Pese al optimismo por el desarrollo de vacunas eficaces contra la COVID-19, aún falta mucho para que esas iniciativas sean posibles a gran escala, ya que será necesario desplegar una enorme capacidad de producción para usarlas de forma masiva.
Así lo considera la doctora Sandra Mitic, Life/Health Chief Medical Officer de Gen Re, quien asegura que los medicamentos antivirales para combatir la transmisión del virus SARS-CoV-2 pasan por la misma situación en cuanto a su implementación en la población mundial.
De acuerdo con Mitic, actualmente se trabaja arduamente en medidas médicas para combatir al nuevo coronavirus, las cuales están concentradas en tres campos diferentes:
Ensayo de la eficacia de medicamentos que ya están aprobados
El foco se concentra en grupos de medicamentos basados en diferentes principios de tratamiento como los antivirales que se desarrollaron para interrumpir el mecanismo de replicación de ciertos virus y tratar otras enfermedades virales como el Ébola, la hepatitis y el VIH.
También están los inmunomoduladores, que evitan una respuesta inmune excesiva y se emplean en el tratamiento de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple. A su vez, existen las sustancias que se aprobaron originalmente para el tratamiento de infecciones parasitarias, enfermedades bacterianas en los pulmones o enfermedades venéreas.
Desarrollo de una sustancia específica contra el SARS-CoV-2
El análisis de Gen Re refiere que los investigadores empezaron a examinar los mecanismos de replicación específicos del SARS-CoV-2 e intentan identificar posibles formas de contrarrestar su difusión viral. En tal sentido, se ha dado luz verde para que los primeros estudios clínicos examinen si la inhibición de las enzimas ACE 2 y/o la TMPRSS2 puede evitar que el virus invada las células anfitrionas.
Desarrollo de una vacuna para el SARS-CoV-2
La autora revela que desde el estallido de la pandemia se han iniciado en todo el mundo centenares de proyectos de vacuna, divididas en diferentes grupos.
Las vacunas vivas, en las cuales se modifican virus vivos inocuos que sirven como portadores (vectores virales) para simular una infección de SARS-CoV-2 en el sistema inmunológico humano. Esto estimula la producción de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 a fin de proteger a la persona infectada frente a una infección real.
Las vacunas inactivadas, aquellas que contienen partes (proteínas virales) del virus SARS-CoV-2 real para estimular la producción de anticuerpos por parte del sistema inmunológico.
Y finalmente, las vacunas genéticas, que contienen genes modificados selectos del virus SARS-CoV-2 que hacen que el organismo humano desarrolle protección inmune mediante la creación de anticuerpos.