¿Cuáles son los cinco sentidos de tu actividad?
La pregunta surge a partir de una obra de Ryszard Kapuściński titulada Los cinco sentidos del periodista.
Estar, ver, oír, compartir, pensar son los cinco sentidos que el autor anota, para el caso del periodista.
Habla él de que “hace 50 años este oficio se veía muy diferente de como se percibe hoy. Se trataba de una profesión de alto respeto y dignidad, que jugaba un papel intelectual y político”.
Añade que dicha profesión la ejercía un grupo reducido de personas que obtenían el reconocimiento de su sociedad. Y recuerda: un periodista era una persona de importancia, admirada.
El autor nos comparte que algunos de los mayores políticos del mundo contemporáneo empezaron su carrera como periodistas y que siempre se sintieron orgullosos de ello. Cita que el británico Winston Churchill trabajó como corresponsal en África antes de convertirse en uno de los grandes estadistas del siglo XX. Y que lo mismo sucedió con algunos escritores, como Ernest Hemingway, por ejemplo.
“Estos grandes hombres siempre reconocieron que sus carreras comenzaron en el periodismo, y nunca dejaron de sentirse periodistas”, observa. Y seguidamente anota que eso cambió en los últimos 20 años, a partir de una tremenda transformación en las prácticas de este oficio.
Kapuściński explica: “A diferencia de aquel periodista de hace 50 años, este trabajador de hoy es una persona anónima. Nadie lo conoce, nadie sabe quién es”.
Y abunda: “Eso se debe al cambio más importante que sucedió en sus rutinas de trabajo: el producto final que crea un trabajador de los medios masivos no es de su autoría sino que constituye el resultado de una cadena de gente como él que participó en la construcción de una noticia”.
Acto seguido, el autor precisa su idea de esta manera: “Cada noticia que se emite ha sido trabajada por 30 o 40 personas anónimas; tanta gente participó en el proceso de transformar el material que no se puede establecer un autor de aquello que finalmente se vio (por ejemplo) en la pantalla de televisión”.
Como consecuencia de todo ello, apunta, en esta profesión se perdió algo tan central como el orgullo de lo personal; ese orgullo que implicaba también la responsabilidad del periodista por su trabajo: el hombre que pone su nombre en un texto se siente responsable de lo que escribió.
Contundente, el autor advierte: “En cambio, en la televisión y en las grandes cadenas multimedia, de igual modo que en las fábricas, esta responsabilidad personal ya no existe”.
Los sentidos del periodista
Estar, ver, oír, compartir, pensar… ¿Alcanzarán hoy estas capacidades para volver a darle sentido al trabajo del periodista?
No necesitamos ir lejos para entender cómo, en el pasado relativamente reciente, el periodista procuraba estar, ver y oír para luego compartir lo que había visto, lo que escuchaba y los pensamientos que le generaba el hecho presenciado, porque detrás de las mesas de redacción había un grupo de personas que ponía a prueba lo escrito.
No pocas notas periodísticas terminaban en el cesto de la basura.
Se hablaba entonces de rigor, de la obligación de redactar esas notas periodísticas con precisión, exactitud y propiedad; y se entendía de qué se hablaba al exigir tales características.
Yo creo que, en el fondo, había pasión. Una pasión contagiosa.
En el prólogo de Los cinco sentidos del periodista leemos:
“En noviembre de 1994, Gabriel García Márquez convocó a un grupo de amigos en Cartagena de Indias y les habló de la pobreza que aquejaba al periodismo latinoamericano”.
“Cuando empecé en este oficio —dijo—, tuve grandes maestros que no me perdonaban un adjetivo fuera de lugar. Los jóvenes de ahora escriben a la buena de Dios. Nadie tiene tiempo para enseñarles”.
Los sentidos de tu actividad
¿Cuáles serían entonces los cinco sentidos de tu actividad?
Con frecuencia se habla de volver a los básicos, a los principios fundacionales de un oficio; y hay algunas personas que, de entrada, osan rechazar los básicos de su actividad aduciendo que éstos ya han quedado rebasados, que son obsoletos. Tal vez confunden, confundimos, las esencias con las formas.
¿Qué sería lo esencial en tu actividad? Hay formas dentro de una profesión (y hoy las tecnologías digitales nos ofrecen una variabilidad inmensa en ellas; aunque esto responde también, claro, a la responsabilidad con que asumamos dicha profesión) que sin duda pueden modificarse para hacerlas más sencillas, para abarcar más, para ganar en rapidez.
¿Pero puede olvidarse lo esencial; o, por el contrario, a partir de ahí hablar de los sentidos: cinco o más, o menos? Quizás hoy, a la luz de las circunstancias creadas por la pandemia que ocasionó el coronavirus, valga la pena repensar nuestro oficio y hacerlo menos mecánico, más humano, teniendo en cuenta que, al final del proceso, se trata de generar valor para las personas, independientemente del eslabón de la cadena en que éstas se encuentren.
En consonancia con lo que cita la obra que hemos comentado, es relevante dejar de ser esclavos de nuestra profesión. Al oficio habría que entenderlo para llevarlo a cabo, y deberíamos disfrutar el mero acto de ejecutarlo. Al realizar nuestra labor deberíamos saber que las consecuencias de haberlo cumplido estarán ahí, y serán acordes con el nivel de responsabilidad y compromiso que hayamos asumido.
¿Te atreverías a hacer un alto y encontrarle los sentidos a tu actividad? Ojalá que te des unos minutos siquiera, al inicio de 2022, para pensar en ello. Estoy convencido de que, independientemente de aquello a lo que te dediques, conocer, entender y comprender tu profesión no solo te hará sentir más orgulloso, sino que te inspirará a ser cada día más y mejor al desempeñarla.
Mis deseos para ustedes en 2022
Que su salud, condición y apariencia físicas alcancen su nivel óptimo.
Que aprendan y apliquen cosas útiles todos los días.
Que sus relaciones con todo, con todos, sean bellas, amorosas y plenas.
Que vivan en paz todos los días.
Que la sociedad los remunere generosamente por el valor que le añaden.
Que sus finanzas sean abundantes, crecientes y ordenadas.
Que la dirección y administración de su vida tenga el soporte de un equipo comprometido con su éxito.
Finalmente, les expreso mi esperanza de que nos encontremos periódicamente en Vivir Seguros® y, por qué no, en un Mastermind que nos ayude a lograr lo que deseemos.