Ahora que parece estar de moda el tema de la resiliencia, resulta que es ése justamente el que me encargaron abordar en el recién celebrado congreso de las Secciones Hermosillo y Ciudad Obregón de Amasfac, por cierto, impecablemente organizado por Graciela Rodríguez y su equipo de trabajo. Jamás imaginé el efecto que tendría mi exposición frente a un auditorio exigente y ávido de información respecto de este tema.
Por supuesto que hice mención del significado del término y de los tipos de resiliencia existentes; sobre todo, hice hincapié en que la resiliencia es una cualidad con la que deben contar los líderes de nuestra industria, sean éstos funcionarios, directivos o promotores, ya que tienen en las manos al activo más valioso del sector asegurador: los agentes, quienes ejerciendo su asesoría acercan los productos al consumidor final.
Por todo ello, amigos, el día de hoy los invito a que Charlemos Seguros acerca del liderazgo resiliente y sobre las habilidades que deben poseer los líderes de hoy para tener equipos exitosos al cumplir con sus responsabilidades.
Hace unos años escribí en este mismo espacio acerca de mi muy querida amiga Eunice Díaz, quien en una entrevista breve me platicó un pedacito de la interesante historia que vivió en el comienzo de su actividad en la venta de seguros; pero, sin duda, este tema da para mucho más, y el día de hoy abordaremos una perspectiva nueva de la resiliencia, vista a través del cristal de las personas en posición de mando.
Comenzaré diciéndoles que existen algunas capacidades inherentes a los líderes resilientes, entre las que encontramos:
- Autoestima positiva: que no es otra cosa que la capacidad del líder de quererse a sí mismo y de reflejar este sentir en el equipo; un líder que no se sabe valioso ni capaz difícilmente podrá transmitir este sentimiento al equipo.
- Introspección: necesaria para mirar dentro de uno mismo y preguntarse acerca de nuestros actos, estados de ánimo y conciencia, siempre con la capacidad de darnos una respuesta honesta.
- Independencia: muy útil para mantener distancia emocional y física respecto del entorno problemático, cuidando de no caer en el aislamiento; es decir, saber fijar límites con el entorno, sin perderlo nunca de vista.
- Capacidad de relacionarse: que le permitirá establecer lazos personales fuertes e intimidad con otros, equilibrando la propia necesidad de afecto con la actitud de siempre brindarse sin cortapisas a las personas de su entorno.
- Iniciativa: que es la capacidad de ponerse constantemente a prueba, con tareas retadoras y con ánimo de superar los retos. Es interesante notar que además se le toma gusto a esta exigencia, responsabilizándose de las situaciones sin perder el control sobre ellas.
- Sentido del humor: cualidad indispensable para encontrar la chispa cómica en medio de la oscuridad de las adversidades, tomando distancia del foco de tensión, con la capacidad de relativizar los problemas.
- Creatividad: que nos sirve para crear orden y propósito a partir de una situación de caos y desorden, independientemente de la fuente que la haya provocado.
- Ética: una de las características más importantes, que nos compromete con los valores del bien hacer y extiende el deseo personal de justicia hacia todo nuestro entorno.
En resumen, podemos decir que la resiliencia es la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia de cara a circunstancias adversas de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido e incluso transformado. Y hasta puede creerse que la resiliencia es innata, pero la realidad es que esta facultad es el fruto de una interacción entre lo innato y lo adquirido, por lo que va evolucionando a lo largo de la vida.
Dicho lo anterior, podemos pasar a mencionar algunos de los errores más comunes, sobre todo para aquellos agentes que apenas inician en esta noble actividad, que yo resumo en tres conceptos.
- a) Esperar demasiado tiempo hasta que exista la posibilidad de hacer un negocio enorme; porque, si no comenzamos con lo básico, es muy probable que este emporio nunca llegue.
- b) Morir de éxito; esto sucede cuando se consigue un logro importante iniciando la carrera, un logro que nos catapulta a alturas insospechadas pero que no nos permite ver que aún hay mucho camino por recorrer, y terminamos fracasando por haber celebrado de más.
- c) No poder decir no cuando la situación lo amerita; porque con la emoción del momento podemos llegar a comprometer innecesariamente algo que no es factible (y que tampoco era necesario comprometer).
Ojalá, mis estimados amigos, que cada vez encontremos en la industria aseguradora más líderes resilientes que hagan crecer al sector y que infundan en sus equipos el ánimo de seguir adelante en esta noble profesión; porque, como todos sabemos, los inicios como agente de seguros (y también como funcionarios) suelen ser complicados y tortuosos, pero la recompensa es grande para los que saben esperar y manejar las situaciones.
Para finalizar mi participación de este mes quiero comentarles que, además del buen recibimiento que tuve por parte de los amigos sonorenses, me llevé grandes enseñanzas de los compañeros con los que compartí escenario, pero sobre todo de los asistentes, pues tuve la oportunidad de conocer a algunas personas muy interesantes, con una vibra positiva increíble y que, más allá de lo que aprendieron de mi charla, me dieron una lección de vida muy grande. Pero de ellos quizá hablemos en otra ocasión; les prometo buscar el tema y la oportunidad para presentárselos por aquí, tal como hice con mi muy estimada Nice hace algunos años.
Deseo para todos ustedes un inicio magnífico del trimestre más productivo del año, y los invito a que en noviembre me acompañen nuevamente para que Charlemos Seguros acerca de otro interesante tema relacionado con nuestro querido sector asegurador.
Un abrazo para todos.