Cuando hablamos de responsabilidad social empresarial, nos referimos al hecho de que las empresas tienen que asumir las consecuencias de sus actividades, tanto de los factores que presuponen el desarrollo de dichas actividades como de los perjuicios que éstas pueden causar. Todos somos responsables de nuestros actos y de las consecuencias que deriven de ellos.
La ISO 26000 define la responsabilidad social como:
La responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medio ambiente, responsabilidad que se asume mediante un comportamiento transparente y ético que:
- Contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad.
- Tome en consideración las expectativas de las partes interesadas.
- Cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento; ésta deberá estar integrada en toda la organización y se ha de llevar a la práctica en sus relaciones.
¿Pero cómo se concreta, cómo se materializa la noción de responsabilidad social en las empresas?
Mediante el compromiso social cooperativo, que deriva en diversas políticas y acciones de responsabilidad; por ejemplo:
- Responsabilidad medioambiental
Todas las actividades empresariales tienen un impacto sobre el medio ambiente, desde el tipo de materias primas que se utilicen hasta la distribución de los productos, pasando por su fabricación. Para ser responsable en este aspecto, es preciso optimizar en lo posible los recursos utilizados y tratar de minimizar su efecto con, por ejemplo, medidas de ahorro energético, ahorro de papel, uso de energía limpia, transporte colectivo para los empleados, ahorro de agua, etcétera.
- Responsabilidad comunitaria
Las empresas contribuyen junto con sus colaboradores al desarrollo positivo de las comunidades en las que se insertan; por ejemplo, colaborando con la sociedad en la limpieza de ríos y arroyos, en la reforestación de zonas dañadas, en la alfabetización de la población, en el impulso de campañas antidrogas o patrocinando campañas para salvar especies en peligro de extinción, etcétera.
- Responsabilidad frente al mercado
Los clientes son muy importantes. Es responsabilidad de las empresas mantener estándares de alta calidad en sus productos y servicios. Como muestra de ello, en el sector se está trabajando en seguros inclusivos, dirigidos a poblaciones vulnerables.
- Responsabilidad respecto al puesto de trabajo
Detrás de las empresas están sus colaboradores, por lo que es de suma importancia crear un ambiente de trabajo que concilie los ámbitos de la profesión desempeñada y la familia, apoye en la educación y formación laboral y personal, mantenga un trato cordial y respetuoso en el que se destierre el acoso laboral y propicie la equidad de género.
La responsabilidad social es un asunto con múltiples aristas e implicaciones que redunda en beneficio de todos los actores que intervienen. Como individuos podemos contribuir así:
- Impulsando con nuestra compra los productos que hayan sido elaborados con prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
- Participando en los esfuerzos de cuidado del ambiente, educación, etcétera, que impulsen las empresas en las que colaboramos.
- Actuando éticamente en todas nuestras actividades mediante el trato respetuoso que brindemos a los demás como si fuéramos nosotros mismos.
Se trata de decisiones cotidianas e individuales pero que a gran escala pueden convertirse en acciones contundentes para materializar un cambio profundo en la forma en que interactuamos como países. No son solo buenas intenciones; son hechos para garantizar la supervivencia del planeta y de nosotros mismos, así como de otras especies.
Todos estamos concernidos y debemos actuar de la manera más cohesionada posible. La idea es apostar por un mundo con más oportunidades, menos desigualdad y más transparencia. Vivimos en el mismo planeta, en el mismo país; somos parte de la misma sociedad.