En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
Erich Fromm (1900-1980), psicólogo social judío-alemán
PARADOJA:
- Idea extraña o irracional que se opone al sentido común y a la opinión general. Contradicción, al menos aparente, entre dos cosas o ideas. // Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que expresan contradicción.
Hace unos días terminé la primera parte de una gira con ANA Compañía de Seguros, a quienes he tenido el gusto de apoyar a representar su marca, difundirla y dar a conocer sus diferencias competitivas por todo nuestro bello país, hasta ahora con 30 conferencias sobre el tema de La paradoja tecnológica; o sea, mis opiniones y análisis sobre la ola de tecnología y robótica que ya repercute sobre la venta de seguros pero no así aún sobre la venta de asesoría, para comprar, administrar y manejar riesgos, lo que a ojos de muchos (incluyéndome) es la actividad de los agentes de seguros y fianzas.
La experiencia ha sido maravillosa y enriquecedora en muchos sentidos, que seguramente me darán para compartirles en estas columnas. No obstante, hace unos días un buen amigo en Chiapas me pidió describir la experiencia de haber estado durante todo este año en prácticamente todo el país escuchando y conviviendo con agentes y personas de cada ciudad y expresar en una palabra el momento que vive México a través de mi experiencia.
Y mi respuesta fue simple: vivimos un tiempo de paradojas.
La paradoja tecnológica y viajar por el país
Por un lado, en efecto, vivimos la paradoja que menciono en las conferencias respecto a que la tecnología une y a la vez separa a las personas; por un lado tenemos a cientos de jóvenes, adultos y ancianos ligados muchísimo tiempo a sus pantallas de teléfonos celulares, algunos distrayéndose con juegos, otros trabajando constantemente y otros hablando con personas y familiares que, de no ser por estos nuevos inventos, tal vez nunca podrían haberlo hecho.
Por otro lado, vivimos la paradoja de una patria que vive la consecuencia de más de 50 años de parálisis social y una educación centrada en obedecer y elegir patriarcas, y no en actuar y unirse socialmente. El Gobierno actual en estos primeros seis meses ha demostrado (y creo que lo seguirá haciendo) que fue electo por principios que nos unen a todos por naturaleza, pues quién no desea un país sin corrupción, con ayuda a los desprotegidos y con una brecha menor entre pobreza y riqueza extremas.
No obstante, el actual patriarca elegido por la mayoría de los mexicanos, una vez más esperanzados, y luego de una campaña de 18 años, no deja de sorprender con sus declaraciones en primera persona y, a diario, sus decisiones arrebatadas y caprichosas, desconociendo los datos que su propio equipo genera y haciendo recalcitrantes planes de corto plazo. Justamente lo contrario de lo que necesita un país como el nuestro: estadistas que se despojen del ego, que sepan formar y generar equipos que funcionen sin su autoridad directa y con base en resultados; y, sobre todo, proyectos transexenales, pues es de tontos creer que economía, gobiernos y proyectos se puedan resolver en seis años por voluntad de una sola persona.
México, entre la división y el encuentro
Veo también una esperanza mientras nos dividimos ideológicamente, y creo que esa mayoría que votó por una supuesta transformación del país podrá ver las acciones y quedará convencida de que un solo líder no cambiará a este país. Es la acción social, común, del diario esfuerzo ciudadano lo que cambia; y sí, necesitamos liderazgos fuertes, pero no un solo líder idolatrado, sino lideres en las comunidades vecinales, sociales, empresariales, laborales, gremiales y todas aquellas que México necesite para dejar atrás estos tiempos de declaraciones mañaneras y actos incongruentes.
En lo que respecta a los agentes y su actividad, ya lo he declarado, y creo genuinamente en esto: la actividad humana que realizan frente al cliente en sus tres principales momentos de verdad, al contratar, conservar y actualizar, y en el momento de un siniestro, difícilmente podrá ser superada por la tecnología; más bien los agentes pueden usarla para obtener datos, cotizaciones y respuestas más rápidas para sus clientes, así como gracias a ella pueden estar presentes todo el tiempo, al alcance y en su cotidianidad, gracias a las redes sociales, para con ello lograr aprovechar y diferenciar el servicio que ofrecen, que, insisto, es la asesoría.
Los agentes que solo se consagren a competir por razones lógicas de coberturas y precios ciertamente tendrán dificultades, pues las máquinas y los robots pueden comparar, cotizar y procesar datos más rápido que un agente y con absolutamente todas las compañías del mercado, que pronto las usarán para llegar al consumidor que compra de manera directa.
Pero para quienes quieran sentir la diferencia de ser tratados por un ser humano siempre existirán los agentes, y los clientes pagarán por ello siempre que encuentren el valor en esta asesoría.
Así que, en todo sentido, creo que no hay nada que temer: afrontemos vivir la paradoja.
Lo que un día aborrecimos puede ser lo que hoy agradezcamos