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Leer entre líneas es solo un paso

Charlemos seguros

El asegurador

A muchos, la pandemia les cambió, diríase, hasta el modito de andar.

En tu caso, amigo lector, ¿cuál ha sido el mayor cambio que la pandemia ha ocasionado en aquello que venías haciendo?

Más allá de que la covid, vista con los ojos del sector que nos compete, es el siniestro más grande en la historia del seguro mexicano, lo cierto es que esta industria presenta cifras promedio que muestran sin ambages un sector asegurador sólido.

Por supuesto que autoridades especializadas y organismos intermedios que operan en algún punto del sistema asegurador pueden presentar números que contradigan parcialmente esta realidad, y es necesario aceptar que tales cifras permiten ver una solidez que no es generalizada entre las compañías. Pero esto lo verá sólo quien borde muy fino, pues un encuadre amplio de la industria muestra un sector recuperado y en indudable avance.

¿Sabe el lector interpretar los reportes de un negocio que maneja renglones con factores críticos, inobservables para el neófito?

“Leer entre líneas” es una exigencia para aquellos que se desempeñan en el sector seguros, y más aún si el ámbito en el que se mueven es el de las garantías, en especial las fianzas.

En el mercado asegurador confluyen muchas especialidades, y cada una de ellas ha sido desafiada en tiempos recientes por un fenómeno que puso en el centro del análisis e interpretación aspectos acerca de los cuales poco se hablaba.

Por supuesto que cada una de las especialidades responde a los que cuestionan su eficacia con hechos y cifras que demandan una interpretación puntual que se desprende de una objetividad que es necesario poner sobre la mesa.

No cabe dejarnos arrastrar por cifras alegres, no comprobables. Sin caer en los excesos de la sospecha, habría que examinar cuidadosamente cada uno de los conceptos, de los números, para formarse una idea más o menos clara de la situación.

Hoy en día parece que todo exige un entendimiento mejor emanado de procesos que permitan aventurar, por eso mismo, algunas conclusiones. Diríase que ni están todos los que son ni son todos los que están, aunque el negocio seguirá en marcha.

¿Qué experiencias se colocarán en el centro del estudio para los especialistas durante la Convención de Aseguradores de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros los días 24 y 25 de mayo de 2022?

Las experiencias que se compartan resultarán tan útiles como auténticas luzcan. No cabe duda de que algunos podrán presumir auténticamente de lo realizado y obtenido en los tiempos recientes, pero los números, que son más fríos, permitirán un análisis adicional a aquellos capaces de leer entre líneas.

Es claro que las conclusiones no deberían asustar a los distintos actores de la actividad aseguradora. Al final de cuentas, los problemas pueden solucionarse mejor y más rápido cuando hay consenso acerca de sus características y transformaciones.

En lo personal, estimo que las consecuencias derivadas de la respuesta dada a la pandemia en materia de seguros apenas comienzan a revelarse y que vendrán cambios imperativos e indispensables si se quiere hacer crecer al sector.

No obstante, cuando se habla de crecer, siempre se habla de vender, vender y vender, sin importar la suerte del negocio. Un diseño poco adecuado de algunos productos genera ilusiones; pero en seguros, se sabe, todo se paga.

Es fundamental incrementar el volumen de ventas de las compañías, pero todo indica que algunos se perdieron en la ilusión de las primas generadas, que pasan por distintos procesos y deben incluir siniestralidad, gastos de adquisición, gastos de administración.

Un seguro respetable y respetado pasa por un tamiz que contiene liderazgos que tienen la fuerza de sostenerse frente a las presiones que se registran en distintas fases del aseguramiento.

¿Alcanzarán el fondo y la forma del programa de la convención de la AMIS (que, por cierto, habrá que recordar que se llevará a cabo en una modalidad híbrida) para dilucidar con toda seriedad los hechos y retos derivados de la pandemia?

Talento, habilidades y recursos hay suficientes para llegar, por lo menos, a recomendaciones que hagan poner los pies en el piso a más de uno; pero es preciso, sin duda, aventurarse un poco más. Más de lo mismo no hará que el rumbo cambie.

Resulta innegable que lograr utilidades es algo imprescindible, pero todos sabemos que las ganancias, en una operación ortodoxa, con decisiones responsables, provienen del manejo correcto de los procesos que integran el aseguramiento.

El público al cual se desea llegar tendrá un comportamiento que premiará o castigará a las organizaciones. Hay muchos renglones que requerirán una revisión exhaustiva para estructurar un servicio que responda a las expectativas de los usuarios y las supere.

¿Qué tan dispuestos estamos a escuchar observaciones y sugerencias dejando de lado las posiciones egocéntricas que en muchas ocasiones pueden verse en algunas compañías del sector?

Habrá que trabajar juntos esperando que cada uno haga su parte, más allá de las autocalificaciones ficticias o poco objetivas, que incluso terminan debilitando la imagen de las partes y del todo.

Trabajar juntos no es algo común ni cómodo para algunos. En las nubes no solo están los datos.

Insistimos en la necesidad de soñar, pero con los pies bien asentados sobre el piso y desechando la soberbia; y, sobre todo, en la necesidad de que se actúe.

Vale la pena leer entre líneas, pero luego es preciso que las conclusiones y las recomendaciones sean comprensibles y se ejecuten.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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