Luego de que 2020 fue un año muy golpeado en diversos sentidos -como el sanitario y el económico- en todo el mundo debido a la COVID-19, 2021 se presenta como un año de transición pues, -salvo catástrofes inesperadas-, las personas y las empresas comienzan a tener esperanza en el futuro con miras a una normalidad que no volverá a ser nunca la misma, incluyendo el tiempo antes de la pandemia.
En el informe Llega la siguiente normalidad: Tendencias que definirán 2021 y más allá, realizado por McKinsey & Company, consultora estratégica global, se identifican algunas preferencias que darán forma a la próxima normalidad, cómo afectarán la economía global y cómo se ajustarán las empresas y la sociedad a estos cambios.
Dando forma a la economía mundial
Como en recesiones económicas anteriores, a medida que los consumidores recuperen la confianza volverán a adquirir productos y servicios, incluso en mayor cantidad que antes de la crisis debido a la acumulación de ventas que no se han hecho en los últimos meses; sobre todo en negocios con elementos comunitarios como restaurantes y lugares de entretenimiento.
Sin embargo, el regreso no se dará de manera uniforme. De acuerdo con McKinsey, los lugares en los que los consumidores regresarán más rápido son los de poblaciones más jóvenes como India e Indonesia, a comparación de los países con demografías más antiguas como Francia, Italia y Japón.
Regresan los viajes
La investigación de la consultora afirma que los viajes -en mayor cantidad los de placer que los de negocios- se han ido recuperando. Ejemplo claro de ello es China, donde desde el tercer trimestre de 2020 el número de viajes mostró un alza bastante marcada; sobre todo en los destinos nacionales, ya que los internacionales aún están muy restringidos por las condiciones de cada frontera.
Gracias a la confianza en las medidas de salud y seguridad de los territorios, la gente se anima cada vez más a viajar.
Más innovación y emprendimiento
Desde la aparición del SARS-CoV-2, la digitalización ha experimentado un gran crecimiento a nivel mundial. El servicio al cliente, las ventas online, el teletrabajo, el uso de inteligencia artificial, el aprendizaje automático para mejorar las operaciones en empresas han marcado un antes y después en cuanto a cómo la sociedad trabaja, se educa, y adquiere productos y servicios.
La atención a la salud también ha cambiado sustancialmente con la telemedicina y la biofarmacia ganando cada vez más terreno.
Todas estas disrupciones ofrecen a los emprendedores nuevos espacios para desarrollarse e innovar. En Estados Unidos, por ejemplo, se registraron más de 1.5 millones de aplicaciones de nuevos negocios tan solo en el tercer trimestre de 2020, casi el doble de lo que se hizo en el mismo periodo de 2019.
La productividad es inminente
La gran aceleración que se está dando y que continuará en el futuro se sostendrá en el uso de la tecnología, la digitalización y las nuevas formas de trabajo. Esto impulsa a la productividad, ya que estas herramientas están formando toda una revolución, pues al interactuar de manera más rápida y eficaz con los clientes, se obtiene un número mayor de resultados, por mencionar un ejemplo.
Además, por el simple hecho de innovar, más ideas se ponen en práctica, recibiendo retroalimentación tanto para continuar como para ajustarse o simplemente desecharse y dar paso a otras, todo ello con menores costos y mano de obra.
De este modo, McKinsey & Company concluye que la COVID-19 no ha traído solo crisis sino la oportunidad de reinvención por parte de las empresas y la sociedad para alcanzar nuevos estándares a través de comportamientos mejorados hacia el consumo de productos y servicios, así como las múltiples formas de relacionarse en un entorno laboral y personal.