Es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es.
Frédéric Chopin (1810-1849), pianista y compositor polaco
Entre vacunas, semáforos, elecciones y demás elementos, hoy parece ser que estamos volviendo a la era presencial.
Sí, lo podemos ver en cualquier restaurante, bar o centro comercial en los que, independientemente de las medidas de higiene, como el cubrebocas y el gel sanitizante, presenciamos ya muy poca “sana distancia”; y rubros como conciertos, cines y otros espacios comunitarios, como parques y plazas públicas, vuelven a ser poblados por la raza humana.
En relación con esta vuelta a las actividades presenciales, que, si bien es cierto, puede ser cuestionada, causa de posibles rebrotes epidemiológicos y comentada desde muy diversas aristas, no podemos negar que ya toda la población tenía cierto cúmulo de hartazgo y, como dicen vulgarmente, nos soltamos el pelo y deseamos salir a convivir y festejar; o como en un espectáculo deportivo que recientemente tuvo lugar en Estados Unidos, se dieron cita más de 72,000 espectadores, y para las finales de la liga del futbol mexicano, algunos equipos prefieren pagar multas que cuidar la salud de sus ciudadanos.
Dado lo anterior, es pertinente realizar un análisis rápido de los efectos que esto tiene y puede tener en nuestra vida y actividades cotidianas, especialmente para aquellos asesores y promotores de seguros y de fianzas que comienzan a recibir, por un lado, invitaciones de empresas y asociaciones a eventos presenciales y, por el otro, citas ya con clientes, no solo por medios electrónicos.
Muchas cosas han cambiado y cambiarán, y yo espero que puedan ser útiles para esta nueva etapa del mundo.
Cuestión de enfoque
La era tecnológica, con sus ahora múltiples posibilidades de citas, webinars, reuniones virtuales y la capacidad que nos otorga de atender esto en diferentes lugares de nuestra casa o trayectos, y por medio de múltiples dispositivos electrónicos, nos ha llevado, si bien es cierto, a la posibilidad de atender muchas cosas a la vez y parece que tenemos el don de la ubicuidad, pero también al desenfoque psicológico de nuestra atención y a las consecuencias que de ello se desprenden.
Hoy muchos agentes prenden sus aparatos electrónicos para supuestamente estar en una junta, sesión de trabajo o webinar, y realmente no están ahí; solo dejan que aparezca su nombre en el cuadrito del zoom para parecer presentes, pero en realidad están haciendo otras actividades y tareas domésticas, e incluso ¡hasta atendiendo a otras sesiones similares!
Esta diversificación del foco de atención, independientemente de las implicaciones y consecuencias de tipo profesional, tiene varios efectos psicológicos que seguramente se manifiestan de manera rápida, como el síndrome de burn out (cansancio extremo) u otros de mayor gravedad que se presentarán a su debido tiempo.
Como conferencista (ahora electrónico y virtual), me causa mucha gracia que en algunos eventos en donde ahora pretendemos lograr interacción con los participantes, al momento de formar grupos o hacer preguntas directas no se manifiestan más que por su nombre en el espacio de la herramienta, pero jamás prenden su cámara o micrófono, o simplemente al terminar un evento con alguna anticipación a lo anunciado los que sí estuvieron activos salen de la sesión, y muchos otros quedan “activos” por realmente no estar atendiendo al evento.
Problemas de agenda
Por otro lado, al volver a hacer eventos o citas presenciales en todo el país y el mundo, nuestras agendas volverán a sentir el efecto del tráfico, la espera para encontrar lugar de estacionamiento y muchas otras vicisitudes que sabemos que llevará la vida cotidiana, y esto naturalmente afectará a nuestra vida en términos de gastos, hábitos y ahora la retadora tarea de combinar una agenda mixta, con los problemas de encontrar la forma de mezclar eventos presenciales con virtuales, tener conexión fuera del hogar u oficina, volver a aprender a dejar espacios para imprevistos y, no menos importante, la sensatez y sensación de que no estaremos ciento por ciento pendientes de las redes sociales y el whatsapp, y que en ocasiones iremos conduciendo o estaremos en citas presenciales que demanden toda nuestra atención, y con ello la incapacidad de responder tan rápidamente como nos habíamos venido acostumbrando.
Conserva tu lugar
Como última reflexión, los quiero convencer, amigos y amigas míos, de que no porque nos esperancemos en volver a la vida presencial el mundo virtual dejará de existir, e insisto en la recomendación de que mantengan en su hogar un sitio de trabajo bien habilitado para continuar atendiendo a muchos seminarios, citas y eventos que seguramente seguirán transmitiéndose de esta forma.
Nuestro mundo ha evolucionado, y nosotros con él, pero nada volverá a ser como antes.
Prepara con todo tu regreso al mundo presencial y tus resultados del primer semestre del año.