El panorama de la fianza comienza a cambiar. Después de más de 100 años de que este sector se acostumbró a ser garante “casi exclusivo” de la obra pública, hoy su intervención en importantes construcciones del sector privado es mucho más valorada y usada, hecho que es considerado por la industria afianzadora como un signo inequívoco de que en la iniciativa privada comienza a gestarse un cambio de mentalidad y cultura en cuanto al consumo de las garantías.
Así lo considera Mario J. Carrillo López, director general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Garantías (AMIG), al conversar con El Asegurador acerca del panorama y oportunidades que este sector tiene de cara al nuevo gobierno, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Carrillo López señaló que, después de experimentar un 2016 y 2017 no tan buenos en cuanto a resultados, el sector afianzador experimentó finalmente en 2018 un cierre de ejercicio excelente derivado de la instrumentación de proyectos, como el Aeropuerto Internacional de CDMX, y de reformas, como la energética, que desencadenaron contratación de fianzas para diversos conceptos.
Sin embargo, agregó el director general de la AMIG, el sector también vivió un episodio que pasó del optimismo, por los resultados alcanzados en 2018, a la natural incertidumbre, por el cambio de sexenio; y esta zozobra se hizo más aguda de lo que se esperaba luego de la decisión de suspender la edificación del aeropuerto de CDMX, “porque ahí estaban comprometidas muchísimas garantías que formaban parte de una obra ya en operación, lo que ocasionó, además de pérdidas para la fianza, cierto desconcierto sobre el futuro que le deparaba a este instrumento la nueva administración del país”.
Durante el sexenio anterior, dijo Carrillo López, el sector afianzador supuso que, por las reformas estructurales y proyectos de gran envergadura que habían quedado en marcha (más los que se sumaran en el presente Gobierno), las garantías comenzarían a fluir en cascada. No fue así.
Principalmente por el tema energético y por la derrama que en teoría tendría el sector afianzador derivada de las rondas, licitaciones y contratos de asociación de Petróleos Mexicanos (Pemex) con terceros, los afianzadores estaban ciertos de que las expectativas hacia el futuro inmediato serían muy buenas, sobre todo respecto de los contratos secundarios, apuntó el funcionario.
La sorpresa apareció, dijo Carrillo López, cuando arrancaron las rondas de licitación y los afianzadores se dieron cuenta de que, desafortunadamente, no aparecía la fianza como mecanismo de garantía, bajo el “argumento” de que los asesores solo reconocerían como garantía la carta de crédito. De inmediato comenzó el acercamiento de los afianzadores con los diferentes titulares de las dependencias de Gobierno.
Después de una serie de negociaciones con los diferentes titulares, agregó Carrillo López, lograron incluir a la garantía en diversos proyectos. La historia corta es que al final del sexenio, a diferencia de los dos años anteriores, se registró en el ramo de Crédito un crecimiento muy marcado, tan grande como hace años no se daba: 34 por ciento.
Dentro del nuevo escenario, señaló el director general de la AMIG, el sector tenía fianzas con Pemex, pero también con nuevos jugadores que comenzaron con el negocio de la distribución del hidrocarburo y las gasolineras, y todos a su vez pidieron a sus proveedores garantizar las operaciones con fianzas, de tal manera que la práctica de solicitar garantías comenzó a darse también fuera de los esquemas del Gobierno.
“Lo anterior es solo un signo de que en los últimos años ha despertado la conciencia de la importancia de adquirir fianzas en el sector privado. Hay entonces una diferencia respecto al pasado inmediato, cuando solo las solicitaban como requisito para licitar frente al Gobierno”, explicó el funcionario de la AMIG.
Desde el punto de vista de Carrillo López, poco a poco el enfoque y el valor de este instrumento financiero han cambiado, y ha pasado de ser un simple trámite para concursar por los negocios a afirmarse como una necesidad responsable y adecuada de proteger el patrimonio frente a un tercero. Eso es de gran valor, porque la garantía, que ha estado muy habituada a atender las necesidades nacionales, ha comenzado a figurar en la lista de prioridades de los particulares. Se percibe un cambio de visión que, sin duda, beneficiará tanto a la fianza como a sus usuarios.
Por otra parte, el entrevistado indicó que México enfrenta un episodio presidencial inédito; y, aunque éste se inició con decisiones controversiales, como la suspensión del aeropuerto de CDMX, en el que ya estaban implicadas grandes cantidades de dinero y fianzas, el sector afianzador mantiene la expectativa de que en el proyecto de nación actual hay oportunidades que beneficiarán a la fianza.
“Es común que, al arrancar el sexenio, haya una desaceleración en la emisión de fianzas. Es un ciclo natural ante el cual no hay que preocuparse de más porque, aunque en el nuevo Gobierno hay una directriz de austeridad muy fuerte ante el presupuesto que ejercerán, dentro del recurso aprobado está previsto un incremento de entre 6 y 8 por ciento para infraestructura respecto del presupuesto del año anterior, y eso es muy positivo para nosotros”, expresó Carrillo López.
El director general de la AMIG consideró que, más allá de la coyuntura o de la opinión política, económica y social (que tienen su trato específico), hay proyectos en esta administración claramente atractivos para que sean garantizados, entre ellos el Tren Maya, Dos Bocas (que ya se anunció), el Aeropuerto de Santa Lucía y el Plan Nacional de Reconstrucción, que tiene apartados muy importantes.
“Por experiencia, como afianzadores sabemos que lo que se anuncia y se prevé en el presupuesto a escala federal tiene una posibilidad muy grande de que sí se haga, y eso debe generarnos certidumbre como gremio”, externó el director de la AMIG.
Por otra parte, Carrillo López indicó que en el ámbito local, en el programa de reconstrucción de CDMX (que tiene un enfoque altamente social, aunque las fianzas no son de gran cuantía), sin duda apoyarán la política de reconstrucción y desarrollo de infraestructura del gobierno actual y además darán pie a que el sector afianzador vea en los contratos por volumen otra forma de hacer negocio y de expandirse en el mercado.
El entrevistado refirió que, no obstante, hay otros nichos de oportunidad que también prometen crecimiento y llevan mucha sinergia. “El año pasado se arrancó con el programa de garantías para las pymes, garantías para los emprendedores que fueron muy atractivas porque eran apoyos que daba el Gobierno para la gente emprendedora, para que sus proyectos y programas estuvieran garantizados en asignaciones de dos millones de pesos para arriba”.
Con el nuevo Gobierno lo anterior cambió, y ahora es obligatorio que los emprendedores garanticen el recurso a partir de 500 mil pesos, de tal manera que la base de solicitantes de fianzas se ampliará de manera importante, señaló Carrillo López.
Pero el especialista en fianzas anunció una garantía más en la que han estado trabajando y que arrancará en junio: la garantía para Mercancías Sensibles, un producto que, a decir del entrevistado, han estado solicitando con mucha insistencia los sectores dedicados a la importación.
Al preguntarle cuál es su pronóstico para la fianza en lo que resta del sexenio, Carrillo López señaló que en esta industria están en un momento coyuntural en el que se presentan grandes oportunidades ante las cuales toca honrar la obligación fiadora.
“La receptividad que hoy están mostrando otros nichos de mercado necesita nuestro acompañamiento, pero no solamente respecto al fiado, sino también respecto al beneficiario, a fin de hacer mucho más entendible y atractiva esta figura”, concluyó.