigo nos llamaba a los “maduritos” que cursábamos un programa de dirección de empresas que impartió el Tecnológico de Monterrey), nos queda la opción de contratar un Plan Personal de Retiro, además de una buena póliza de Seguro de Vida, para proteger a los que más amamos en caso de perder la vida de manera inesperada.
Ya que hablamos de jóvenes experimentados, aprovecho para enviar un saludo a mi buen amigo Miguel Amerlinck Corsi, quien ha dirigido de manera muy atinada los destinos de Latinoseguros, una de las aseguradoras con mayor tradición en nuestro país. Él fue mi compañero de aula hace ya más de una década en el ITESM CCM; sin duda, conservo muy gratos recuerdos de todos mis compañeros, de quienes tuve oportunidad de aprender mucho de lo que ahora aplico en mi vida profesional. También envío un saludo a Pedro González, quien dirigía el programa en ese entonces y logró conjuntar un gran grupo de profesionales tanto impartiendo como recibiendo los conocimientos y experiencias del programa de estudios.
Resumiendo la muy agradable charla que tuve con Juan Manuel, el tema del retiro es para todos, jóvenes y no tan jóvenes, quienes tenemos la tarea fundamental de fomentar de manera importante la cultura del ahorro para evitar que en pocos años tengamos una crisis pensionaria de dimensiones insospechadas, porque, como dice Juan Manuel, en tan solo unas décadas habrá un incremento sustancial en el número de adultos mayores en nuestro país, y ése es un tema del que no les gusta hablar a los gobiernos, ya que para ellos es mucho más fácil encontrar soluciones en los programas asistenciales.
Reciban un fuerte abrazo de mi parte, y nos leemos en la próxima columna para que juntos Charlemos Seguros de todos los temas que nos interesan de esta apasionante industria.