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Niveles altos de contaminación ambiental exacerban el riesgo de padecer obesidad infantil

El Asegurador

Los niños que viven en zonas urbanas con altos niveles de contaminación del aire, ruido y tráfico se constituyen como población altamente vulnerable, debido a que corren un mayor riesgo de padecer obesidad infantil, contexto que recrudecerá aún más el complejo panorama epidemiológico que enfrentarán las futuras generaciones durante los próximos años.

Así lo alerta el estudio más reciente realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGLobal), cuyo título es Entorno urbano y conductas relacionadas con la obesidad y el peso en niños de escuela primaria. Dicha investigación indica que la contaminación del aire tiene la capacidad de alterar los mecanismos moleculares que originan la obesidad, al inducir inflamación o estrés oxidativo, alteración hormonal y adiposidad visceral.

El diagnóstico, que analizó datos de 2,214 niños y niñas con edades comprendidas entre 9 y 12 años y que son habitantes de la ciudad de Sabadell, zona densamente poblada en España, arrojó que 40 por ciento de la muestra estudiada registra sobrepeso u obesidad, pese a que aún transitan su etapa infantil como seres humanos. 

Jeroen de Bont, autor del estudio desarrollado por ISGLobal, declaró que derivado de la investigación, se concluyó que los niveles más altos de contaminación del aire, tráfico y ruido están asociados con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior en los niños analizados. Por tanto, añadió, existe una correlación indiscutible de que los factores mencionados aumentan la probabilidad de que las personas en edad infantil sufran sobrepeso u obesidad.

De Bont apuntó asimismo que en lo que se refiere a la contaminación sónica, “el ruido podría influir en la privación del sueño y aumentar las hormonas del estrés, que están relacionadas con el desarrollo físico en la infancia y desempeñan un rol crucial en lo que se refiere a sufrir sobrepeso”.

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En otro pasaje del estudio difundido por ISGLobal, se determinó que la cantidad de establecimientos de alimentación no saludables del entorno guarda un efecto directo con la obesidad infantil, puesto que favorece un mayor consumo de comida rápida y una ingesta calórica significativamente alta. 

La investigación aclara que no encontró una conexión entre el entorno urbano y el nivel de actividad física, comportamiento sedentario y otras actitudes relacionadas con el peso de la población infantil, aun cuando se piensa que dichos factores pueden influir en esta clase de afecciones.

Por su parte, Martine Vrijheid, coautora del análisis difundido por ISGLobal, apuntó que el estatus socioeconómico desempeña un papel que todavía no se determina con claridad, en cuanto a la asociación entre el entorno urbano y la obesidad infantil.Para finalizar, Vrijheid reconoció que la investigación demostró que los niños que vivían en zonas más desfavorecidas y a las afueras de la ciudad presentaron un mayor rasgo de sobrepeso y obesidad, a pesar de que, cierra, están expuestos a niveles más bajos de contaminación del aire, tráfico, ruido y tienen acceso a más zonas verdes.

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