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México es el tercer país más vulnerable a ciberataques en el mundo

El Asegurador

La pandemia de COVID-19 aceleró el proceso de transformación digital; sin embargo, esto trajo consigo mayor vulnerabilidad, ya que México se ubica en el tercer lugar a escala global en cuanto a ataques cibernéticos, informó Metabase Q, por medio de un comunicado.

De acuerdo con la firma especializada en tecnología, 77 por ciento de las organizaciones que opera en el país no cuenta con un plan de respuesta ante los ciberataques, lo que, sin duda, eleva los índices de exposición de las empresas ante los crímenes cibernéticos. 

Entre los retos que enfrenta todo el sector financiero, subraya el comunicado, se encuentra mantener una conciencia continuamente activa en los usuarios finales con relación a la ciberseguridad y prevención de fraude. Asimismo, consideran necesario promover una colaboración y operativización efectiva de amenazas ante la apertura a transacciones transfronterizas. 

Metabase Q considera que la ciberseguridad es un asunto de ética y una responsabilidad compartida, donde solo a través de la colaboración entre el sector público y el privado se logrará construir una comunidad digital segura, confiable e innovadora. Por ello, propone que para defenderse de este tipo de amenazas se debe pensar y actuar a nivel colectivo. 

Por otra parte, según datos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el costo de respuesta y recuperación de ataques de ransomware para los organismos vulnerados es de 2.3 millones de dólares, en promedio.

Finalmente, el Banco de México señala tres principales riesgos de ciberseguridad que afectan a las instituciones financieras: el primero es la interrupción de las tecnologías de la información que utilizan y la consecuente indisponibilidad de sus servicios; el segundo es la afectación a la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información que maneja la institución, incluyendo la de sus clientes; y el tercero, las pérdidas económicas para las propias instituciones o para sus clientes.

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