La expansión de la COVID-19 provocó que las autoridades federales se vieran obligadas a instrumentar medidas de aislamiento social y la suspensión de actividades productivas, dos decisiones que inevitablemente provocaron una considerable caída en el consumo local; de ahí que brindar certidumbre a los clientes y al talento, así como permanecer en el mercado, se perfilen como los objetivos principales que se han trazado las organizaciones con operación en México en medio de la crisis económica provocada por la diseminación del SARS-CoV-2.
Lo anterior son datos que difundió la empresa KPMG, consultora especialista en auditoría, impuestos y asesoría, la cual puso a consideración de los interesados el estudio denominado COVID-19 – Liderando en tiempos de turbulencia. En este documento se muestra que siete de cada 10 directivos en el país considera que la pérdida de los ingresos anuales de su organización será de hasta 40 por ciento, como consecuencia del evento pandémico que aún mantiene en vilo a México.
De acuerdo con la firma, que consultó la opinión de 64 directivos a nivel nacional, 67 por ciento de los encuestados reconoce que no prevén recuperarse de la recesión económica en marcha antes de seis meses. Además, 62 por ciento de la alta dirección asegura que no tiene recursos económicos para costear un plan de continuidad de negocios; mientras que 31 por ciento piensa que dicha práctica no es una prioridad.
En cuanto a los efectos de la pandemia de COVID-19, la principal amenaza para 59 por ciento de los encuestados estriba en la falta de flujo de efectivo en su organización.
Carlos Millán, socio del área de Global Strategy Group de KPMG en México, señaló que la clave para que las empresas puedan sortear con éxito la coyuntura económica actual que en definitiva ha originado una disminución de ingresos en las compañías, así como deterioro de sus activos financieros, gravita en tener visibilidad de los riesgos actuales y emergentes que han surgido, como consecuencia de la COVID-19.
“Los resultados de cada empresa dependen de reconocer su patrón previsto de comportamiento y de la efectividad en la ejecución de acciones enfocadas a la cercanía con el cliente, la flexibilidad del modelo de negocios, la productividad del trabajo a distancia, la retención del talento y la innovación en la adaptación a las condiciones cambiantes de la demanda”, finalizó Carlos Millán.