De acuerdo con un informe reciente de Zurich Insurance Group (Zurich) y la Smith School of Enterprise and the Environment de la Universidad de Oxford, parece inevitable que los estados ya no puedan ser el asegurador de última instancia, debido al aumento de los niveles de deuda. Al mismo tiempo, una fuerza laboral más reacia al riesgo tendrá una mayor necesidad y apetito de protección. Por consiguiente, es imperativo desarrollar nuevas asociaciones entre gobiernos, empleadores y proveedores de beneficios para proteger a los trabajadores contra riesgos asociados a una economía post pandémica, contexto en el que obligatoriamente el seguro debe brillar y ser un catalizador para la recuperación de los países.
La investigación de Zurich, denominada Dar forma a un mundo laboral más brillante: el caso de un nuevo contrato social, destaca además que la redistribución será una característica necesaria de muchos esquemas de seguros como medio de reducir la pobreza y apuntalar la solidaridad intergeneracional.
Asimismo, el reporte refiere que el brote de COVID-19 ha creado una nueva urgencia para abordar los problemas que afectan a los trabajadores en todo el mundo, incluida la digitalización de la economía, la necesidad de educación continua y la fragilidad de muchos sistemas nacionales de protección social. Asimismo, en medio de la pandemia, todas las generaciones trabajadoras se ven afectadas, los jóvenes se vuelven más reacios al riesgo y los trabajadores de mayor edad buscan posponer la jubilación.
El informe, basado en dos encuestas globales y entrevistas con líderes empresariales, sostiene que ningún interesado puede asumir el efecto de estos cambios por sí solo. Añade que la salud a largo plazo de las sociedades depende de la responsabilidad compartida entre las personas, los empleadores, los proveedores de beneficios y los gobiernos.
“Tener una fuerza laboral protegida, bien capacitada y ágil es primordial para una economía saludable y todos deben desempeñar su papel”, dijo Alison Martin, CEO de Zurich para Europa, Medio Oriente y África (EMEA) y Distribución Bancaria.
De este modo, las principales conclusiones del informe son las siguientes:
– Una creciente necesidad de una protección adecuada: la pandemia destacó la importancia de fortalecer la protección de los trabajadores atípicos, como los autónomos, los trabajadores a tiempo parcial o los trabajadores a tiempo parcial, muchos de los cuales han perdido el trabajo y caen entre las grietas de las redes de seguridad social existentes y de emergencia.
– Los millennials y la generación Z probablemente se volverán más reacios al riesgo: antes de COVID-19, las generaciones más jóvenes tenían el doble de probabilidades que los trabajadores mayores de elegir el trabajo independiente como carrera profesional. La tendencia ahora puede revertirse con los trabajadores más jóvenes que buscan seguridad en el trabajo, lo que podría implicar repensar el trabajo por cuenta propia y su papel en la economía de los gig.
– Mayor presión para adaptarse al cambio tecnológico a medida que se acelera la digitalización: con COVID-19 impulsando la digitalización, incluido el uso de la inteligencia artificial y la automatización, la necesidad de volver a capacitarse ha aumentado. Sin embargo, la encuesta global mostró una falta de coincidencia entre el nivel de riesgo personal que percibe un individuo y su disposición a tomar medidas para abordarlo. Tanto los gobiernos como los empleadores podrían contribuir a informar a los trabajadores sobre los riesgos para sus puestos de trabajo y las oportunidades disponibles.
– Nuevas formas de asociaciones público-privadas ayudan a aliviar la presión sobre los gobiernos: la adopción de un seguro de desempleo obligatorio, así como un seguro de salud, discapacidad y protección de los ingresos, junto con la protección de las personas dependientes, puede brindar seguridad y permitir a las personas volver a capacitarse y adaptarse a un mundo laboral cambiante.
– La redistribución y el aumento de la flexibilidad son características necesarias de la protección más allá de COVID-19: los planes de seguro de salud obligatorios deberían tener incorporada una capacidad redistributiva como un medio para reducir la desigualdad, por ejemplo, entre personas con ingresos altos y bajos, así como entre diferentes generaciones de trabajadores . El surgimiento de un nuevo mundo de big data también requiere una protección diseñada con una mayor flexibilidad y continuidad incorporadas en las opciones de carrera, lo que incluye una aceptación, pago y cambio más flexibles entre y dentro de los productos de seguros.Finalmente, el reporte indica que existe la voluntad y el optimismo para reformar el sistema de protección; sin embargo, se debe trabajar en conjunto, empleadores, aseguradoras, gobiernos y comunidades, para dar forma a un mundo laboral más brillante y garantizar que el futuro de la protección social sea más flexible, seguro y justo para apoyar a las personas a lo largo de su vida laboral, independientemente de dónde y cómo eligen trabajar.