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Pánico y cachaza financiera

Charlemos seguros

El asegurador

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  • A RIESGO PROPIO 

Por: Bernardo Olvera Bolio

RESERVA Y A PESAR de lo que nos dicen los banqueros, y sobre todo de lo que no nos dicen, los  sistemas de seguridad cibernética del sector son bastante vulnerables y han quedado en evidencia. El saqueo multimillonario de hace un par de semanas hace gala testimonial de ello; y lo peor es que la propia banca declara, no se sabe si para defenderse o para hundirse más, que hay cientos —¿o miles?, ¿cómo creerles?— de ataques similares al año. Montos más, montos menos, pero existen.
CLARO QUE LOS BANQUEROS encuentran siempre la forma de lavar… su negligencia ante los temas de seguridad. Al leer esto, seguro habrá quien tenga la tentación, válida, de defenderse, pero la afirmación no es gratuita. Basta recordar algunos episodios históricos al respecto.
DURANTE LOS GOBIERNOS DE Echeverría, López y De la Madrid se daban robos a banco como estornudos en un catarro. La sociedad reclamaba, pues por lógica temía por sus ahorros y demás dineros en custodia, administración, inversión o usura de los bancos. Los bancos, más rápido que inmediatamente, le exigieron al Gobierno que acabara con la delincuencia. El Gobierno hizo lo que siempre ha hecho, esto es, lo que sabe hacer; pero al mismo tiempo exhortaba a los banqueros a que reforzaran la seguridad de las sucursales y acarreo de los dineros ajenos (porque los dineros del Gobierno y del sistema financiero en general no son propios, son ajenos).
DE MANERA ABIERTA O EN LO OSCURITO, los banqueros argumentaron en algún momento que era muy caro tener vigilancia y vigilantes en cada sucursal y que, en todo caso, ¡era menos lo que se perdía en lo robado que en los —entonces muy caros— sistemas de seguridad! Y, ni hablar, a echarle la culpa al Gobierno y, en el mejor caso, asegurarse.
¿QUIÉN Y CÓMO ASEGURARON A LA BANCA? De momento, ése no es el tema; lo central del punto es que, una vez asegurados, los bancos se ocuparon menos aún de los sistemas de disuasión y prevención. Con un poco de tiempo, se redujo la delincuencia elemental del robo a bancos, y la autoridad empezó a exigir mayores medidas de seguridad. Calma chicha por un tiempo en cuanto a malandros que, armados y embozados, se metían escandalosamente a robar a las sucursales…

DESPUÉS SE PUSO A LA ORDEN el robo a cajeros automáticos, con la consoladora ventaja de que normalmente lo hacían por la madrugada o cuando no había gente utilizándolos. Menos víctimas de armas pero igualmente víctimas del desfalco. ¿Quiénes? Pues los bancos, porque el usuario final (excepto altos personalizados dentro de los propios cajeros) no veía ninguna merma en su dinero. El asunto tuvo una discusión parecida a la anterior: reforzar la seguridad 24 horas en cajeros resultaba más caro que lo robado, y siempre existía el recurso del seguro.
AHORA LA CUESTIÓN ES EL ROBO CIBERNÉTICO, con sus hackers, crackers, malandros, genios o como quiera que se los llame. Lo primero que llama la atención es que los bancos dicen que, como dejaron en manos del banco central el tema del SPEI, pues es bronca de dicho banco el asunto de la seguridad de los sistemas. O sea que, como siempre, no es su problema. El banco central ha tenido que capotear a los medios, ávidos de sangre y tragedia pero sobre todo de culpables, antes que de análisis, mientras que los banqueros tuvieron una actitud como la del júnior que ve que, como el carro de papi está asegurado, le vale un cacahuate tomar medidas de prevención cuando lo usa. Así ellos: como el sistema es del Banco de México, pues no tomaron otras medidas.
PERO, COMO LA CUESTIÓN HA trascendido, los banqueros dicen que ahora sí van a ocuparse de hacer algo… ¡Ojalá! El punto extra es éste: seguramente están asegurados, lo que los hace estar muy relajados; finalmente, quien pierde es el sistema asegurador, pariente cercano. Si no están asegurados, son unos irresponsables; y, si lo están, pues andan en la pachorra respecto de la seguridad cibernética.
EL ASUNTO ENTONCES hace voltear al seguro. Estos seguros sin duda existen, y habrá que ver si también se ofrecen a otras empresas fuera del sector financiero, o incluso a personas físicas. Pólizas de protección contra delitos cibernéticos que incluyan la reposición de los fondos robados. Seguramente, la suscripción de tales seguros debe ser sumamente exigente en cuanto a las medidas de prevención y disuasión con que cuenta el asegurado, incluyendo la existencia de sistemas de seguridad basados en candados cibernéticos, dispositivos biométricos y demás.
LO DESTACABLE ES ESTO: si no tienes un seguro para los riesgos más importantes por su severidad y evidentes por su frecuencia, eres un irresponsable. ¿Y si lo tienes? No pues simplemente a tirarte a la hamaca y dejar al garete las medidas de prevención que ayuden a reducir la ocurrencia de los potenciales siniestros. Fácil.

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Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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