El agente o promotor como empresario (parte 1)

Charlemos seguros

El asegurador

El mes anterior comentamos en este espacio que ser emprendedor no es el único requisito para formar una empresa, y vimos que una planeación adecuada  en el equilibrio de talentos debe constituir el pilar fundamental para la conformación de un negocio. Ahora platicaremos de las características básicas que debe poseer nuestro emprendimiento   para funcionar y operar como una empresa en toda regla.   

“Si tu negocio requiere indispensablemente   tu presencia para operar, entonces no tienes un negocio;  tienes un autoempleo”. Contratar gente, invertir dinero, dar de alta una persona moral, elaborar  organigramas, etcétera, son acciones necesarias pero no suficientes para dar origen a una empresa; en otros términos, por sí mismas no conforman  una empresa.  

Conozco una   cantidad grande de despachos que se consideran empresas. En ellos, independientemente del número de empleados, la operación sigue siendo la que dicte el  líder, aun cuando los asistentes se desempeñen en puestos con nombres muy ostentosos. Es decir, la responsabilidad total del negocio recae sobre el líder; y, al faltar o verse disminuido éste, el negocio desaparece o al menos declina gravemente.      

De la misma forma, este tipo de despachos son los que definitivamente enfrentarán mayores problemas para una sucesión.  El problema radical que se presenta en estos casos es que no se cuenta con los elementos fundamentales que deben vertebrar a  una empresa.

Las características fundamentales de toda empresa, que paulatinamente detallaremos en esta columna, son: misión, visión, objetivo estratégico, estructura de administración, estructura de marketing e institucionalización. Cada uno de estos elementos forma parte de un rompecabezas que  toda empresa debe acomodar para funcionar eficientemente como tal.

La misión,  muchas veces tomada o llevada a cabo como un requisito meramente nominal, sin fondo, considero que es el cimiento para la formación de todo negocio.  La misión debe expresar cuál es la razón de existir del negocio y cómo encaja éste en el complejo enramado de nuestra sociedad, comunidad y entorno económico. 

Si no se tiene claro cuál es la misión de una organización  y esta misión no se comunica adecuadamente con el objetivo de que forme parte del quehacer cotidiano de la empresa, ésta  se encontrará, como sucede muy frecuentemente, sin rumbo, obtendrá resultados muy inciertos y evidentemente encarará serios  problemas para atraer y retener talento dentro de su estructura corporativa.      

Si en el pasado o presente has enfrentado dificultades para integrar a   los empleados adecuados que ayuden a hacer crecer tu negocio, pregúntate qué  tan clara es tu misión y qué tan eficazmente la has transmitido. ¿Los empleados y tú  trabajan solo por el dinero? ¿Qué los motiva? ¿Frecuentemente te quejas de que tus empleados tienen baja responsabilidad o entrega? Dale a la gente un motivo o propósito de grupo que sea valioso para todos, y los tendrás comprometidos con su trabajo y con el negocio.

La visión  refleja el sueño del líder.  Se dice que, si se puede soñar, se puede lograr; por lo mismo, si soy claro en el sueño, en la visión, en lo que quiero que el negocio alcance, la probabilidad de lograrlo será siempre muy  alta. Los sueños compartidos son la base del liderazgo, y el liderazgo es la base de un equipo eficaz de trabajo. ¿Quieres que tu equipo te ayude a alcanzar tus sueños? Haz tu sueño el sueño de ellos, y tendrás unos guerreros a tu lado que lo defenderán celosamente, que lucharán  hombro con hombro contigo para alcanzar tus objetivos.

Todo el mundo sabe  que, si no tienes un objetivo adonde  llegar, pues entonces ¡ya llegaste!… Ya no hay adónde  ir. Un objetivo estratégico bien  definido en una empresa es tan importante que el hecho de no contar con él  es como salir a carretera sin saber adónde queremos ir. Seguro llegaremos a algún lado, pero   es muy probable que ese destino no sea aquel al que queríamos llegar.    

 Peor aún, cuando un equipo de trabajo labora sin un objetivo específico claro, cada quien se esfuerza por propósitos diferentes   y, consecuentemente, se desperdicia una cantidad muy grande de recursos. Una carga de trabajo que parece interminable al lado de esfuerzos baldíos que no se reflejan  en resultados sobresalientes es reflejo inequívoco de objetivos estratégicos no delimitados, vagos, difusos. Dale a la gente un destino u objetivo adonde deba llegar, y verás cómo  rápidamente se vuelve más eficiente.         

El objetivo de tener una estructura de administración implica llevar a cabo todo el proceso administrativo, que consta de planeación, organización, dirección y control.  Fundamentalmente, este elemento se refiere a organizar las jugadas tácticas necesarias para el logro de objetivos y llevarlas a la ejecución de una manera adecuada. 

Esta característica de una empresa eficiente tiene como elemento  clave la organización del equipo y la delegación de responsabilidades.  El secreto de delegar no es dejar que alguien realice  un trabajo por nosotros, es decir, no es simplemente encargar una tarea; es dejar que alguien  asuma la responsabilidad de una sección  de la empresa por nosotros, encargar esa  responsabilidad. 

Una división apropiada y correcta de responsabilidades es lo que permite multiplicar, crecer, alcanzar objetivos más  altos. Dale a la gente responsabilidades claras de acuerdo con sus talentos, capacidades y competencias, y tendrás un equipo de alto desempeño con el que realmente podrás alcanzar tus sueños.

Ser empresario es mucho más fácil de lo que parece. Resolver gran parte de los problemas a los que nos enfrentamos cuando queremos hacer de nuestros negocios una empresa no tiene por qué  ser complejo; simplemente deben seguirse algunos puntos básicos y comprometernos con avanzar poco a poco profundizando en ellos. Cualquier paso en esta dirección es muy valioso, y te sorprenderás de ver cómo   dejando madurar lo suficiente pequeñas acciones éstas producen grandes efectos. Solo hay que empezar. 

En la próxima columna tocaremos el tema de estructura de marketing,   que en una empresa de ventas es el punto fundamental (porque edificar  una empresa de ventas no quiere decir llevar las riendas de una empresa de administración eficiente, sino lo que su nombre indica:  una empresa de ventas). También ofreceremos  algunos consejos de cómo llevar a cabo todos estos elementos de forma institucional para  que puedan desarrollarse, estemos presentes o no estemos presentes nosotros.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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