La mayoría de los consumidores en América Latina tienen menos dinero en sus bolsillos y se están volviendo cada vez más cautelosos cuando se trata de gastos futuros, a causa de la crisis económica y sanitaria que produjo la pandemia de COVID-19. Además, viven día a día y no tienen fondos adicionales para cumplir con sus necesidades esenciales, señala un estudio realizado por la consultora de mercados Nielsen.
La investigación de la firma, titulada COVID-19 afectará más a los consumidores de bajos ingresos en Latinoamérica, apunta asimismo que en México, 66 por ciento de los hogares de bajos ingresos reconoce que se abastecen de las tiendas tradicionales y 30 por ciento en mercados públicos. En contraste, añade, 80 por ciento de hogares de niveles socioeconómicos más altos afirma hacer sus compras en supermercados.
El análisis de la firma puntualiza que con base en una encuesta realizada en 13 mercados latinoamericanos, se encontró que 76 por ciento de los habitantes de esta región está preocupado por la realidad que ha provocado la COVID-19; mientras que 51 por ciento estima que es muy probable que el virus SARS-CoV-2 permanezca afectando sus mercados, al menos durante los próximos cuatro meses o más.
En otro punto del diagnóstico se indica que desde el comienzo de la pandemia, se han emitido recomendaciones para los consumidores a escala global, sobre cómo controlar la propagación del virus, como respetar el confinamiento social; no obstante, sentencia, aislarse en sus domicilios y evitar salir a la calle no es una opción para más de la mitad de los consumidores que trabajan (53 por ciento) en América Latina. Estos consumidores, lamenta, pertenecen al sector informal y ganan dinero diariamente o semanalmente por medio de actividades comerciales que a menudo no incluyen seguridad social o beneficios.
“Para muchos, quedarse en casa es una realidad imposible, ya que significa que dicha capa poblacional considerablemente vulnerable no tendría suficiente dinero para comer o comprar lo esencial todos los días. Eso significa que continúan trabajando, lo que aumenta el riesgo de infección. Es una situación cada vez más compleja, que se suma al malestar social y a un aumento latente de la delincuencia a corto plazo”; especifica el estudio.
Por último, Nielsen advierte que a medida de que la COVID-19 se extiende sin control por América Latina, existe una profunda preocupación en todas las esferas de la sociedad por las crecientes consecuencias humanitarias, económicas y políticas que generará dicho fenómenos epidemiológico; por consiguiente, pronostica, la crisis sanitaria tendrá un mayor efecto negativo en los consumidores que están menos preparados para sortearlo; o sea, aquellos que viven en extrema pobreza.
“La pobreza y la desigualdad ya eran un problema en la región, pero COVID-19 los exacerbó; de manera que la expansión del SARS-CoV-2 ejercerá una mayor presión sobre las perspectivas financieras y los estilos de vida de los consumidores”, finaliza la consultora.