Todos sabemos que las pólizas que se confeccionan en el seno de las aseguradoras en México incluyen en gran medida certificados, anexos, endosos y condiciones generales, que ocasionan que procesos como la suscripción y la reclamación del siniestro se conviertan en verdaderos calvarios; por ello, es indispensable que las instituciones, en colaboración con especialistas en derecho, centren sus esfuerzos en el diseño de contratos de seguros mucho más sencillos, inteligibles y claros, características que permitirían que el sector fuera mucho más innovador, dinámico y transparente.
Coincidieron en señalar lo anterior Miguel Ángel de la Fuente, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho de Seguros y Fianzas, A. C. (Amedesef); y Waldo Sobrino, socio de la consultora Waldo Sobrino & Asociados, durante su participación en una mesa de discusión que se transmitió vía Zoom Video denominada Nueva perspectiva para entender el contrato de seguro, organizada por el organismo que nuclea a los abogados dedicados a los asuntos del seguro y la fianza en el país, en colaboración con el periódico El Asegurador.
Al tomar la palabra, De la Fuente señaló que las pautas de consumo, la forma de hacer marketing y la manera en que se comercializan y distribuyen productos y servicios son aspectos que hoy en día viven una auténtica revolución. Por todas estas modificaciones en el ámbito mercantil, indicó, los abogados expertos en materia de seguros deben tomar en cuenta dicho contexto, puesto que analizarlo e incidir en él será la vía para conseguir ensamblar contratos y un marco jurídico evolucionado que permitan mitigar y transferir los riesgos de una forma mucho más ágil, sin que se descuide lo concerniente a los estándares regulatorios, que son parte del DNA de la industria.
“Los abogados del futuro tendremos que convertirnos en programadores con conocimientos de abogacía; por ello, no hay más alternativa sino conseguir que los expertos en derecho adoptemos una postura evolutiva en nuestro oficio, de manera que podamos tener un pensamiento mucho más tecnológico y moderno que nos permita entender con total claridad la forma en que la sociedad vive hoy en día”, explicó el presidente de la Amedesef.
De la Fuente apuntó que la cristalización de los riesgos emergentes, cada vez más graves y frecuentes, obliga al sector asegurador a revisar la Ley sobre el Contrato de Seguro, ya que la forma en que esta clase de amenazas afectan a la sociedad posiblemente aún no está delimitada con exactitud en las pólizas, lo que ocasiona que existan lagunas legales e imprecisiones que a todas luces podrían opacar la transparencia del sector y, peor aún, afectar a los intereses de los consumidores.
Por lo anterior, el presidente de la Amedesef afirmó que es vital que los especialistas en derecho analicen y entiendan el nuevo mapa de riesgos, pues son peligros que de hecho ya ponen en jaque la resiliencia de los países, tal como sucedió con esta pandemia que provocó el nuevo virus SARS-CoV-2.
“Como sector, tenemos que entender el nuevo concepto de riesgo y analizarlo, ya que eso será la fórmula para darnos cuenta de que efectivamente dicha noción evolucionó. Este ejercicio nos permitirá determinar si estamos preparados como industria para sortear con éxito la nueva serie de amenazas. Y, si somos estrictos, tendríamos que analizar con profundidad lo que concierne a los contratos de seguros y evaluar de qué forma los diferentes canales de distribución ayudan a que se entienda de mejor forma la administración de riesgos, de modo que se celebren acuerdos con mayor agilidad y claridad”, abundó De la Fuente.
Brindar certeza, requisito para evolucionar
El presidente de la Amedesef alertó que gran parte de los términos y condiciones que incluyen los contratos de seguros que hoy en día están vigentes en el sector asegurador mexicano es difícil de interpretar. Dicha situación, agregó, ocasiona que la interacción entre instituciones, agentes y consumidores no sea la más adecuada; y esto, en una época en que la certeza y la claridad son requisitos para conseguir que cualquier relación comercial perdure, es verdaderamente relevante.
“Los sistemas de cualquier índole, incluyendo los jurídicos, funcionan mejor cuando no son complejos. Si como industria queremos que el consumidor lea los contratos, debemos brindarle las facilidades para que consulte las bases de las pólizas, y debemos procurar que éstas sean claras y entendibles; entonces, considerando dicha obligación, el sector junto con los abogados tienen que idear la forma de eliminar cualquier concepto que le añada dificultad a la operación”, especificó De la Fuente.
El presidente de la Amedesef planteó la posibilidad de que conceptos como la buena fe en seguros se modifiquen. Además, dijo, trámites como la declaración de un siniestro tendrían que perder peso, considerando que ya están disponibles las innovaciones tecnológicas que permiten determinar el comportamiento del consumidor en tiempo real.
“Abrazar la digitalización es la vía que permitirá proteger los intereses de las aseguradoras y los consumidores; por esa razón, como industria, tendríamos que revisar con amplitud normativas como la Circular Única de Seguros y Fianzas (CUSF), una acción que permitiría agregar nuevas reglas a la interpretación del contrato de seguro, con lo que lograríamos una simetría mucho mayor en la operación del sector”, sostuvo De la Fuente.
Se debe comenzar un juego nuevo
Por su parte, Waldo Sobrino advirtió que ante la estrepitosa mutación que hoy en día sufren los estilos de vida y debido a la gran aversión de la sociedad a leer textos complicados, como las pólizas de seguros, el deber de informar sin grietas recae como nunca antes en las instituciones que componen a la industria y en el asesor.
“El deber, más que de información, tendría que ser de asesoramiento y de advertencia. En México tendría que evaluarse lo que ocurre en mercados de seguros mucho más desarrollados, en los que existen apartados denominados Alerta, asegurado, que no es otra cosa sino dos cuartillas simples en las que se colocan aspectos trascendentales de la póliza y que tienen como base los siniestros que más se rechazan. Esto es posible cuando las aseguradoras hacen un uso adecuado de tecnologías como big data, la inteligencia artificial o el internet de las cosas, decisión que les permite brindar respuestas razonables a las expectativas de los asegurados”, declaró Sobrino.
Casi al término de su intervención, el socio de la consultora Waldo Sobrino & Asociados aseguró que es indispensable que el sector asegurador mexicano se transforme en materia legal, ya que gran parte del articulado de sus contratos ha sido rebasada por los avances que en la actualidad ostenta la sociedad en general y el mundo de los servicios financieros en particular.
“La industria no puede seguir operando según normas que están vigentes desde hace más de un siglo. Para la abogacía, el desafío es mayúsculo, puesto que lo que nos enseñaron en la academia es derecho en blanco y negro, cuando en realidad hoy estamos presenciando un derecho que es a color y en formato tridimensional; por lo tanto, no sería conveniente pensar en regulaciones del futuro sin tener en cuenta lo que ya sucede con el seguro hoy, derivado del nuevo juego digital y comercial que está en desarrollo”, cerró Sobrino.