Es bien sabido que se requiere una fuerte autoestima y valoración personal para lograr sentirnos plenos y satisfechos en nuestra vida. En muchos lugares se habla de valorarnos, amarnos y respetarnos. Todas las teorías apuntan a obtener una inteligencia emocional equilibrada y poderosa para transformar nuestra vida en una experiencia que valga la pena vivirse cada día. Pero ¿cómo podemos obtener esta confianza en nosotros mismos? ¿Cuál es la fuente de automotivación y autoestima?
¿Te ha pasado sentirte inseguro o dudoso de quién eres? ¿Qué es lo que sucede cuando la inseguridad y la falta de confianza en nosotros mismos nos rodea y no nos permite brillar desde la verdadera esencia de cada ser humano?
Todas las personas venimos a buscar un espacio de plenitud. Pero, si no podemos confiar en nosotros mismos, en realidad tampoco podremos confiar en ninguna otra persona. Nosotros somos la base en la que comenzamos nuestras relaciones con los demás. Si no puedes confiar en ti, no podrás sentir eso por nadie.
Distanciarte de tu propia persona y analizar las cosas que haces como si fueras un observador externo te ayudará a reconocer aquellas situaciones y hábitos en los que te haces autosabotaje. Si hace tiempo que te notas con poca autoestima, es muy probable que hayas entrado en un círculo vicioso de ansiedad y mala autoimagen del que es difícil salir sin proponérselo. Por eso, tomar un punto de vista en tercera persona te ayudará a ver este círculo vicioso completo y será más fácil tomar cartas en el asunto.
¿Cómo hacer esto? Muy sencillo. Cuando notes que hay algo que te crea angustia y que mina tu autoconfianza, párate a pensar en las distintas opciones con las que puedes afrontar esta situación y elige la que crees que vaya a beneficiarte a medio o largo plazo.
Si en realidad quieres hacer las cosas distintas de como las sueles hacer, tendrás que salir de tu zona de confort.
Otra cosa que debes hacer es dejar de compararte con otras personas. Si no puedes evitar compararte, es porque probablemente no las conoces lo suficiente. Hoy en día, las redes sociales y los medios de comunicación hacen que sea muy fácil que personas concretas ofrezcan sólo su mejor lado y guarden bajo candado muchas otras cosas.
Darse cuenta de que la autoestima, sea positiva o negativa, es algo que puede aprenderse y desaprenderse y que es un rasgo en el que influyen elementos mediáticos y culturales sirve para entender que una autoimagen negativa no refleja nuestra propia naturaleza. Por lo tanto, considerar las presiones sociales que influyen en nosotros es imprescindible para conservar la autenticidad y no dejar que la publicidad nos hunda emocionalmente.
Asegúrate de poner especial atención en tu salud. Aunque la autoconfianza es algo subjetivo, es más fácil hacer que sea positiva si introduces pequeños cambios objetivos en tu vida. Mantener unos buenos hábitos de ejercicio regular, alimentación adecuada e higiene es algo sencillo de conseguir y, además de aportarte beneficios de todo tipo, puede mejorar tu autoestima de manera indirecta.
Cuando nuestro cuerpo funciona mejor, lo nota todo el mundo (y también uno mismo). Hay múltiples estudios que relacionan el bienestar físico con el mental; así que no deberías hacer caso omiso de este punto.
Si quieres trabajar tu autoconfianza, deberías enfocar tus acciones pensando en la repercusión que éstas van a tener sobre tu autoestima.
Por eso deberías ver qué metas u objetivos, lejos de resultar útiles, no hacen más que dañar tu autoimagen por ser poco realistas. Si quieres hacer avances en este sentido, céntrate en los objetivos que puedas conseguir y lánzate por ellos, sin dejarlo para el día siguiente.
Alimenta tu seguridad desde la virtud de conocerte profundamente. No podemos amar lo que no conocemos; así que dedica tiempo a observarte y conocerte a fondo. Esto te ayudará a percatarte de tus fortalezas y hacerlas notar a todo el mundo brillando desde tu interior.