La continuidad de negocio es un tema que por la coyuntura de la COVID-19 se ha puesto de moda en charlas y conversatorios que tratan de hacer entender a la mediana y gran empresa la importancia de continuar con la entrega de sus productos o servicios a los niveles predefinidos aceptables después de un evento perjudicial, contribuyendo así a una sociedad con mayor poder de resiliencia.
Al final, lo que nos ha quedado claro es que la improvisación ante las crisis imprevistas es un gran riesgo para la continuidad de los negocios, tomando en consideración que el mercado asegurador tradicional no está preparado para dar una respuesta adecuada a estas situaciones, lo cual no significa que no existan soluciones efectivas, aunque de eso escribiré en otro artículo.
Lo cierto es que este tema es también importante para las empresas pequeñas que recientemente han salido al mercado y cuyo emprendedor está más preocupado por el marketing, publicidad y la presión del cumplimiento de las proyecciones de ventas que por garantizar al mercado la continuidad de sus operaciones al momento de concretarse un riesgo grave.
Los que son emprendedores saben que antes de la pandemia su mochila ya venía cargada de problemas, como:
- Conseguir clientes.
- Forzados a la contratación de trabajadores no calificados.
- Pocas fuentes de financiamiento.
- Conseguir proveedores comprometidos.
- Adecuarse a los tiempos del cliente.
- No realizar estudios de mercado previos.
- No distinguir entre calidad y precio.
- Carecer de estrategias de atención a clientes.
- Desconocimiento del manejo de estrategias de marketing.
A esos problemas debemos sumar errores propios de los emprendedores novatos, como:
- Excesivos gastos personales sin control.
- Mala delegación de responsabilidades y toma de decisiones.
- Falta de planeamiento estratégico.
- Problemas de ineficiencia en producción e inventarios.
- Problemas de ventas y de mercado.
- Sucesión y problemas entre generaciones.
- Liderazgo deficiente del responsable.
- Manejo de personal y contratación deficiente.
- Problemas financieros.
Como hemos podido leer, vemos que su gestión siempre se encuentra enfocada en solucionar problemas del negocio, y no en la gestión de los riesgos a los cuales éste se encuentra expuesto.
Lo que deberían hacer los emprendedores es tomar conciencia de la estratégica gestión de sus principales riesgos, lo cual te permitirá:
- Identificar, analizar cualitativamente y priorizar tus riesgos.
- Autoevaluar cualitativamente tus controles.
- Hacer un benchmarking de tu gestión frente a la competencia.
- Elaborar un plan de acción general para la mejora continua.
- Validar la mejor opción de seguro para diferentes riesgos.
Y, una vez gestionados los riesgos, hacerse las preguntas:
- ¿Qué haces?
- ¿Cuál es tu core business?
- Pensar y analizar qué puede pasar.
- ¿Cómo alcanzarías tus metas en un escenario distinto?
- ¿Cómo vas a reaccionar?
- ¿Qué alternativas tienes?
- ¿Haces planeamiento?
- Nivel de criticidad de todas las unidades de negocio.
Y, antes de elaborar un plan de continuidad de negocio, deberías comenzar con:
- Identificar actividades clave.
- Medir las consecuencias de un evento.
- Identificar el mínimo personal crítico necesario y organizar su disponibilidad en función de necesidades.
- Identificar a los proveedores y suministros críticos.
- Monitorizar el efecto diario.
- Asegurar la relación con los clientes.
- Gestionar adecuadamente la comunicación.