Segunda entrega sobre este importante tema, que entrego con un poco de retraso dados ya los viajes presenciales nuevamente y no solo por ondas electromagnéticas. Es un gusto volver a estrechar a amigos y, aun saludándolos con sana distancia, equilibrar los eventos de ver nombres en cuadritos de programas de conferencias y volver a ver rostros en aulas y salones de estudios.
Como mencionamos la entrega anterior, hay muchas y muy buenas posibilidades de planificar la sucesión o trascendencia de tu negocio en vida siguiendo pasos y procesos que sobre todo te tomarán un poco de tiempo y mucha actitud positiva, ya que es lo más natural que para nadie sea muy agradable pensar que nuestra salud o existencia terrenal puedan terminar, y sin embargo es sobre todo esta última la única certeza que tenemos como humanos.
Es sumamente importante que en algún tiempo de tu semana o mes te dediques un par de horas, justo como si tuvieras una cita de ventas. Reflexiona y luego coloca en un escrito simple pero fundamental las acciones que te sería útil tomar para que puedas tener una sucesión exitosa en vida si esto es parte de lo que deseas.
Algunos de los elementos que más dificultad presentan en esta reflexión son por supuesto contar con un sucesor o unos sucesores, así como saber si son los adecuados y si existirá la posibilidad de capacitarlos y formarlos en los años que se prevean y las acciones que se deberán tomar en caso de que no deseen o no puedan llevar el negocio. Por último, las estrategias en caso de que tuviera que convertirse una sucesión planeada en una forzada en el caso de tu fallecimiento repentino.
De cualquier modo, estos tres tips te serán útiles.
Elige a tus sucesores
Difícil tarea, ciertamente, y además hemos de considerar que esta elección cambiará o podrá cambiar con el trayecto de la vida. Por ello, no hay que temer hacer una revisión anual o bianual de esta estrategia, ya que se trata de prever la sucesión forzada y no forzada, las cuales por naturaleza se van superponiendo en el transcurso del tiempo por naturales razones; es decir, cuando se es joven, la sucesión puede verse forzada por un accidente o enfermedad repentina; y, con el paso de los años, los planes de vida, retiro, jubilación, estado de salud y condiciones de vida nos hacen pensar ya en un retiro planificado.
Por lo tanto, en etapas jóvenes de vida convendrá considerar a compañeros de trabajo, empleados, familiares cercanos y pareja para poder llevar la empresa en esta etapa. Seguramente, los nombraremos como causahabientes ante las empresas de seguros para las que trabajamos; y posteriormente, con un poco más de conocimiento y conciencia, haremos un testamento o carta de cesión de cartera para ellos, o después los podemos considerar en los planes de sucesión formales de una persona moral.
Con el paso del tiempo, será hora de considerar con más seriedad la entrada de los hijos, yernos o nueras, sobrinos y otros miembros de la familia al negocio, y por supuesto ya para esos tiempos seguramente tendremos empleados que han demostrado su lealtad y eficacia y a quienes podemos también considerar en la sucesión de la empresa.
En cada etapa de tu carrera como asesor y en tu formación como empresario es importante saber y tener determinados a tus sucesores. No creas que ésta es tarea solo para edades mayores.
La familia y el negocio
Gran reto representa este tema, que me parece que es uno de los más retadores en la vida empresarial de un fundador o fundadores de empresas de seguros.
La familia puede o no tener las ganas, pero sobre todo el talento y el carisma para suceder a sus familiares. Así las cosas, tener protocolos familiares, o por lo menos pláticas sensatas con la familia antes de involucrarse en el negocio, es una práctica elemental en las organizaciones.
Hay toda una serie de prejuicios sociales, y presiones también, sueños e idealizaciones respecto a este tema, pues suponemos y creemos que el hecho de que los hijos se encarguen y se enamoren de nuestros sueños empresariales es una especie de milagro maravilloso y hasta un deber de los grandes consorcios empresariales, que utilizan su apellido como marca y muestra de su estirpe. El tan conocido nominativo “e hijos” ha marcado la idea de que esto es lo más importante en la trascendencia de una empresa.
Con base en la experiencia de casi 40 años de tratar con agentes y promotores de seguros, te puedo recomendar poner especial atención en estos tres aspectos:
1.- No fuerces el destino de tus hijos o familiares. Si alguien no quiere trabajar contigo como agente o en tu empresa, respétalo. Si lo quieres involucrar de algún modo o dejarle una herencia o legado, proponle ser socio solamente, no para meterse en el negocio a vender o administrar, sino para aprender a cuidar el capital que se ha invertido y que genera la empresa.
2.- No mezcles sueldos, bonos y prestaciones de empleado o ejecutivo con beneficios de hijo. Es decir, hay muchos padres y madres o familia que pagan sueldos de risa a su propia familia, pero les pagan casas, autos y viajes o los llevan a las convenciones sin ser realmente parte de la empresa; solo como vacaciones pagadas por la organización. Esto desmotiva a los agentes y colaboradores.
3.- No hagas de un acta constitutiva un testamento. A veces los hijos o la familia no están involucrados en la empresa y los mencionamos y les asignamos acciones de ésta, incluso sin hacérselo saber. Y entonces ellos desconocen el valor, la responsabilidad y los privilegios de ser accionistas. Pero lo más importante es que pueden ser factor clave para que los que sí están involucrados operen tu empresa. Duele el tema; pero, si no están en la empresa, déjales dinero o bienes, no acciones de tu negocio.
Orden legal y administrativo
Por último, no quiero dejar de mencionar que para que asimiles todas las reflexiones que lleves a cabo sobre tu empresa y tu sucesión, ya sea ésta planeada o forzada, será muy importante que observes las herramientas legales que existen, así como sus implicaciones fiscales y financieras, que, por cierto, cambian de acuerdo con la legislación y misceláneas fiscales en vigor.
Saber o informarte sobre cómo valuar las acciones de tu empresa, el valor de una cartera de clientes o de toda tu empresa, saber de cartas de cesión al amparo de la ley y el reglamento de agentes, saber de fideicomisos, causahabientes, tipos de empresas, tipos de acciones y todos los temas que fiscalmente emanan de este tipo de contratos y convenios es fundamental para evitar sorpresas y para aprovechar los beneficios fiscales y evitar a la vez lagunas que puedan afectar a tus beneficiarios.
Recordemos que, al fin y al cabo, y paradójicamente, el mayor patrimonio que dejarás a tu familia es tu nombre y tu trayectoria, tus valores y la forma en que trataste a tus clientes, empleados y socios comerciales.
Si esto último lo has hecho de manera ética, todos formarán un círculo de protección a los tuyos, además de todo lo que tú has previsto para tu sucesión.
Planea tu sucesión ya. No pienses: “Soy muy joven para esto”.