Biometría, el mejor recurso para cerrarle el paso a la ciberdelincuencia

El Asegurador

 

La biometría se considera como  el procedimiento más confiable para proteger los datos personales. Sin  embargo, dicho recurso de seguridad afronta algunos problemas  relacionados con aspectos éticos del uso  de la información o con barreras técnicas que lo hacen vulnerable a los ciberataques: una huella o un rasgo facial se traducen  en un  algoritmo cuyo resguardo debe  estar bien gestionado;  si esto no se hace correctamente,  la privacidad y el buen uso  de la información y de la identidad  del cliente puede pasar de muy segura a nada segura.

Ignacio Sotelo, director general de la Asociación Mexicana de Ciberseguridad (Ameci), expresó lo anterior en entrevista con El Asegurador al hablar de  Biometría, el camino para cerrarle el paso a la ciberdelincuencia. Sotelo  precisó que el gran reto para conseguir la eficiencia total   en un procedimiento de por sí altamente seguro  como la biometría es la gestión de la seguridad digital en las organizaciones, aspecto que por lo común es muy laxo.

Con frecuencia, las empresas desconocen o malinterpretan las acciones que se han de emprender para fortalecer los sistemas de seguridad de la información. Esto ocasiona que 80 por ciento de ellas se limiten a invertir en un Fireworks, un antivirus o un antimalware. Lo peor de todo es que creen que  con esa   medida tan elemental  están protegidas  contra cualquier ataque cibernético, suposición  totalmente alejada de la realidad, señaló Ignacio Sotelo.

A pesar de la importancia del concepto de TI, lo cierto es que los especialistas en dicho campo batallan enormemente con la desconfianza  de la alta dirección hacia los avances que en materia de seguridad ha logrado esta rama tecnocientífica. Los CEO a veces ponen  en duda que la TI sea esa área estratégica que coadyuve a cumplir con los objetivos de la organización, pensamiento que ha ocasionado  que muchos negocios queden en poco tiempo obsoletos, apuntó el director general  de la Ameci.               

El tema es complejo, añadió el entrevistado, porque, si los directores que tienen el poder para decidir sobre las inversiones de las empresas  no toman en serio   las TI,  mucho menos reconocerán las amenazas de ciberseguridad que ponen en grave riesgo   la operación del negocio.

“En la Ameci  hemos sido testigos de cómo a muchas  empresas les han secuestrado sus bases de datos y  servidores. Algunas otras  advierten fugas de información que  las llegan a poner en tan malas condiciones  que después no saben  qué hacer. Con un ambiente controlado y seguro para el manejo y uso   de la información dentro de la organización  se abate por completo cualquier daño o amenaza   que pueda poner en riesgo  la continuidad del negocio”, declaró el director general del organismo.

Ha costado mucho trabajo modificar la errónea creencia de que seguridad de la información    significa  gasto superfluo; hoy se ve más como   una inversión que previene riesgos. El 90 por ciento de las 300 empresas atendidas por  la Ameci ha sufrido algún tipo de ataque cibernético, y lo peor del caso   es que no lo sabían. Por otra parte, el  10 por ciento restante   ni siquiera era consciente  de necesitar seguridad de la información, explica Sotelo sobre la labor de esta asociación.

En el mundo de la seguridad de las TI, precisó Ignacio Sotelo, lo que hoy por la mañana es innovador y seguro  por la tarde puede ya no serlo. La biometría es considerada  una alternativa de protección de la información de las más seguras en el mercado; de ahí la tendencia de la banca a  implementar este recurso para robustecer la seguridades de las operaciones de sus clientes.

No obstante,  la biometría requiere ir  acompañada de una buena  inducción ética de las personas que intervienen  en cada proceso; así como de las mejores prácticas de gestión y resguardo de la información;  por ejemplo, cifrados en diferentes niveles  para asegurarse de  que  en verdad esta  opción sea inviolable.

Ignacio Sotelo está convencido de que lo que se necesita para contrarrestar un ciberataque es reforzar  la capacitación en tres niveles operativos: el directivo, para que los involucrados en la toma de decisiones tengan una visión suficientemente clara sobre la importancia de la seguridad y tomen conciencia de las razones para   invertir en ello.

El segundo nivel, agregó el entrevistado, reúne a  todas las áreas   técnicas, que deben recibir suficiente capacitación, “porque hemos identificado que les hace falta mucho camino por recorrer en esta área;  y, aunque ni duda cabe de  que estos departamentos son muy buenos en el manejo de bases de datos, programación, etcétera,  les falta pericia sobre las mejores prácticas de seguridad”.

Y el tercer nivel, quizá   el más complicado, es  el usuario final, es decir,  el colaborador, el asistente secretarial o alguien que tenga  acceso a un correo electrónico de la organización  y que por ello puede convertirse en el eslabón más fácil y sencillo para que se perpetre un ciberataque, explicó Ignacio Sotelo. 

Si el colaborador no desarrolla la capacidad de detectar y gestionar apropiadamente una llamada fraudulenta, advirtió finalmente Ignacio Sotelo, puede poner en peligro  a la organización. Tales ataques se clasifican  como delitos de ingeniería social, que surgen  a partir de una llamada telefónica, correo electrónico o whatsapp, precisó el director general de la Ameci.

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