Cuando el tiempo para hacer algo es exacto, adecuado, correcto, simplemente se siente. Lo llamamos timing, adoptando este anglicismo que con una palabra dice mucho. “Es cuestión de timing”, solemos decir.
Cuando Daniel Pink comenzó a investigar acerca del timing, vio que ciertamente había mucha literatura al respecto pero que estaba muy desordenada. Lo que quería averiguar era el efecto del timing en nuestro cuerpo y cómo afecta éste a nuestra toma de decisiones.
Pink descubrió que el timing es una ciencia por sí sola. Nuestro cuerpo nos dice cuándo hacer ejercicio, cuándo tomar un descanso, cuándo dormir… Pero ¿cómo usarlo a nuestro favor?
Pink tomó como medida un día, el tiempo que le toma a la Tierra dar la vuelta sobre su propio eje, como referencia para identificar ciclos y patrones que afectan a nuestro estado de ánimo y desempeño.
Mediante el análisis de big data obtenido tras la disección de 500 millones de tweets, pudo identificar que a partir de las 6:00 de la mañana nuestro estado de ánimo está en un nivel intermedio, sube un poco hacia las 8:00 h, baja sensiblemente durante el medio día y comienza a subir de manera constante desde las 18:00 h y hasta las 23:00 horas. Esto se vio de manera generalizada.
Para medir el desempeño, un científico de la Universidad de Nueva York reunió información de llamadas telefónicas y su efecto en el precio de las acciones de empresas públicas, y descubrió que las llamadas que se realizaban por la tarde solían ser más negativas, irritables y combativas, lo que repercutía perceptiblemente en el precio de cotización de las acciones.
En Dinamarca se llevó a cabo un estudio con dos millones de exámenes aplicados a estudiantes y se demostró que aquellos que los resolvían por la tarde tenían un desempeño mucho menor que quienes los contestaban por la mañana. Los errores médicos en cirugías también se incrementan por la tarde.
Así que se determinaron tres conclusiones:
- Las habilidades cognitivas cambian en el transcurso del día.
- Las fluctuaciones en el día son mucho más profundas de lo que pensábamos.
- La mejor hora para realizar una actividad en el día depende de la naturaleza de la misma actividad.
Obviamente, éstas son generalidades. También se descubrió que 15 por ciento de las personas son “diurnas” y otro 15 por ciento son “vespertinas”, lo que deja a las demás personas (70 por ciento) como organismos que funcionan más apegados a los ciclos que acabamos de describir.
Es importante determinar nuestro cuándo de cada día para asignarnos actividades que vayan de acuerdo con el ritmo de nuestro cuerpo. Por ejemplo, en la mañana, cuando estás en un pico de estado de ánimo y desempeño, puedes desarrollar tareas más analíticas; cuando baje, asígnate tareas más administrativas; y, a medida que avanza la tarde, ya dentro de un estado de recuperación, aprovecha el tiempo para hacer reflexiones y generar nuevas ideas, ya que es cuando más activo te encontrarás.
“La verdad es que esto suena ideal, pero no lo hacemos. No pensamos en esto cuando programamos una reunión, o no permitimos tomarnos un break cuando sabemos que no estamos respondiendo adecuadamente”, afirma Pink.
Identificar nuestros momentos del día nos ayudará a planificar mejor nuestras actividades de acuerdo con el ritmo y energía que tengamos. Es algo que hay que hacer conscientemente al principio; después se vuelve casi instintivo. “No trabajes más; trabaja más inteligentemente para vivir mejor”, concluyó Pink.
Daniel Pink difunde la ciencia de la motivación para impulsar la participación, despertar la innovación y crear mejores líderes. Autor de Cuándo: los secretos científicos del momento perfecto y otros best sellers que se han traducido a 38 idiomas y han vendido más de tres millones de copias. Sus charlas TED están en el Top 10 de todos los tiempos.