La operación deslocalizada, la eliminación del contacto físico en la distribución y las reclamaciones en cascada fueron parte de los desafíos que el sector asegurador superó con éxito desde que empezó la expansión del SARS-CoV-2. A pesar de lo conseguido, las compañías de seguros no deben cometer el desliz de sentirse satisfechas por estos logros. De modo que es imperativo que dichas instituciones dejen de mirar hacia atrás y revitalicen su forma de hacer negocios en lo que resta de 2021, de tal suerte que sean relevantes en la era post-COVID-19, afirma Alexander Cherrey, responsable en investigación de seguros de Accenture.
El señalamiento del colaborador de la consultora forma parte de un análisis de su autoría titulado Olvídese de COVID-19, es hora de comenzar a asegurar la nueva normalidad, en el cual reconoce que los efectos directos de la COVID-19 han sido significativos para la industria aseguradora. Empero, advierte, dichas secuelas no son la radiografía completa de los retos que tendrá que enfrentar el sector después de que se mitigue la cepa vírica.
Las aseguradoras, continúa el análisis de Accenture, deben analizar a profundidad las verdaderas consecuencias que generó la pandemia de COVID-19 en la operación del sector. En tal sentido, avisa, las reglas del juego en materia de administración de riesgos cambiaron para siempre.
“El sector permanece abrumadoramente enfocado en las reclamaciones y en otras tareas críticas desatadas por la pandemia. Innegablemente dichas coyunturas no son sencillas. Por lo que se subestiman las transformaciones producidas por la crisis epidemiológica en el seno de la industria, esquema en el que se han originado riesgos inéditos para proteger, nuevas necesidades de aseguramiento sin atacar y métodos de distribución no explorados” anota Cherrey.
Nuevos requisitos para ser competitivos
En otro punto del diagnóstico se hace énfasis en que la industria aseguradora transita actualmente un punto de inflexión que pone bajo presión su convencional operación, puesto que los consumidores acusan un considerable deterioro en su nivel de ingreso, están llenos de incertidumbre por el futuro financiero, sin perder de vista que son cada vez menos tolerantes al mal servicio. Además, precisa, en algunos mercados las políticas de suscripción y las cláusulas de los contratos se han convertido en una verdadera preocupación para la pequeña y mediana empresa (pymes).
Lo anterior, sentencia Cherrey, demuestra que los requisitos para constituirse como una aseguradora competitiva están cambiando. Sin embargo, alerta, muchos competidores siguen sin considerar el contexto descrito y sus líneas de negocio funcionan como antaño. Por consiguiente, indica, corren el riesgo de perder una considerable cuota de mercado frente a jugadores que se han atrevido a reaccionar en medio del torbellino de cambios que registra la administración de riesgos.
Por último, el documento divulgado por Accenture refiere que con la pandemia de COVID-19 aún en pleno desarrollo, las aseguradoras tienen mucho por hacer, de manera que no vean retroceder sus índices de rentabilidad. Por ese motivo, insiste, la planificación estratégica de las instituciones a largo plazo no puede consistir en simplemente alcanzar el nivel operativo y comercial que acusaban al cierre de 2019.