Desarrollo de políticas públicas, acceso a servicios de seguridad social, a los seguros, al crédito, a incentivos fiscales, así como derecho a una pensión digna, podrían ser apenas algunas de las aristas que en México y otros países habría que atender para lograr que los trabajadores de la economía informal obtengan un mejor sustento, derechos y beneficios.
El empleo informal se ve a menudo inmerso en estereotipos negativos; sin embargo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “la connotación negativa de larga data de informalidad no siempre se basa en pruebas y, a menudo, enmascara la realidad más sutil”, de acuerdo con investigadores de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), que enumera cinco mitos importantes sobre la economía informal que son total o parcialmente infundados:
1. Los trabajadores informales solo actúan en una economía sumergida
Falso: La contribución del sector informal al producto interno bruto (PIB) no agrícola varía desde 25 hasta 50 por ciento por país.
2. Vienen de un entorno pobre y con poca educación
Falso: No en todos los casos. Según un estudio de enero de 2019 realizado en 28 países en desarrollo y emergentes, el porcentaje de trabajadores informales que son pobres y cuyo salario oscila en 3.10 dólares per cápita por día, es generalmente más alto que el que perciben los trabajadores formales.
3. Están indefensos y desesperanzados
Falso: En absoluto. En lugar de etiquetar a esos trabajadores como “indefensos y desesperanzados”, lo que subraya una idea de inestabilidad, podríamos verlos realmente como “autosuficientes y esperanzados”.
4. No utilizan tecnología, por lo que se quedan fuera.
Falso: No del todo. En África la mayoría de los trabajadores informales están al día con las últimas aplicaciones. Un estudio revela que los jóvenes a menudo confían en sus habilidades y tienen grandes aspiraciones. Sin embargo, carecen de oportunidades escolares, formación profesional y programas de emprendimiento que puedan ayudar a hacer realidad sus sueños. Tanto como cualquier otra persona, necesitan pautas sobre bienestar, seguridad, productividad, negociación salarial, anclaje y crédito por su trabajo.
5. El trabajo informal debe formalizarse a toda costa.
Verdadero y falso: No es el único “camino a seguir”. En lugar de estigmatizar a los trabajadores de la economía informal, los investigadores de la AFD argumentan: “debemos reconocer la naturaleza del trabajo informal y derribar la gama de barreras que impiden que los trabajadores obtengan un mejor sustento”.
Uno de los caminos que proponen es propiciar el acercamiento con los llamados seguros inclusivos, los que podrían ayudar a derribar esas barreras al permitir que los trabajadores informales gestionen sus riesgos y accedan a cierto grado de protección social.
Un seguro accesible y asequible que ofrezca algún grado de protección contra emergencias de salud, pérdida de ingresos o destrucción de existencias en caso de una catástrofe contribuiría de alguna manera a mitigar esos riesgos, añaden los investigadores.
Por otro lado, la Organización Mundial del Trabajo (OIT) estima que más de 2,000 millones de hombres y mujeres mayores de 15 años, es decir, 60 por ciento de la fuerza laboral mundial, se ganan la vida de manera informal, que genera muchas maneras de entenderlo, contraatacarlo o integrarlo.