En medio de nuevas olas de contagios como consecuencia de la gran cantidad de variantes del virus SARS-CoV-2 en expansión, un reciente estudio de la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC, por sus siglas en inglés) revela que existe evidencia clínica suficiente que confirma que los pacientes que se contagian de la COVID-19 sufren déficits cognitivos persistentes, en el que se incluye la aceleración de la patología y los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Según el análisis, además de los síntomas respiratorios y gastrointestinales que son frecuentes en las personas que resultan infectados de la COVID-19, muchos pacientes afectados por el poderoso patógeno experimentan síntomas neuropsiquiátricos a corto y largo plazo, incluyendo la pérdida del olfato y del gusto, y déficits cognitivos y de atención, conocidos como niebla cerebral.
“Para algunos, estos síntomas neurológicos persisten, y los investigadores están trabajando para entender los mecanismos por los que se produce esta disfunción cerebral, y lo que eso significa para la salud cognitiva a largo plazo”, anota el análisis de la AAIC.
Según hallazgos de la investigación, existen datos que demuestran que los marcadores biológicos de lesión cerebral, neuroinflamación y Alzheimer se correlacionan fuertemente con la presencia de síntomas neurológicos en pacientes que son afectados por la COVID-19. Además, amplía, hay estadísticas que confirman que los individuos que experimentan un deterioro cognitivo luego de sufrir la infección del nuevo coronavirus en su organismo son más propensos a tener un bajo nivel de oxígeno en la sangre tras un breve esfuerzo físico, así como una mala condición general.
Heather Snyder, vicepresidenta de relaciones médicas y científicas de la Asociación de Alzheimer dijo que los reveladores descubrimientos que se citan en la investigación confirman que las infecciones a causa de la COVID-19 conducen a un deterioro cognitivo duradero y tan severo que tienen la capacidad de provocar síntomas de Alzheimer.”Con más de 190 millones de casos y casi 4 millones de muertes en todo el orbe, la COVID-19 ha devastado el mundo entero. Por ello, es imperativo que sigamos estudiando lo que este virus está haciendo en nuestros cuerpos y cerebros”, remató Snyder.